El fundador de la Iglesia Cristiana Maranatha, el pastor evangélico venezolano Javier Bertucci, se desmarcó de las acusaciones que se le han hecho en el marco de la investigación conocida como #PanamaPapers, afirmando que todas las menciones que se han hecho a su persona son falsas: Que no tiene empresas en Panamá, Estados Unidos ni Venezuela, que no tiene cuentas en moneda extranjera y que la iglesia que regenta ha fundamentado su crecimiento exclusivamente en las donaciones voluntarias.
Bertucci descartó que vaya a proceder judicialmente contra la periodista venezolana Katherine Pennachio, autora de los reportes que lo vinculan con las empresas Stockwin Enterpise Inc. (Panamá); y Biometrix-Med Equipment Corp. (Miami); sí reconoció ser propietario de la empresa Construcciones Bertucci, pero señaló que esa empresa, constituida en 2010, “jamás ha operado, nunca tuvo actividad”; igualmente, admitió que fue imputado por contrabando de diesel de la empresa Tecnopetrol, pero señaló que en esa firma, fue nombrado directivo como una suerte de “aval moral” para una ayuda que la compañía iba a brindar a su Iglesia, y solo asistió a tres reuniones del directorio; agregó que a seis años de la imputación, permanece en libertad plena y está confiado de que la investigación en su contra sencillamente caducará.
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Rodeado de decenas de sus seguidores, los mismos que el jueves en la tarde posicionaron (espontáneamente, según afirmó) #YoEstoyConJavierBertucci como segundo HT más popular de Twitter en Venezuela; y con una puesta en escena cuidadosa que incluía camarógrafos y técnicos de su Iglesia, Bertucci se definió como “un hombre de paz”, que jamás ha tenido relaciones de negocios con el Gobierno venezolano ni ha solicitado dólares a ese mismo Gobierno. Sí deploró el “daño moral” que se le ha hecho, porque, afirmó, “mi familia ha sufrido”; aún así, pidió disculpas a Pennachio si alguno de sus seguidores la insultó en la red social, y señaló que desoirá a aquellos que lo “insultaron” acusándolo con el uso de esa misma etiqueta.
“Me elevaron desmasiado duro”
Sobre su supuesta participación en Stockwin Enterprise, Bertucci dijo que esta compañía, de un empresario judío-venezolano de apellido Obadía, se dedica a importar comida a Venezuela. El pastor le habría solicitado ayuda para importar carne a fin de paliar la crítica situación que viven los sectores populares venezolanos (en los que, afirmó, suministra, algunos fines de semana, hasta 30 o 40 mil platos de sopa) y este le habría respondido que intentara gestionar dólares “preferenciales” (en Venezuela existe un rígido control de cambios desde 2003) para lograr la importación.
Dos situaciones evitaron que esto sucediera: Que Bertucci solicitó más garantías y que “simplemente desde el Estado venezolano me dijeron que no había dólares, que todas las importaciones de alimentos las hace el Gobierno”. Que esté mencionado en documentos electrónicos del bufete panameño Mossack Fonseca (y de allí a los #PanamaPapers) obedece a consultas que habría hecho Obadía, quien sí es cliente de este escritorio, sobre la situación.
[adrotate group=”7″]Sobre Biometrics, Bertucci también descartó cualquier participación en esa firma, y dijo que su participación obedeció a que Medicaid iba a descontinuar 13 estaciones de diálisis en Florida, para reemplazarlas por otras más modernas, y él intentó que se las donaran para utilizarlas en Venezuela. Finalmente, fueron a otro país latinoamericano, destacó.
Sobre la última acusación (la de que se obligaba a los feligreses de su Iglesia a realizar donaciones), Bertucci reiteró que todas las donaciones “son voluntarias”, y que constituyen la única fuente de financiamiento de la fenomenal expansión de Maranatha, que nació en Venezuela en 2007 y que hoy está en 26 países (de Latinoamérica y también en España).
Eso sí, “cada quien dona en la medida de sus posibilidades”, aclaró, y señaló que solo en Venezuela hay 130 mil donantes voluntarios que hacen posible que, por ejemplo, recientemente 200 mil jóvenes participaran en actividades “de siembra de valores, porque mi trabajo únicamente responde a la fe en Cristo y al país”, señaló, mientras sus acólitos coreaban “Amén”.
Indicó que desconoce por qué se le involucró en los #PanamaPapers, señalando que quizás tiene que ver con lo público de su actividad (todas las madrugadas, extractos de sus sermones son difundidos en dos canales nacionales) y que “ojalá tuviera yo 5 millones de dólares para repartirlos en sopas”.
Admitió que Pennachio se comunicó con gente de su Iglesia para intentar contactarlo antes de la publicación de los #PanamaPapers que lo involucran, pero que fue imposible hablar con ella. Lo atribuyó a que “soy un hombre muy ocupado”, y lamentó que “no intentara explicarle la situación a algún otro miembro de mi Iglesia”.
Finalmente, indicó que no tiene bienes considerables de fortuna, que paga sus impuestos como cualquier ciudadano, y que al ponerlo en la misma lista que Vladimir Putin o Lionel Messi, “me elevaron demasiado duro de nivel (…) no soy rico, no tengo otra actividad que esta empresa y pueden investigar todo lo que quieran, que no tengo nada que esconder”.
Con 241 mil documentos que contienen la palabra “Venezuela”, el país está densamente implicado en la filtración de documentos de Mossack Fonseca, y el presidente venezolano, Nicolás Maduro, exigió el jueves investigar las denuncias que se hacen sobre venezolanos “caiga quien caiga”. Más de 350 personas de esa nacionalidad aparecen involucradas en supuestos ilícitos, según se ha señalado.