Creer que la posibilidad de dar vida deba derivar, sin excepción alguna, en la obligación de dar vida, es un error grave. Y para la abogada y feminista argentina Norma Chiapparrone es también una forma de tortura.
El miércoles 28 de setiembre se celebró el Día de la Despenalización del Aborto, y aprovechando la fecha, Chiapparrone presentó en Paraguay un análisis sobre el caso de la niña de 10 años que fuera estatalmente obligada, en el país guaraní, a dar a luz.
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El caso recorrió el mundo a fines de 2014: la niña en cuestión fue violada por su padrastro e incluso en tan terrible contexto, el gobierno le negó la posibilidad de un aborto. En agosto de 2015 dio a luz, mediante cesárea, a otra niña.
En 2013, pero en Chile, Belén vivió a sus 11 años idéntica situación con resultados exactamente iguales: el estado chileno no le permitió abortar. Según el Center of Reproductive Rights, los casos abundan en América latina, pero resulta casi imposible cuantificarlos pues rara vez son denunciados, y de serlo, son tan comunes que no tienen la pertinente difusión.
El continente es, después de África, la segunda región con mayor maternidad infantil. Se debe tener en cuenta que se considera maternidad infantil a todo parto anterior a los 15 años. En Chile, ese número asciende a 850 por año. En Paraguay, el promedio es de 680 casos anuales.
Chile y Paraguay son considerados, en América latina, los países más restrictivos en lo que a salud reproductiva refiere; lo que deriva en un doble abuso: la violación y la obligación a dar a luz.
Chiapparrone afirmó claramente en Paraguay que la niña, cuyo nombre ha permanecido en el anonimato, “no deseaba continuar con su embarazo, como así lo expresó, pero el Estado no respetó su voluntad, la separó de su madre, la internó en un hogar, desatendió todas las recomendaciones internacionales y la obligó a continuar con la gestación”.
Este doble abuso debería ser calificado como “hecho de tortura”, afirmó la experta.
¿Cuál es la postura libertaria ante el aborto? La respuesta a esta pregunta no existe, ya que debe ser probablemente el único punto en el que los libertarios no coinciden.
El libertarianismo se basa en el Principio de No Agresión y el mismo es válido desde la concepción. Sin embargo, tanto Ayn Rand como Murray Rothbard argumentaron que si bien un feto o embrión no tienen derechos, éstos son adquiridos en el momento mismo del nacimiento.
Donde la filosofía no pueda llegar a un acuerdo, probablemente lo pueda hacer la ciencia.
El brillante astrofísico y divulgador científico Carl Sagan (1934 – 1996) sugirió en su libro “Los dragones del Edén” (1977) que quizás la polémica sí tenga un consenso si se parte de la base de que un feto no siempre es humano.
Según Sagan, en efecto, abortar es matar. Pero no necesariamente es matar a un ser humano.
La diferencia entre cualquier animal y un humano es su neocórtex, que se desarrolla como tal al final del primer trimestre de gestación o principios del segundo.
En palabras del renombrado científico “la cuestión clave del dilema radica en poder determinar en qué momento el feto puede considerarse un ser humano, dilema que a su vez depende de lo que se entienda por humano. Desde luego, no el hecho de tener una configuración humana, porque una masa de material orgánico que se asemejara a un hombre pero que fuera elaborada con tal fin no podría considerarse propiamente humana”.
La cualidad humana básica no puede ser otra que nuestra inteligencia. Si lo consideramos así, la inapelable inviolabilidad de la vida humana puede identificarse con la evolución y la presencia del neocórtex. No podemos exigir que se trate de una evolución plena porque ésta no se produce hasta muchos años después del nacimiento, pero tal vez podríamos determinar que el tránsito a la fase humana acaece en el momento en que se inicia la actividad neocortical tal como viene registrada por la electroencefalografía del feto […] el momento de transición habría que fijarlo hacia el término del primer trimestre o próximo al inicio del segundo trimestre del embarazo. Dice Sagan.
El aborto es y será controversial. Siempre he sostenido que nadie está a favor del aborto, simplemente hay un grupo de personas que están a favor de tener la posibilidad de abortar de manera segura y legal, que no es lo mismo.