EnglishEste martes 5 de mayo, 12 cadáveres fueron encontrados en dos fosas comunes ubicadas en Ureña (estado Táchira), en la frontera colombo venezolana. La zona fue militarizada con el objetivo de facilitar las investigaciones en torno al descubrimiento.
El hallazgo se dio luego de que las autoridades recibieran información aportada por un presunto paramilitar que había sido detenido; confesó conocer sobre un múltiple homicidio cometido a finales del año pasado por sujetos pertenecientes a bandas criminales.
Esta misma persona que contó lo sucedido a las autoridades también informó los nombres de algunos de los fallecidos y enterrados en las fosas, entre ellos, alias “Sandra”, “La Pájara”, “El Wicho” y “El Antiguo”; todos ellos presuntos paramilitares.
El gobernador de la entidad fronteriza, José Vielma Mora, aseguró que se trató de una lucha entre bandas criminales que se disputan el narcotráfico, y el contrabando de alimentos y gasolina hacia Colombia, por lo que afirmó que entre los cadáveres hay ciudadanos del país vecino. Ante esta información, este jueves se conoció que un equipo técnico-judicial colombiano estudiará las osamentas encontradas, en conjunto con un equipo de criminalistas y forenses venezolanos.
El sitio exacto es conocido como Los Tanques, en La Mulata, municipio Pedro María Ureña, cerca de una trocha que conduce al territorio colombiano, concretamente a San Faustino, departamento del Norte de Santander, el cual es conocido por ser centro de operaciones de grupos irregulares.
“Es una zona candente, donde opera la guerrilla y los paramilitares, y constantemente se producen enfrentamientos y asesinatos que tienen que ver con diversas actividades de frontera, que van desde la rivalidad por el dominio de la zona; así como el contrabando, tráfico de droga, extorsión y otros delitos”, comentó un funcionario que solicitó no ser identificado.
De forma extraoficial se conoció que un hombre de nacionalidad colombiana apodado “comandante Cara de Niño”, perteneciente a la banda delictiva “Los Urabeños” podría haber sido el responsable del asesinato de estas personas, en cuyos cráneos se hallaron impactos de bala.
El Ministerio Público de Venezuela, por su parte, comisionó para investigar el caso a las fiscales Grendy Duque, Marelvis Mejía y María Arthaona, todas del estado Táchira.
¿Tierra de nadie o de delincuentes?
Venezuela y Colombia comparten una frontera común de 2.200 kilómetros, que constantemente es asediada por delincuentes comunes, contrabandistas y grupos irregulares. Entre los grupos paramilitares más conocidos en la zona están “Los Rastrojos” y “Los Urabeños”.
Lorena Arraíz, periodista del diario El Universal en el estado Táchira, contó a PanAm Post lo que sucede en esa zona que separa a los dos países, que a pesar de encontrarse en manos de la milicia y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), grupos criminales “son realmente los que mandan”. Afirmó: “Es una situación bastante compleja y muy peligrosa”, lo calificó como un problema social y político que el Gobierno “debe atender cuanto antes”.
Para Arraíz, la presencia de grupos irregulares es grave, se trate de guerrilla, paramilitares, Urabeños, Rastrojos, hampa común o los disidentes de esas bandas, que operan no solamente en la frontera directa con Colombia, sino que también lo hacen adentro de los municipios de ese estado.
Explicó que entre grupos paramilitares se disputan “las zonas”; el que es “jefe de zona” es el cabecilla del contrabando de gasolina, de alimentos, de droga y de material ferroso.
La periodista informó que muchos periodistas de la región han denunciado, mostrado nombres y lugares, y han recibido un trato muy “parco o seco por parte de las autoridades venezolanas para atacar este problema”.
Explicó que en el estado Táchira se escucha una emisora radial perteneciente al Ejército de Liberación Nacional (ELN), y aún cuando se le solicitó a Conatel que retirara la señal del grupo insurgente, la frecuencia de la misma aún “está en el aire y se escucha perfectamente”.
La reportera de El Universal comentó que cuando hubo el cierre parcial de fronteras, los “pimpineros”, encargados de contrabandear gasolina en potes entre los dos países, protestaron y de manera violenta mandaron a cerrar los negocios; Arraíz recogió un testimonio en ese momento en el cual aseguraron que ni la policía, ni la GNB ni el Ejército llegaron porque “los pimpineros son los que mandan en la zona”.
Explicó que los grupos irregulares están “operando, mandando, extorsionando, chantajeando y asesinando” en toda la frontera; aclaró que la situación es de conocimiento público y el Gobierno “no hace nada”.
“Recuerdo las declaraciones del presidente del colegio de profesores del estado Táchira, Javier Tarazona, quien denunció que el ELN estaba llevando la revista infantil de ese grupo irregular a las escuelas del estado, él mostró las pruebas de lo que estaba sucediendo, hizo la denuncia ante la Zona Educativa y ante el gobernador, y no pasó absolutamente nada”, afirmó Arraíz.
La periodista expresó que aunque en Venezuela se han creado diversos planes para combatir la inseguridad en el país, no se ven los resultados. “Aquí se siguen viendo extorsiones, sicariatos y secuestros”.
Presencia militar ¿Para qué?
Arraíz contó que ella viaja al menos una vez al mes a Cúcuta, en Colombia, para comprar los alimentos que no consigue en su país. Explicó que para llegar a esa zona debe atravesar toda San Cristobal, la capital del estado Táchira; dijo que ese recorrido podría hacerse en aproximadamente diez minutos pero ha pasado hasta cuatro horas en cola por la presencia de cinco puntos de control por parte del ejército y la Guardia Nacional Bolivariana.
Contó a PanAm Post que la vigilancia en esos cinco puntos es excesiva, “si ellos consideran que mi vehículo tiene mucha gasolina para ir y regresar, ellos podrían extraerme la gasolina porque podrían considerar que voy a revenderla en Colombia, es una realidad que vivimos todos los que viajamos entre Cúcuta y Táchira”.
Recordó cuando el ministro de la Defensa afirmó que para “eliminar el contrabando” habría 17.000 hombres que estarían apostados a lo largo de la frontera colombo-venezolana; aún así, siguen pasando de manera ilegal los productos venezolanos, cuando se supone que la frontera está resguardada.
La periodista concluyó que “no se explica cómo suceden estas cosas ante la mirada del Ejército y el conocimiento del Gobierno (…) muchos se preguntan: ¿Será que hay complicidad?”.
Editado por Pedro García Otero.