
EnglishVit Jedlicka debe ser el presidente más joven —y accesible— del planeta. Es el mandatario de la nación más joven del mundo, también: La República Libre de Liberland, con apenas 10 meses de fundada, una nación libertaria que sus vecinos, en lo que llaman el polvorín de Europa, no saben si ignorar, si tomar en serio o no.
Hija de la aldea global, Liberland, su conmovedora bandera amarilla y negra y su consigna “Vive y deja vivir” han despertado entusiasmo en todas partes. Sin haberse establecido formalmente en su minúscula terra nullius entre Serbia y Croacia, la nación (más que nación, aún un concepto), empieza a ser el movimiento liberal-libertario más grande del mundo, y a formar una red que comienza a tener capacidad de influencia.
Jedlicka estuvo en Caracas, la capital de Venezuela, participando en un foro organizado por la seccional local de Estudiantes por la Libertad, y luego de haber pasado por México, estará también en Estados Unidos explicando qué es Liberland y por qué representa la esperanza de un cambio para la política mundial.
¿Cuál es la situación actual de Liberland y los últimos acontecimientos en ese país?
Tenemos unas 400 mil personas registradas en nuestra página web y unas 86 mil ya elegibles para ciudadanía. Creo que ese es el logro más importante que podemos mostrar, en términos de interés de la gente en nuestra propuesta.
¿Cuántas de las personas que se han inscrito en la página web Liberland.org son latinoamericanas?
Creo que están entre 10% y 15%.
Liberland, o el proyecto de Liberland, está ubicado en una zona muy peligrosa geopolíticamente: los Balcanes, entre Serbia y Croacia. ¿No teme que una simple reclamación de territorio acabe con ese sueño?
Es una pregunta importante. Serbia ha dicho directamente, luego de que empezáramos Liberland, que no es su territorio, y que básicamente no les interesa reclamarlo; y Croacia aún quiere que este territorio sea parte de Serbia, lo cual pues es un poco contradictorio con lo que nosotros queremos, pero creo que aún podemos hacerles entender que Liberland es mucho más beneficioso para Croacia que si el territorio pertenece a Serbia.
¿Son los 7 kilómetros cuadrados de Liberland espacio suficiente para toda la gente que quiere vivir allí, tomando en cuenta de que ya tienen 400 mil inscritos?
Bueno, podríamos intentar acomodarlos allí, pero creo que es más importante difundir en el mundo la idea de Liberland, en lugar de que todo el mundo viva allí.
Eso nos lleva a la pregunta de si Liberland es un país real, o simplemente es una idea muy atractiva que se expresa en forma de país, porque es un concepto, no una nación con soberanía e instituciones…
Todas las naciones son ideas, son conceptos. Liberland es tan real como cualquier otro país; cuando hablaba con las autoridades croatas sobre Liberland, estas me decían que Liberland solo estaba en mi cabeza, y les dije que es lo mismo que Croacia y todas las naciones; existen porque están en la mente de las personas que se consideran sus ciudadanos. Son creaciones de la gente. Y ya hay un número lo suficientemente grande de personas que consideran que Liberland es un país, y eso es un gran comienzo para consolidarlo como nación.
¿Están ustedes considerando obtener reconocimiento de otras naciones, establecer relaciones diplomáticas, un Estado permanente?
Esa es la razón por la que ya he visitado unos 50 países: Establecer conexiones diplomáticas, y estoy muy feliz de que haya tanta gente de mente abierta en países como Venezuela, una nación que ha solido reconocer países en problemas alrededor del mundo. Esta es una de las razones por las que estoy haciendo esta gira.
Usted llega a uno de los países menos libres del mundo, según todos los rankings internacionales. ¿Qué mensaje le enviaría a los venezolanos en este momento de su historia?
Creo que en términos generales la gente en Venezuela tiene buenas intenciones, pero no sabe expresarlas apropiadamente. También para esto fue creada Liberland: para servir como un buen ejemplo sobre cómo puede organizarse una sociedad a partir de la libertad.
¿Qué cree usted que la gente encuentra atractivo en el concepto de Liberland?
Creo que es la cantidad de libertad, que está en descenso en todas partes del mundo. Los impuestos en Europa ya alcanzan 60 o 70% de los ingresos brutos, en algunos países europeos hay más de 180 mil páginas de regulaciones; si usted pone todas las páginas de regulaciones, una detrás de otra, alcanzan 60 kilómetros de papel. Hay una verdadera necesidad de un país que sea realmente libre.
Una de las leyes de Liberland prohíbe el endeudamiento del Estado. Supongamos por un momento que ustedes logren establecerse en su territorio, ¿cómo financiarían, por ejemplo, la infraestructura que el país requiere?
Nosotros no creemos que el rol del Estado sea crear infraestructura. El Estado en que nosotros creemos está allí para crear un buen marco para que sean los particulares los que desarrollen sus negocios. Y estamos pensando en cosas como carreteras, que sean construidas por particulares.
¿Hay personas ya viviendo en Liberland, o sigue siendo una tierra deshabitada?
No todavía. Hay mucha gente viviendo fuera de Liberland, cerca de sus fronteras, y hay, por supuesto, el problema de establecer un marco diplomático que nos permita residir permanentemente allí. No hay más obstáculos que ese para establecer una nación que florezca. Y yo estoy seguro de que esto se concretará más temprano que tarde, con las naciones vecinas.
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¿Y hay planes para ocupar el territorio en un futuro inmediato?
Sí. Es la razón por la que en abril celebraremos una conferencia para celebrar nuestro primer año de existencia. Será apenas a 5 kilómetros de sus fronteras y habrá muchos asistentes, políticos y profesores de todas partes del mundo; y luego celebraremos un festival a mediados del verano boreal, y esperamos que asistan unas 5 mil personas. Pensamos que va a atraer a muchas personas con mentalidad libertaria y será muy divertido. En algún momento presumo que vamos a poder tener control sobre este territorio.
¿Cómo llegó usted a la idea de formar una nación libertaria?
Participé durante cinco años en política en la República Checa, tratando de convertirla en un país más parecido a Suiza, más independiente, con la creencia de que estar fuera de la Unión Europea es más beneficioso que estar dentro de ella, por sus regulaciones e impuestos. Pero parece muy difícil cambiar las cosas dentro del sistema. A pesar de las campañas de propaganda, aún a la gente le parece que siempre deben gobernar los mismos; y eso que no se cansan de quitarle a la gente para vivir bien ellos.
Así que lo que estaba haciendo me pareció muy ineficiente, y empezar un país nuevo me pareció mucho más sencillo que cambiar la política checa.
Usted prácticamente no debe recordar la era comunista en su país, pero uno tiene la impresión, desde fuera, que en los países que formaban parte de la Cortina de Hierro se están creando movimientos liberales y libertarios más poderosos que en el resto de Europa. ¿Eso es así o es solo una percepción?
Yo tenía unos ocho años cuando se terminó el comunismo, pero recuerdo ciertas cosas. Nuestro partido tenía un solo miembro en el Parlamento Europeo, y cuando uno llega al Parlamento Europeo se da cuenta de que movimientos como el nuestro prácticamente no tienen influencia en él. La posibilidad de cambiar algo en el marco de la Unión Europea es mínima.
En Europa hay un movimiento, que yo no sé si llamar libertario, pero sí de gente que quisiera tener más libertad, y creo que la base de ese movimiento no está en Europa del Este, sino en el Reino Unido, donde usted puede ver que los conservadores se están convirtiendo en un movimiento más orientado a las libertades personales.
Creo que ese es el sitio desde donde se producirán los cambios, como lo fue en la Revolución Industrial, que justamente nació en Inglaterra y luego se extendió por todo el continente.
Un mensaje para todos los que quieran formar parte de Liberland o solicitar la nacionalidad…
Yo invito a todo el que quiera solicitar la nacionalidad que lo haga, es gratis. Estamos haciendo el grupo de personas de mentalidad liberal más grande del mundo, y esperamos pronto tener unas 60 o 70 oficinas de representación internacionalmente. Si alguien tiene la capacidad de ayudarnos, lo apreciaríamos y sería para beneficio mutuo.
Algunas de las personas que se inscriban nos pueden ayudar a establecer las oficinas, otros pueden ayudar promoviendo las ideas de libertad o con relaciones diplomáticas, o mudarse a Liberland el verano y ayudarnos a establecernos allí. Hay muchas maneras de colaborar.