El 1 de mayo de 2003, sobre la cubierta de vuelo del USS Abraham Lincoln, el entonces presidente George W. Bush declaró, bajo una enorme pancarta en la que se leía “Misión Cumplida”, que las “principales operaciones de combate” en Irak habían concluido; que el cambio de régimen se había efectuado y que Estados Unidos había triunfado en su misión de transformar el Medio Oriente.
Trece años más tarde, después de años de operaciones adicionales de combate en Irak y un Medio Oriente que se está saliendo del control de la influencia de Estados Unidos, volvemos la mirada hacia el suceso de la “Misión Cumplida” como el epítome de una falsa seguridad y una celebración prematura.
La imagen de Bush sobre la cubierta de vuelo recuerda la reacción ante la decisión de la Reserva Federal de elevar las tasas de interés por primera vez en casi una década. Mientras que en los medios de comunicación y Wall Street muchos hablaron de un “experimento concluido” y del “amanecer de una nueva era”, pocos se dan cuenta de que estamos tan atrapados en la maleza de una política fallida como lo estuvieron Bush, Cheney y Rumsfeld en el malinterpretado conflicto de Irak en el 2003.
En su historia inicial de los eventos del día 16/12/15, el Washington Post declaró que, al elevar la tasa de los fondos federales a un cuarto de punto porcentual, la Reserva Federal está “terminando una era de dinero fácil que ayudó a salvar la nación de otra Gran Depresión”. Dejando de lado el hecho de que 25 puntos base es todavía 175 puntos por debajo de la tasa de cerca de 2% de inflación subyacente que el Gobierno ha reportado por los últimos 12 meses, la pregunta más importante a plantear es en qué entorno está cambiando esta página la Reserva Federal.
Históricamente, la Reserva Federal ha iniciado sus ciclos de ajustes durante las primeras etapas de expansiones, cuando la economía ha tenido suficiente impulso para absorber los aumentos en las tasas. Pero esta vez no es ese el caso; previa a la reciente recesión, ha habido seis recesiones desde 1969, y después de esos episodios, pasaron 13.3 meses en promedio desde el momento en que la recesión concluyó al momento en que la Reserva Federal se sintió suficientemente confiada en la recuperación como para elevar las tasas.
Pero después de la recesión del 2008-2009, la Reserva Federal esperó 78 meses para apretar las palancas monetarias. Esos ciclos de ajustes previos también ocurrieron en momentos en que el PIB era mucho más alto de lo que es ahora. Durante las seis ocasiones anteriores el PIB promedió un robusto 5,3% en el trimestre en que la Fed actuó, mientras que los datos sugieren que tendremos una cifra de entre 1% y 2% anualizado.
En los últimos siete años la economía estadounidense se ha vuelto dependiente de las tasas de interés de cero por ciento
Otra diferencia importante es que la tasa de desempleo promedio en el momento en que los seis ajustes anteriores ocurrieron era de 7,5%. Pero esa tasa promedio había caído a 5,1% (un nivel que la mayoría de economistas consideran como “empleo pleno”), un promedio de 42 meses después del ajuste inicial de la Fed. En otras palabras, esas expansiones fueron suficientemente jóvenes y fuertes como para absorber los aumentos de las tasas y reducir el desempleo. Nuestra tasa de desempleo actual ya ha caído a 5% (sobre todo porque los trabajadores han abandonado la fuerza laboral).
Datos tales como el inventario de proporción de ventas y los datos del índice manufacturero sugieren que una recesión puede estar cerca: entre ellos, las terribles cifras de producción del PMI manufacturero e industrial, una débil previsión de la Fed de Filadelfia, una gran caída en el índice de manufactura de la Fed de Kansas City, y el anuncio de que el déficit de cuenta corriente del tercer trimestre había incrementado “inesperadamente” 11,7%, son solo los últimos de esos indicadores.
¿Qué sucede cuando la Fed pospone su primer aumento a la tasa hasta que se produce una recuperación tibia, en lugar de hacerlo al principio de una recuperación fuerte? Si el desempleo comienza a elevarse durante un ciclo electoral, ¿puede alguien realmente esperar que la Fed siga adelante con sus aumentos adicionales a las tasas y permitir que una recesión completa tome fuerza antes de que los electores emitan sus votos? Todo esto sugiere que el reciente aumento de las tasas no puede sacar a la Fed de la trampa monetaria que se ha creado a sí misma.
[adrotate group=”7″]Otra gran pregunta es por qué la Fed decidió actuar en diciembre, después de no hacer nada durante tanto tiempo. Es evidente que los mercados estaban sorprendidos y confundidos ante el fracaso de la Reserva Federal de actuar en septiembre, cuando la economía parecía, al menos para aquellos que elegían ignorar los malos datos, estar en terreno relativamente sólido. En aquel tiempo, la Fed sugirió que necesitaba ver más mejoras antes de dar luz verde a un aumento. Y mientras no tiendo a dar mucho crédito a las declaraciones de la mayoría de economistas, sería difícil encontrar a alguien que crea que los datos de diciembre se ven mejor que los de septiembre.
Aun cuando la Fed hubiera preferido dejar las tasas en cero, el temor era que no elevarlas dañaría su credibilidad. Después de haber estado indicando por gran parte del año pasado que ellos creían que la economía había mejorado lo suficiente para ameritar un incremento en las tasas más tarde en el 2015, continuar sin hacer nada podría sugerir que la Fed no creía realmente en lo que estaba diciendo.
En realidad, debería haber muy poca confianza en que una nueva era haya comenzado. Un simbólico gesto de salvación de su credibilidad, justo dos semanas antes del fin de año, no es realmente un suceso.
La pregunta es si tan pequeña acción puede ser suficiente para empujar a una economía ya en desaceleración hacia una recesión mucho más rápidamente. En los últimos siete años la economía estadounidense se ha vuelto dependiente de las tasas de interés de 0%. Pero esta dependencia no será totalmente revelada hasta que la corriente se extienda y esas tasas de interés de cero por ciento sean retiradas. La pregunta más importante es qué tan rápido la Fed revertirá el curso. ¿Tomará acción una vez que se vuelva penosamente obvio para todos que nos encaminamos a otra recesión, o esperará hasta que estemos oficialmente sumergidos hasta las rodillas en una contradicción que es incluso mayor que la anterior?
Las nuevas rondas de recortes de la tasa y de flexibilización cuantitativa que la Fed tendrá que liberar harán eco de la “intervención” militar en Irak en 2007. Aquellas tropas fueron necesarias para revertir el caos que la administración había ignorado por tanto tiempo. Pero del mismo modo en que aquella intervención sólo nos compró unos pocos años de relativa calma, las ganancias traídas por nuestra próxima intervención monetaria pueden ser aún más transitorias. Ese es un desarrollo para el cual nadie se está preparando en Wall Street.