EnglishCuba es el único país de América Latina y el Caribe con un sistema educativo de “alto desempeño“, según se desprende de un reciente informe publicado por el Banco Mundial.
La publicación de 360 páginas, “Profesores excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe”, se concentra en los desafíos asociados con la educación estatal en de la región. Ofrece un análisis tanto de las modalidades de enseñanza como de las políticas aplicadas por cada país. Los autores Barbara Burns y Javier Luque aseguran que la continuidad del desarrollo de América Latina y el Caribe depende en gran medida de una amplia reforma educativa.
Entre el masivo despilfarro de recursos, presentes desde Argentina hasta México, a lo largo del informe se destaca a Cuba como un buen ejemplo de sistema educativo en la región.
“Ningún sistema escolar latinoamericano, con la posible excepción del de Cuba” —dice el informe— “está cerca de mostrar los parámetros elevados, el fuerte talento académico, las remuneraciones altas o al menos adecuadas y la elevada autonomía profesional que caracterizan a los sistemas educativos más eficaces del mundo”.
Educación, ¿pero con qué fin?
Los grandes elogios al sistema de educación en Cuba no logran impresionar a los críticos del régimen castrista, quienes lo califican como engañosos.
“Sin dudas se ha obtenido logros educativo en Cuba, ¿pero al costo de cuántos millones de dólares?”, se pregunta Karel Becerra, un exestudiante cubano y actual secretario de Relaciones Internacionales en la ONG Cuba Independiente y Democrática.
“Desde mi experiencia personal”, dice Becerra, “la educación en Cuba no es tanto sobre aprender sino más bien un ‘sistema de adoctrinamiento’ comenzando en primer grado”.
El sistema educativo en Cuba ha sido administrado por el Estado desde 1961, y está sostenido en su totalidad por impuestos y otros fondos estatales. Todos los maestros están obligados a adherir a la currícula dictaminada por el Estado, que promueve el comunismo.
“El Gobierno cubano ha destinado una enorme cantidad de recursos para promover sus logros y encubrir su fracasos de los medios”, dice Becerra. “El informe del Banco Mundial es un truco publicitario que aporta información falsa, engañosa y sesgada”.
Un tema recurrente para el Banco Mundial
No es la primera vez que el Banco Mundial elogia a la educación cubana. Un informe de 2003 afirmaba que “Cuba ha sido internacionalmente reconocida por los logros obtenidos en las áreas de salud y educación”.
Entre las razones del pregonado éxito cubano está contar con un cuerpo de profesores de calidad, al cual el informe lo considera único de su tipo. Cuba es el único país de América Latina que, por ejemplo, exige a los profesores que completen un programa universitario de 5 años antes de poder comenzar a dar clases.
Los potenciales profesores cubanos dedican un 72% de este entrenamiento de cinco años a prácticas dentro de las escuelas. Durante el entrenamiento los maestros son grabados y luego criticados por sus propios profesores. El informe menciona a México como el segundo país de la región con una pedagogía basada en las prácticas, sin embargo, en comparación, solamente alcanza un 25% de las exigencias cubanas.
De acuerdo al informe, el riguroso proceso de entrenamiento de los maestros cubanos alienta a los propios educadores a desarrollar y dar clases, y al mismo tiempo recibir comentarios que permiten la reflexión y el autoaprendizaje. Los futuros maestros cubanos son asignados a una escuela durante su segundo año de estudio, una práctica que apunta a la integración de la teoría pedagógica con la experiencia práctica —modelo que el informe de Banco Mundial define como “ejemplar”.
Por supuesto, la implementación de un sistema educativo así viene con un costo. Durante la primera década del siglo XXI, el Gobierno cubano ha gastado en educación un promedio superior al 10% de su presupuesto total, más que cualquier otro país del mundo.
El resto de América Latina, aplazado
Lejos de la alabanza, el informe del Banco Mundial castiga a resto de América Latina por una mal planificada política educativa y una implementación derrochadora. Los autores señalan que los maestros en países latinoamericanos, con la excepción de Chile, obtienen una menor calificación en los exámenes que la de los maestros es países con reconocidos sistemas educativos de gran calidad, como Corea del Sur, Canadá y Taiwán.
El informe afirma que en toda América Latina, 7 millones de maestros de escuelas no universitarias (jardín de infantes, educación básica y superior) constituyen aproximadamente un 20% de la fuerza de trabajo técnica de la región. Sin embargo, los maestros se caracterizan por recibir salarios bajos.
Esa remuneración relega los maestros a un nivel socioeconómico más bajo que otros trabajadores profesionales y técnicos. Como consecuencia, la enseñanza como profesión no ha sido atractiva para las mejores y más brillantes mentes de América Latina, que tienden a optar por carreras más lucrativas como la ingeniería.
El informe asegura que los puestos de enseñanza en América Latina atraen a los profesionales de menor rendimiento en el mercado de trabajo. En 2006, una evaluación de las capacidades matemáticas mostró que un 84% de los maestros peruanos de sexto grado no alcanzaron la calificación correspondiente a ese nivel. El nivel de los maestros colombianos y ecuatorianos no fue mucho mejor.
Además, el Banco Mundial advierte que los maestros muchas veces se ausentan de la escuela sin aviso, y solo dedican un 65% del tiempo en el aula a enseñar: “esto equivale a un día menos de instrucción por semana”.
Rosá María Payá, una cubana exiliada y colaboradora de PanAm Post respondió a este artículo. Lea “La educación de calidad en Cuba es un recuerdo”.
Con la contribución de Fergus Hodgson y Alex Clark-Youngblood.