EnglishHa surgido una nueva evidencia de que el régimen cubano está vigilando de cerca al Club Anarcocapitalista de Cuba (CAC) la única organización abiertamente libertaria que operan en la isla.
La noticia proviene de la activista cubanoestadounidense Elaimy Sierra Suárez, que actúa como vocera de facto para los miembros del grupo que viven bajo la pesada censura estatal y por lo tanto con poco acceso a información externa.
En una entrevista telefónica, Suárez informó al PanAm Post que los miembros del grupo ya no pueden recibir correspondencia a través de NAUTA, la red estatal de internet de Cuba. Suárez afirma que toda la información que ella ha tratado de enviar a los miembros del CAC durante el mes pasado ha sido interceptada.
El sistema comunista de internet NAUTA en Cuba intercepta mis mensajes a miembros de la oposicion y no les llegan. Hasta cuando violacion DH
— Ex-GOP Elaimy Sierra (@elaimy55) October 27, 2014
“Un buen ejemplo son las protestas prodemocracia en Hong Kong [el mes pasado]”, dijo Suárez. “Todo el acceso a esa noticia fue prohibida en Cuba, ya que promovía la disidencia y el activismo. La información que envié [a los miembros del club] nunca llegó”.
Dadas estas restricciones, los miembros del grupo deben visitar una de las varias embajadas extranjeras en La Habana para tener acceso sin restricciones a las noticias, redes sociales y correo electrónico. Tal como están las cosas, las redes de las embajadas están disponibles para su uso por los cubanos solo durante un tiempo limitado en ciertos días. Debido a esta situación, ninguno de los miembros del CAC estuvieron disponibles para hacer comentarios sobre esta historia.
Estas noticias de la represión salen a la luz a medida que el CAC sigue ganando notoriedad, y desde que se unió a Facebook en marzo de este año el club ha acumulado más de 1.000 “me gusta”. El grupo también ha recibido el apoyo de la ONG internacional Instituto Mises Hispano, que ha proporcionado a los activistas una variedad de contenidos digitales en español.
Este progreso ha hecho que el régimen de los Castro identifique a los miembros del club como sus enemigos, una condena que significa casi una expulsión de la sociedad. Según Suárez, los miembros del CAC etiquetados como activistas tienen prohibido informalmente el empleo en la isla, y sufren el ostracismo de los vecinos que temen ser asociados con sus actividades.
Anticipando la represión del Estado, los miembros del club publican fotografías de sus documentos de identidad en la página de Facebook del grupo. Como señaló Nelson Chartrand, cofundador del club, al PanAm Post durante una entrevista en agosto de 2014: “Ponemos las cédulas por un problema de seguridad, o sea, para que el Gobierno se mida un poco en tomar represalias, pues eso nos hacer personas públicas, y la opinión internacional podría ayudarnos ante cualquier injusticia”.
A pesar de estas medidas de seguridad personal, los miembros del club ya han sido agredidos por su defensa de una sociedad libre en Cuba. En junio, los miembros Vladimir Ortiz Suárez y Ernesto Tamayo Guerra fueron víctimas de una paliza en las calles de La Habana mientras protestaban pacíficamente por los bajos salarios de los trabajadores y la escasez de alimentos esenciales. El régimen encarceló a los dos jóvenes por su activismo, tiempo durante el cual la policía los golpeó de nuevo, según alegaron Ortiz y Tamayo.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su Informe anual 2013, publicado en abril de este año, incluyó a Cuba en su lista negra como el violador más notorio de los derechos humanos del hemisferio occidental. El Club Anarcocapitalista no es el primero en sufrir por desafiar el statu quo comunista; del mismo modo que la CIDH, Freedom House otorga a Cuba la peor calificación posible de acceso a internet, citando numerosas represiones contra periodistas ciudadanos y blogueros.
Con la contribución de Fergus Hodgson.