“Cada vez que los gobernantes han hablado de democratizar los medios,
la libertad de expresión ha entrado en receso y ha desaparecido”.
Mario Vargas Llosa
Una de las palabras que fue penetrando en todos los discursos de los llamados socialistas del siglo XXI en cabeza de Hugo Chávez, fue la de “democratizar”. Se ha abusado de esta palabra, especialmente porque este término puede ser ambiguo. Y es que si de algo carece democratizar es de democracia.
Una larga marcha comenzó con Chávez democratizando los medios de comunicación para lograr, según él, “una verdadera libertad de expresión”. El resultado fue la expropiación de los medios de comunicación que eran contrarios al Gobierno, y finalmente desapareció la libertad de expresión para toda persona que quisiera comunicar algo en contra del régimen.
De la misma forma lo hicieron socialistas como Rafael Correa (expresidente de Ecuador y prófugo de la justicia por secuestro) y Lula da Silva (expresidente de Brasil y condenado a 12 años de prisión por corrupción).
Claro que con el “cuentico” de democratizar se fueron expropiaandos, de paso, empresas de hidrocarburos, compañías de producción de alimentos, medios de comunicación, etc., para que las administrara el Estado.
En Colombia el mismísimo exguerrillero Gustavo Petro explicó que la democratización consistía en “entregar los factores productivos al conjunto de la sociedad”, cosa que, sobra decir, nunca es voluntaria.
Hay que recordar que precisamente el objetivo de los socialistas que buscaban llegar al poder por medio de las armas era apoderarse de los medios de producción, lo que hoy en día llamamos capital (aquellos recursos que se destinan para la producción, como maquinarias, herramientas, etc.). Y eso lo hacían mediante la masacre y expropiación violenta. El resultado de lo anterior fue más de 100 millones de muertos en el siglo pasado. Ante tal desacreditación partidarios de esta ideología se han visto obligados a usar distintas palabras para ocultar las mismas intenciones.
Por eso ojo, porque la palabra democratizar, más que provenir de ‘democracia’, tiene sus orígenes en socializar, colectivizar, estatizar o nacionalizar los medios de producción o capital.
Todos sabemos cómo culminó esa “democratización”, los líderes de la revolución se apoderaron de todo, se hicieron multimillonarios como los hermanos Castro y demás socialistas, mientras que el pueblo quedó sin nada.
Hoy en día la palabra democratizar tiene el mismo significado, es un eufemismo que se utiliza como excusa para quitarle la propiedad a unos y supuestamente entregarla al pueblo, cuando en realidad pasan a ser de propiedad y disposición de los gobiernos totalitarios.
No debemos permitir que este discurso nos engañe, esto no es diferente de expropiar, socializar, nacionalizar o colectivizar la propiedad privada, el término democratizar sirve para exactamente lo mismo, aunque no lo parezca.
Estemos atentos, porque cuando el término democratizar aparece, así sea en boca de cualquier reyezuelo de provincia, es porque la expropiación se aproxima.