La inseguridad en Venezuela es ciega. Ya sean modelos, políticos, deportistas, o meros civiles, todos están expuestos a los altos niveles de violencia. El Observatorio Venezolano de Violencia, informó que el año 2014 cerró con 24.980 fallecidos y una tasa de 82 muertes violentas por cada 100 mil habitantes —lo que convierte a Venezuela en el segundo país más violento del mundo.
Diciembre fue el mes más violento del año en la capital, con un total de 523 cadáveres ingresados a la medicatura. A solo media hora de terminar 2014, fue asesinada dentro de su casa Celina García, de 48 años de edad, cuando una bala procedente de la calle le atravesó la espalda, en la céntrica zona caraqueña de Sabana Grande.
Otro reconocido caso de violencia en el último mes del año fue el de Carl Herrera, primer venezolano en jugar en la liga estadounidense de baloncesto NBA y actual director técnico de los Gigantes de Guayana. El sábado 20 de diciembre Herrera se disponía a probar un plato en un restaurante de la popular playa El Agua, en la isla de Margarita, cuando recibió un impacto de bala.
Según testigos, dos ladrones entraron al local para robar a los comensales luego de atracar al ex-NBA venezolano y uno de ellos le disparó dos veces a Herrera. Una de las balas ingresó por el antebrazo de Herrera y terminó alojada en uno de sus pulmones. El lunes, desde la cuenta oficial de su equipo, anunciaron que Herrera estaba fuera de peligro luego de salir de la unidad de cuidados intensivos.
Ratificamos que esta es nuestra cuenta oficial y DT. @carlh1107 esta totalmente fuera de peligro, ya salio de Unidad de Cuidados Intensivos
— Gigantes de Guayana (@gigantesguayana) December 21, 2014
El periódico venezolano El Universal reportó que extraoficialmente el exjugador de la NBA había sido amenazado de muerte, vía Twitter, días antes de que lo hirieran.
En otro episodio de inseguridad, el domingo 28 de diciembre otro deportista venezolano se convirtió en una víctima. Franmig Borges, portero del Gran Valencia F.C, equipo de fútbol de la segunda división de Venezuela, fue herido con una puñalada, en un atraco que lo sorprendió cuando se disponía a asistir a sus entrenamientos con el equipo.
Por suerte, la herida no tocó el hígado. Su recuperación tardará, como cifra mínima, tres meses.
— Daniel García Vargas (@DanielGarciaGol) December 21, 2014
En Venezuela están cinco de las ciudades más violentas del mundo
La incontrolable ola de inseguridad que acecha a Venezuela llevó al presidente Nicolás Maduro a lanzar una serie de iniciativas para mejorar la seguridad, aunque los resultados fueron nulos.
En mayo de 2013, el Gobierno de Maduro dio a conocer el Plan Patria Segura, con el objetivo de “garantizar seguridad, tranquilidad y el buen vivir” al pueblo venezolano a través de la integración de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y los cuerpos de seguridad regionales y municipales.
Dado que el Ministerio de Interior y Justicia no ofrece un desglose de las causas de la muerte, es imposible determinar cómo impactó cada categoría en la cuenta
Pero el lanzamiento de ese programa no fue suficiente. El portal de noticias estadounidense Business Insider publicó en noviembre de 2014 un índice de las 50 ciudades más violentas del planeta —cinco de ellas eran venezolanas.
Sin embargo, el lunes 22 de diciembre el director nacional de la PNB, Manuel Pérez Urdaneta, anunció que durante el 2014 se logró reducir un 26% los homicidios en sus áreas de acción comparado con el año anterior.
La periodista venezolana Thabata Molina, especializada en casos policiales, afirmó en entrevista con PanAm Post que la reducción en la cantidad de muertes violentas en Caracas solo alcanzó el 3% en comparación con el 2013.
Durante el año recién finalizado, según cifras extraoficiales, ingresaron a la morgue principal de Caracas un total de 5.059 fallecidos por causas violentas: homicidios, suicidios y accidentes de tránsito. Desde el año 2005, el Gobierno nacional “se ha negado a publicar las cifras oficiales” de la cantidad de cadáveres que reciben las morgues, indicó Molina.
La periodista aclaró que es necesario conocer con precisión las causas detrás de esta merma. Dado que el Ministerio de Interior y Justicia no ofrece un desglose de las causas de la muerte, es imposible determinar cómo impactó cada categoría en la cuenta.
Hizo referencia a casos como el de la actriz Mónica Spear y su esposo, quienes fueron asesinados en enero de 2014 en una autopista ubicada en el estado Carabobo, el deceso del concejal y exdirector de la policía de inteligencia Eliecer Otaiza, que aunque el Gobierno de Maduro intentó atribuirlo a un caso político, las investigaciones determinaron que se trató de un hecho de violencia común en el país.
“No hay Patria Segura” con impunidad
La delincuencia venezolana se ha tornado cada vez más violenta y agresiva como consecuencia de la impunidad presente en Venezuela, afirma Molina. Durante 2013, un 97% de los casos de delitos quedaron impunes, y solo en un 3% de ellos el Ministerio Público “hizo justicia”.
Para la especialista, los delincuentes en Venezuela conocen la “incapacidad” de los entes judiciales y “saben que la probabilidad de pagar por sus delitos es cada vez menor”.
Roberto León Briceño, director del Observatorio Venezolano de Violencia, una ONG dedicada al estudio de la violencia en Venezuela, señaló que por cada 100 homicidios que se ejecutan en el país, entre ocho y nueve casos resultan detenidos los responsables. “Estamos hablando que el 91% de los crímenes quedan impunes”, afirmó.
El secuestro pasó de ser un delito que afectaba a los grupos de altos ingresos a ser mayoritariamente uno que afecta a la clase media
Investigadores de las siete universidades nacionales que integran el Observatorio Venezolano de Violencia expresaron que zonas que hasta hace poco tiempo eran relativamente seguras se han convertido en territorio de las bandas armadas que agreden y extorsionan a sus habitantes.
Asimismo, el secuestro pasó de ser un delito que afectaba a los grupos de altos ingresos a ser mayoritariamente uno que afecta a la clase media. La extorsión de los transportistas, comerciantes y constructores por parte de grupos violentos que exigen un pago regular para poder permitir la actividad, se ha generalizado a los medianos y pequeños actores económicos.
El 28 de octubre de 2014, organizaciones civiles denunciaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) un aumento de la violencia, la impunidad y la pobreza en Venezuela. Liliana Ortega, presidente de la ONG de derechos humanos Cofavic, afirmó: “Venezuela es el único país del mundo donde la tasa de homicidios ha tenido un incremento sostenido desde 1995”.
Ortega aseguró que el Ministerio Público de Venezuela “abrió este año 189 investigaciones en relación a las protestas que se produjeron de febrero a junio”, pero “en el 80% de los casos no se continuó con el proceso”. “El único modo para afrontar la impunidad es realizar investigaciones transparentes e inequívocas que puedan dar el mensaje a quienes cometen estos delitos de que el Estado venezolano no los tolera”, sostuvo la activista.
Calificó la ratificación de la fiscal general Luisa Ortega Díaz, como “una burla a los venezolanos” que aspiran que en Venezuela haya justicia. “Esta señora tiene una gestión en la que las cifras de impunidad han ido creciendo, damos por hecho entonces que el Gobierno no tiene intensión alguna de mejorar las cosas en el país”, señaló Ortega.
Casos sin resolver
Los propios funcionarios del Gobierno de Maduro ofrecen un ejemplo de la impunidad que reina en el país. El 29 de octubre de 2014, la ministra de Interior y Justicia, Carmen Teresa Meléndez Rivas, autorizó la condecoración de Jonathan José Rodríguez Duarte con la Orden Francisco de Miranda. Rodríguez Duarte es sargento del Ejército venezolano y fungía como escolta ministerial al momento en que fue fotografiado disparando en el centro de Caracas el pasado 12 de febrero contra estudiantes opositores, donde murieron Bassil Dacosta y Juan Montoya.
Este reconocimiento estaba contemplado en el “punto de cuenta” del exministro Miguel Rodríguez Torres, es decir, la obligación administrativa que quedó pendiente del alto funcionario destituido por Nicolás Maduro el pasado mes de octubre. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Venezuela determinó que Jonnathan José Rodríguez Duarte disparó en el lugar donde ocurrieron los fallecimientos.
Otro reconocido caso es el de la muerte de Adriana Urquiola, intérprete de señas del canal de TV Venevisión embarazada de cinco meses. Yonny Eduardo Bolívar Jiménez, un personaje con un frondoso prontuario policial y misteriosas decisiones judiciales en su favor, asesinó a Urquiola el 23 de marzo de 2014 en la noche, durante en una barricada en los Nuevos Teques en el Estado Miranda.
Bolívar Jiménez portaba una credencial que lo identificaba como comisionado de la Policía Nacional Bolivariana y se presentaba como personal de confianza de la ministra para Asuntos Penitenciarios, Iris Valera. Se fugó antes de ser capturado y ese mismo mes admitió en entrevista con El Nacional que había disparado contra Urquiola, pero no de manera intencional.
El abogado y defensor de derechos humanos Rafael Narváez emplazó a mediados de diciembre a la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, a explicar la falta de decisiones judiciales por parte del Ministerio Público.
Narváez presentó cifras en las cuáles, además de cuatro decenas de homicidios, resaltó unos 900 heridos, 2.000 ciudadanos bajo régimen de presentación y 3.007 detenciones sin orden judicial.
Agregó denuncias sobre grupos armados que irrumpieron violentamente contra protestas y 330 Guardias Nacionales implicados en tratos crueles e inhumanos hacia la ciudadanía. “Nada se sabe de las investigaciones sobre las muertes de Adriana Urquiola, Bassil da Costa, Jimmy Vargas, Génesis Carmona, Robert Redman y Geraldine Moreno”, apuntó.
La periodista Thábata Molina fue tajante: afirmó que el Gobierno venezolano no tiene la voluntad de implementar políticas preventivas serias y a largo plazo para combatir la criminalidad en el país.
Editado por Adam Dubove y Daniel Duarte