Es preciso aclarar que este artículo no pretende, bajo ninguna circunstancia, politizar la tremenda catástrofe natural que se vivió en el territorio mexicano el pasado 19 de septiembre. Está claro que nada reparará las pérdidas humanas provocadas por el sismo y eso va mucho más allá de la postura política de cada quien.
Una sola vida humana en libertad representa una cantidad infinita de posibilidades, de sueños y de proyectos. Los terremotos ocurridos la semana pasada representan claramente una tragedia de dimensiones incalculables si pensamos que fueron cientos de vidas las que lamentablemente se apagaron.
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Por otro lado, hablar de economía en estos momentos representa una gran oportunidad para entender que hacerlo no es hablar de números fríos ni de índices financieros globales difíciles de interpretar; hablar de economía en estos momentos es hablar de casas derrumbadas, de patrimonios desaparecidos repentinamente que tomaron una vida construirse, de familias que han quedado mutiladas y de niños con futuros inciertos que necesitan desesperadamente soluciones reales y sostenibles ante esta dolorosa realidad.
A continuación, se analizan cinco medidas de corte liberal que valdría la pena implementar en momentos tan adversos para la sociedad en general como este.
1. Disminución de presupuesto a partidos políticos
Sin duda esta ha sido la más sonada de las propuestas. Lo que comenzó como una exigencia de la ciudadanía en general por redes sociales, terminó por materializarse con los partidos políticos comportándose como si estuvieran en una subasta, viendo a ver quién donaba más de su presupuesto para los damnificados, y esto (sea por las motivaciones que sea) hay que aplaudirlo.
No debemos permitir que esta sea vuelva una medida populista, políticamente hablando, y temporal y nada más. El debate sobre el financiamiento de los partidos con carga al erario es un tema apremiante. Año tras año mantener a partidos políticos nos cuesta miles de millones a todos los mexicanos, por lo que es necesario preguntarnos seriamente cuestiones como ¿de qué otra forma se podría usar ese dinero?, ¿dichos recursos estarían mejor administrados por los partidos o por los ciudadanos que los generan a través de su trabajo y esfuerzo?, ¿qué pasaría si los partidos políticos se vieran obligados a subsistir solamente a través de las contribuciones de sus militantes y simpatizantes?
Independientemente de las obvias intenciones políticas y electoreras de estas medidas, es de celebrarse que una medida de este tipo haya permeado de tal forma en la sociedad que no les haya quedado de otra a los políticos más que dar la cara y ceder ante las exigencias ciudadanas para enfrentar el desastre. ¡Enhorabuena México!
2. Exención del pago de ISR a los habitantes y dueños de las zonas afectadas
Cuando un terremoto de características similares golpeó a Ecuador el 16 de abril de 2016, el entonces presidente socialista de aquel país, Rafael Correa, tomó la medida de aumentar la carga impositiva a los ciudadanos con el fin de recaudar más fondos y repartirlos en forma de ayuda para los damnificados y la reconstrucción de las zonas afectadas.
Esto probó ser un rotundo fracaso, entre otras cosas, por la ineficiencia y la falta de incentivos para hacer un correcto uso de los recursos estatales característicos de prácticamente cualquier Gobierno del mundo.
La verdadera solución hubiera sido justamente todo lo contrario, y es lo que ahora toca hacer en México: emitir un decreto en el que se suspenda temporalmente el cobro del Impuesto sobre la Renta (ISR) a todos aquellos propietarios y habitantes de las zonas damnificadas con el fin de facilitarles el proceso de reconstrucción de sus patrimonios y facilitar su recuperación económica, en vez de entorpecerla.
3. Disminución de trabas gubernamentales a emprendedores en general
La única y verdadera solución para la reactivación económica después de un desastre de esta magnitud es la generación de empleo, de productividad y de riqueza de las que solamente los empresarios y emprendedores pueden proveer.
Entre más trabas, trámites y obstáculos tengan los emprendedores para poder llevar a cabo sus funciones será mucho más complicado y lento el proceso de recuperación del país.
México, en el mediano plazo, necesita recuperarse a través del uso y desarrollo de tecnologías y del emprendimiento, y no a través de ayudas asistencialistas que siempre terminan por ser insuficientes.
4. Reducción de programas sociales
Siguiendo la misma línea, y contrario a lo que muchos creerían, no hay peor cáncer ante este tipo de adversidades que los programas sociales gubernamentales. Además de ser ineficientes y tener un alto impacto en los bolsillos ciudadanos que los financian a través de impuestos, terminan por ser semilleros de corrupción y clientelismo político, en el que los gobernantes se alzan el cuello por algo que no hicieron realmente, mientras disfrazan de altruismo sus verdaderas intenciones de saqueo a las arcas estatales.
5. Redoblar la apuesta por la sociedad civil
Al final el mensaje es claro: a México lo sacan adelante los ciudadanos de a pie y es fuerte gracias a su sociedad civil. Muchos se han quejado de que el Gobierno ha sido rebasado por la ciudadanía sin darse cuenta de que eso es algo que hay que celebrar y de que así es como es y como debería ser siempre.
Es en el músculo ciudadano, y no en ningún tipo de aparato burocrático, donde realmente se encuentran las voluntades y las ganas de salir adelante. Los procesos de emprendimiento y de altruismo sin libertad sirven de muy poco cuando de ayudar se trata.
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El terremoto del 19 de septiembre nos sacudió a todos no solo físicamente, sino internamente. Es imposible permanecer indiferente ante las imágenes de niños atrapados entre escombros o edificios viniéndose abajo en cuestión de segundos; no permitamos que todo lo positivo que hemos generado como respuesta sea algo pasajero.
Lo que hace grande a México somos los individuos que decidimos cada día decirle no a la mediocridad y generar un cambio de cara a los estigmas negativos que nos persiguen como nación.
Necesitamos reconstruir a México, pero esta vez con cimientos mucho más sólidos y fuertes de cara a la libertad.