Tal como se había pronosticado, Jair Bolsonaro se impuso sobre Fernando Haddad con el 55,1% de los votos y se convirtió en presidente de la novena potencia económica en el mundo.
Bolsonaro, que asumirá como mandatario el 1 de enero de 2019, se dirigió por primera vez a los brasileños con un discurso conciliador en el que “libertad” fue la palabra más recurrente.
“Este gobierno será un defensor de la Constitución, de la democracia y de la libertad” afirmó, en lo que sin dudas fue un mensaje no solo al pueblo brasileño sino a la prensa internacional, que no escatimó en adjetivos peyorativos a la hora de presentarlo a lo largo de toda la campaña.
Bolsonaro sostuvo asimismo que Brasil “es un país de todos nosotros, de los brasileños natos y los del corazón. Un Brasil de diversas opiniones, colores y orientaciones”. “Ese futuro del que hablo y en el que creo pasa por un gobierno que cree las condiciones para que todos crezcan. Esto significa que el gobierno federal dará un paso atrás, reduciendo su estructura y burocracia, cortando desperdicios y privilegios para que las personas puedan dar muchos pasos al frente”, agregó, en consistencia con su promesa electoral de achicar el peso del Estado. “Nuestro gobierno quebrará paradigmas: vamos a confiar en las personas”, manifestó.
El primer discurso de Bolsonaro en tanto presidente electo siguió los mismos lineamientos que incontables alocuciones de la misma naturaleza. La unidad y la tolerancia vuelven a ser invocadas después de las agresiones que traen consigo las campañas. “Somos todos un solo país, somos todos una sola nación”, expresó Bolsonaro a viva voz.
El presidente electo hizo mención, de manera indirecta (y hasta amigable en comparación a su tono habitual), al combate a la inseguridad. A propósito, sostuvo que “como defensor de la libertad, voy a guiar un gobierno que proteja los derechos del ciudadano que cumple sus deberes y respeta las leyes”.
Bolsonaro reafirmó su compromiso de defender y respetar la propiedad privada, a la que calificó como “uno de los pilares del estado de derecho”.
Los presidentes Sebastián Piñera (Chile) y Mauricio Macri (Argentina) estuvieron entre los primeros mandatarios de la región en saludar a Bolsonaro. La sorpresa vino de la mano de Nicolás Maduro, quien publicara un comunicado en el que extiende sus más “sinceras felicitaciones” al presidente electo, invitándolo asimismo a retomar las relaciones diplomáticas.
Por lo pronto, cualquier apreciación sobre la administración Bolsonaro es mera especulación, y así lo será hasta, por lo menos, el 1 de enero. Tanto los elogios como el fatalismo son hijos del mismo fanatismo ideológico y la ceguera intelectual que tanto daño han hecho a nuestro continente. Corresponde, no obstante, y así no sea por altruismo ni simpatía sino por conveniencia, desearle al presidente electo el mayor de los éxitos.