Al menos, podemos consolarnos con que ya no lo esconden. En un período apenas mayor a dos semanas, tres importantes representantes del gobierno han arremetido contra los medios de comunicación, siendo uno de ellos nada más y nada menos que el presidente de la República, Tabaré Vázquez.
El primero fue el exvicepresidente Raúl Sendic (el mismo que se vio obligado a renunciar por realizar gastos personales con su tarjeta corporativa, que fuese imputado por abuso de funciones y que afirmase poseer un título universitario que no posee) a principios de agosto.
Obsesionado con esa entelequia que él llama “Plan Atlanta”, contó cómo los confabuladores “de la derecha” dirigen, a lo largo de todo el continente, “operaciones bien montadas en prensa, Justicia y redes sociales” con el único fin de desprestigiar a la izquierda.
“Se ha aplicado en Ecuador, Brasil, Venezuela y casi todos los países de Suramérica”, agregó, como si Correa, Lula da Silva y Nicolás Maduro fueran víctimas de un plan macabro iniciado en el imperio (por supuesto, ¿dónde más?). Las nefastas declaraciones surgen en el marco de una entrevista dada a TeleSUR (sorpresa, sorpresa) en la que también afirmó haber recibido “acoso” por parte de la prensa.
Una semana más tarde, durante el encuentro de la Confederación Masónica Interamericana, sería el presidente de la República, reconocido públicamente como masón, quien expresara que “el bombardeo de imágenes, escenas, alusiones e informaciones que recibimos día a día desde los medios de comunicación masiva es terrible, por no decir obsceno y contribuye a generar inseguridad y, seguramente, más violencia”.
Vázquez, mucho más mesurado que su ex número dos, atenuó sus dichos aclarando que los medios “reflejan actitudes ya dominantes ante la violencia” y exhortó a no culparlos pero, subrayó, la prensa tiene responsabilidades hacia la sociedad – algo que técnicamente es correcto: la prensa tiene la obligación de informar a los ciudadanos sobre la realidad de un país, guste o no al gobierno de turno.
El tercero en la arremetida fue Javier Miranda, presidente de la coalición de izquierda uruguaya, Frente Amplio, apenas cuatro días después de las declaraciones de Vázquez. Miranda asegura que los medios de comunicación hacen una campaña de “enchastre” contra el gobierno y el presidente Vázquez; y se ensañó de manera particular con el diario “El Observador”, luego de que éste titulara en su tapa que el 40% de los hogares uruguayos estaban en riesgo de caer en la pobreza, dato que no tergiversa la verdad.
“Los actores políticos usan a los medios para comunicar su punto de vista. Pero es tal la desconfianza que tenemos, que estamos permanentemente midiendo qué decimos, porque tememos a la titulación”, continuó Miranda, siguiendo los mismos pasos de victimización que Raúl Sendic.
Tres declaraciones del mismo tono en menos de un mes son síntoma de algo preocupante – e hipócrita. Los mismos que critican a Donald Trump por su claro sesgo y constante ofensiva hacia los medios, son los que lo imitan en el Río de la Plata.
Los mismos que se abstienen de hacer una contundente y dura declaración de rechazo hacia los gobiernos de Nicolás Maduro y Daniel Ortega – que provocaría una ovación de pie por parte de esos medios que vilipendian – son los que salen a dar lecciones de responsabilidad social, periodismo y comunicación.
“Para vos, lo peor es la libertad” cantaba Sumo en “Los viejos vinagres”. Nunca mejor dicho.