La Dirección Nacional de Aduanas de Uruguay abrió una investigación administrativa sobre las operaciones de control que se hicieron en el aeropuerto de Melilla en 2011, a raíz de las declaraciones del imputado Leonardo Fariña, quien mencionó a esta terminal como una de las paradas de la “ruta del dinero K”.
Ante el juez Sebastián Casanello, Fariña confesó que el aeropuerto de Melilla era el sitio donde se descargaban los bolsos con dinero de procedencia ilegal del empresario kirchnerista Lázaro Báez. Este miércoles 13 de abril, el “valijero” de la “ruta del dinero K” fue excarcelado, pero quedó bajo prisión domiciliaria.
El director de Aduanas de Uruguay, Enrique Canon, explicó que la investigación fue iniciada “dada la alarma pública y las versiones de que funcionarios aduaneros podrían estar incursos en algún delito”.
“El instructor puede pedir a la Justicia uruguaya alguna información o pedirle que le pida a la Justicia argentina que nos informe sobre las declaraciones de este señor (Fariña) para definir si hay funcionarios aduaneros vinculados”, comentó a la prensa uruguaya.
Canon aseguró que la declaración de Fariña generó “contradicciones que desencadenaron una marea” y destacó “lo bizarro” de la situación.
Canon admitió debilidades en los controles del aeropuerto de Melilla. El funcionario explicó que sólo tres funcionarios se encargan de los controles aduaneros desde las 7 hasta las 19 horas, y luego, por falta de luces, la pista de aterrizaje no está habilitada.
“No tengo idea” cuántos controles diarios hace Aduanas en Melilla, respondió Canon a la prensa.
La Asociación de Funcionarios Aduaneros (AFA) emitió un comunicado en el que reiteran su preocupación por la falta de personal y aseguran haber advertido sobre esta situación. “Muchas veces y de forma reiterada, la AFA ha denunciado ante la Dirección Nacional de Aduanas, medios de prensa, legisladores y organismos competentes, el desmantelamiento sistemático de las funciones aduaneras”, dice el comunicado.
El presidente del sindicato, Roberto Valdivieso, dijo a El Observador que aunque el aeropuerto se queda sin funcionarios desde las siete de la tarde, siguen aterrizando aviones. “De noche no deberían bajar aviones, pero bajan (…) y si aterriza un avión por la noche o la madrugada, no hay quien revise qué trae encima”, añadió.
Fuente: El Observador, La República.