English“Le proponemos (al presidente de la República) formalmente que esta actividad de cierre de fronteras y estado de excepción vaya sumando territorios para ser liberados para el bienestar de nuestro pueblo”, expresó este martes Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.
Esta declaración coloca en alerta a los venezolanos, pues un estado de excepción implica la suspensión de garantías constitucionales, mejor conocidas como derechos, establecidos todos en la Carta Magna.
Ante esta situación, PanAm Post entrevistó a Jorge Tricás, politólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, quien de manera muy coloquial realizó un análisis de las recientes medidas tomadas por Nicolás Maduro, acciones que solo en la frontera y de acuerdo con cifras oficiales del Gobierno colombiano, han dejado a más de 1.100 de sus nacionales deportados.
Tricás calificó la medida gubernamental como “un disparate de un Gobierno desesperado” y aunque afirmó que solo se trata de perspectivas a analizar, un estado de excepción en todo el país “conduciría a Venezuela a la destrucción”.
Un estado de excepción puede resultar una gran purga para acabar con todo lo que realmente les moleste para seguir montados en un régimen totalitario.
¿Qué hay detrás de la medida de estado de excepción y cierre de frontera tomada por el Gobierno de Venezuela?
Hay varias lecturas: la primera, el Gobierno viene a la baja, ha perdido popularidad y todo hace suponer, según las encuestas —no muy creíbles porque las encuestas solo miden el momento—, que en diciembre puede perder las elecciones parlamentarias; esto no implica un cambio de régimen, pero sí sería una pérdida de poder importante.
Hay una máxima política que dice que los peligros externos unifican, de manera que podrían estar jugando la carta del nacionalismo, ellos — el Gobierno — con esta medida pueden estar pensando que les va a reportar solidaridad interna y un reforzamiento de su poder y su imagen.
Hace rato que este régimen, antes el de Chávez y ahora el de Maduro, tiene un oficio de totalitarismo. Señalizar las casas de los colombianos, estigmatizarlos como que encarnan el mal y todos estos traslados, se asemejan a lo que hacían los nazis cuando deportaban y trasladaban a los judíos.
Aquí estamos viendo un Gobierno que cada día más se decanta hacia una política totalitaria, con prácticas antipáticas y peligrosas. Son medidas apuradas de un Gobierno que tiene el agua en el cuello o en la naríz.
Esta gente — el Gobierno — está jugando con radioactividad y no saben lo que hacen; ojalá prive la sensatez, aunque no, esta gente no tiene sensatez, ojalá priven otras variables y la cosa no pase a mayores.
¿Por qué el Gobierno toma esta decisión a pocos meses de las elecciones?
Aquí viene una tercera lectura, todas son perspectivas posibles, ratificables en el tiempo; son solo los hechos los que darán la razón de todas estas intuiciones.
Con esto, el Gobierno puede avanzar hacia un estado de excepción que pueda dar lugar a que suspendan de alguna manera las elecciones que tienen encima, esto los beneficiaría, se corre la arruga, difieren y el tiempo trabajaría a su favor, con eso ganarían tiempo para arreglar todos los entuertos.
Que si paramilitarismo, bachaqueros, esas son etiquetas, son clichés que pueden hacer daño pero que no es el problema en la frontera, porque bachaqueros hay en todo el país.
Lo que está latente es qué se está jugando con todo esto, esto es un disparate y los costos los vamos a pagar. Esto no pinta bien, es un disparate político y diplomático que da cuenta de un régimen que está en apuros.
¿Qué podría pasar en Venezuela con esa frase “que esto no pinta bien”?
Ojalá no acertemos porque las perspectivas no son gratificantes, aquí podrían cometer un error de tipo diplomático y militar y se podría armar un conflicto, porque Colombia es un Estado mucho más conformado, hay instituciones, división de poderes; no van a permitir cualquier malandrada de este lado.
A lo mejor dentro de cuatro o cinco meses no podrás llamarme para hacerme esta entrevista porque capaz tú no tendrás un medio para trabajar y a mí no me dejarán hablar
Ningún conflicto armado o no, es conveniente para nadie en este mundo, pero pudiéramos avanzar hacia un escenario de conflictividad fronteriza entre los dos países.
Colombia es un país que sí sabe dar respuestas en un momento dado, no le temblaría el pulso para nada, y a estos locos —el Gobierno — tampoco.
¿Esto no empeora la imagen internacional de Venezuela?
Sí, pero no te olvides que las instituciones que pudieran hacerse cargo y manifestarse por este tipo de cosas, como la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), etc., no tienen un peso específico como para decantar medidas.
Lo que queda es el descrédito internacional y la mala prensa, pero esto tiene mala prensa desde hace 15 años y nadie ha hecho nada, todo el mundo mira para el lado, los países se dan la vuelta. Lo que no arreglemos los venezolanos aquí adentro no va a venir nada ni nadie de afuera a arreglarlo.
¿Es posible que el Gobierno esté buscando decretar estado de excepción en todo el país?
Claro, un estado de excepción en todo el territorio nacional supone la vulneración de derechos humanos, supondría atropellos a los derechos. Si buscamos en los libros encontramos que cada cuatro o cinco años Joseph Stalin, que fue uno de los más grandes criminales que ha tenido la humanidad, hacía purgas y esto es lo que está pasando, se inventaba peligros y eso le servía para matar a millones de bolcheviques y con eso hacía una limpieza a beneficio propio.
Un estado de excepción puede resultar una gran purga para acabar con todo lo que realmente les moleste para seguir montados en un régimen totalitario.
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Es peligrosísimo; es una excepción y como dice el nombre, dentro de la excepción todo es posible.
En política la realidad siempre nos lleva a un paso de la imaginación. Ni Steven Spielberg pudiera imaginar lo que aquí puede ocurrir en un estado de excepción dada la condición de los gobernantes, del país, del perfil social que tenemos, dada la conflictividad entre la población, aquí se ha inculcado una guerra, al país lo han partido en dos, uno es enemigo del otro.
Es darle una patada a la mesa y mandar todo al diablo, eso conduce en 99% hacia la destrucción, la destrucción es el colmo de la posesión porque solo lo que hemos destruido es perfectamente nuestro.
Uno no está apostando por eso, uno pide calma, cordura, sensatez y que la frontera sea un lugar donde prive la simpatía, la amistad y los intercambios, ojalá mis predicciones no se cumplan por el bien de todos.