Un expolicía que era testigo en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman fue asesinado en una carretera por hombres que intentaron asaltar el camión que él custodiaba.
El exsargento primero Héctor Osvaldo Goncalvez Pereyra, de 50 años, era dueño de uno de los teléfonos que se activaron al mediodía del domingo 18 de enero de 2015, cuando aún se desconocía que el fiscal Nisman estaba muerto con un tiro en la cabeza en el baño de su departamento.
Nisman murió justo un día antes de que presentara ante el Congreso su denuncia contra la expresidenta Cristina Kirchner y parte de su gobierno por encubrimiento a los iraníes acusados de haber volado la sede de la AMIA en 1994.
El expolicía Goncalvez Pereyra fue asesinado el 8 de septiembre junto al expolicía Diego Ángel Díaz cuando piratas del asfalto que se movilizaban en cuatro autos, los emboscaron en una carretera de la provincia de Buenos Aires.
El sitio de noticias Infobae detalla que los expolicías custodiaban un camión que trasladaba ropa de la marca Lacoste. En el asalto Goncalvez y Díaz recibieron tiros en en cuello y la espalda, respectivamente. Los asaltantes escaparon sin llevarse la mercadería, razón por la cual se descarta que la razón principal del homicidio haya sido el hurto.
Aunque es asesinato ocurrió la semana pasada no se había relacionado públicamente con la causa del fiscal Nisman, pero este martes se conoció que el expolicía debía declarar como testigo clave en los próximos días.
La jueza que investiga la muerte de Nisman, Fabiana Palmaghini pedirá en las próximas horas informes por la muerte de Goncalvez. La magistrada recibió, además, un informe de Asuntos Internos de la Policía Federal sobre el asalto en el que murió el testigo.
El diario Clarín detalla que el expolicía Goncalvez tenía en 2015 un teléfono que se activó en una red de extrañas llamadas el día de la muerte de Nisman, entre el exespía Antonio Stiuso, su mano derecha Alberto Mazzimo, el exdirector de Reunión Interior de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ex SIDE), Fernando Pocino y el entonces jefe del Ejército, general César Milani.
El año pasado la fiscal jubilada Viviana Fein, quien se ocupó de la causa Nisman en un principio, había ordenado a la División Fraudes Bancarios de la Policía Federal el entrecruzamiento de las mencionadas llamadas.
Los reportes mostraron un intenso cruce de comunicaciones entre el teléfono de Goncalvez Pereyra y el sargento primero Luis Ismael Miño, uno de los custodios de Nisman. El diario Clarín detalla también que Alberto Mazzimo se comunicó al teléfono a nombre de Goncalvez Pereyra y poco después le contestó el exespía Antonio Stiuso.
La justicia sospecha que el teléfono del expolicía asesinado era utilizado para triangular llamadas. Goncalvez habría declarado que tenía una flota de teléfonos Nextel a su nombre, pero no los usaba.
Clarín destaca que no es la primera muerte misteriosa alrededor del caso Nisman. En el 2013 el grupo Halcón de la policía bonaerense mató a un espía de Stiuso en un operativo antidrogas, y posterior a la muerte de Nisman apareció el cuerpo de una mujer calcinada en una plazoleta que está frente al edificio donde vivía el fiscal. La mujer todavía no ha sido identificada.