EnglishUn nuevo impuesto se suma a la larga lista de rubros y restricciones comerciales existentes en Ecuador. El Comité de Comercio Exterior (Comex), anunció en días pasados que la tasa para todas las compras por Internet será de US$42 por cada paquete, sin importar el monto. Esta medida se aplicará al “sistema postal 4×4” vigente en el país. Los únicos productos a los que no se aplicará este impuesto serán los libros y las medicinas.
Dicho sistema, creado para simplificar las tasas aduaneras, consiste en que los paquetes de hasta 4 kilos y US$400 de valor declarado no pagan aranceles, a excepción del 5% de impuesto a la salida de divisas (ISD). Sin embargo, la reforma planteada por el Comex sostiene que además del nuevo impuesto, se limitará el número de envíos anuales a cinco , o a un cupo de US$1.200. Es decir, los ecuatorianos podrán realizar compras online solo 5 veces por año o hasta que se llegue al monto acumulado de US$1.200 con dichas compras.
Esta medida surge como respuesta al reclamo de varios grupos gremiales, principalmente de las industrias de textiles y calzado, quienes denunciaron que este sistema se convirtió en “competencia desleal contra la industria y la competencia formal ecuatoriana.”
Haciendo un análisis más a fondo sobre el tema, esta tasa, si bien es otra de las formas con las que el gobierno de la Revolución Ciudadana busca proteger la industria nacional, causa más daño de lo que parece. Digo esto, primero, porque a los únicos que “protege” es a ciertos miembros de las industrias anteriormente mencionadas, obligándonos por la fuerza a todos los ecuatorianos a pagar precios innecesariamente elevados para apoyar a nuestra industria “soberana”.
Por otro lado, lamentablemente, los perjudicados somos todos los consumidores que preferimos pagar a las empresas de courriers nacionales, además del ISD, para comprar por Internet productos de buena calidad a mejores precios que los que encontramos en Ecuador.
Y esto sin mencionar el daño que representa para las empresas de courriers nacionales, las cuales desafortunadamente perderán a varios usuarios que dejarán de comprar en el exterior y deberán resignarse a comprar en Ecuador.
Es aquí cuando nos damos cuenta de que muchas veces —y me atrevería a decir que casi siempre— en lugar de buscar el “bienestar común” de los ciudadanos, nuestros políticos favorecen a unos pocos, implementando medidas hechas de acuerdo a sus propios intereses. Cuando escuchemos a los funcionarios hablar del “buen vivir” y del ahora famoso “milagro ecuatoriano”, vale la pena preguntarse: ¿Quiénes son los que viven bien, y a quiénes ha favorecido ese milagro?