La Policía Federal de Brasil detuvo este viernes al ex presidente Luiz Inazio Lula da Silva para prestar declaración en el marco de la operación Lava Jato que investiga los casos de corrupción de Petrobras.
La mañana de este viernes funcionarios policiales registraron la casa del ex mandatario y se lo llevaron; de acuerdo con el diario Folha, Lula reaccionó con tranquilidad al informarle que era objeto de una orden de traslado coercitivo para colaborar con la justicia y rendir declaraciones.
La Procuraduría de ese país afirmó que tiene pruebas de que Lula ha recibido dinero desviado de la estatal petrolera Petrobras.
De acuerdo con la Policía Federal, Lula está obligado a colaborar y ofrecer información en esta nueva fase de la Operación Lava Jato, que ha salpicado a las principales empresas y a destacados políticos del país y de la región.
Los agentes también registraron la casa de su hijo, Fabio Luiz, y otras residencias cuya propiedad se le atribuye a su familia, como la sede del Instituto Lula, una finca de la localidad paulista de Atibaia; y un apartamento en el balneario de Guarujá.
Las autoridades sospechan que esas propiedades pertenecen en realidad a Lula, aunque figuran a nombre de otras personas allegadas al exmandatario. Son por lo menos R$ 4,5 millones (US$1,2 millones) en lavado a través del estos inmuebles y mobiliario de lujo en ambos, así como almacenamiento de bienes.
También se investigan pagos al expresidente realizados por empresas investigadas en el caso Petrobras, en concepto de supuestas donaciones y charlas, informó la Policía Federal.
Las autoridades judiciales, que investigan a Lula por sospechas de ocultación de patrimonio y lavado de dinero, han manifestado que hoy mismo ofrecerán detalles sobre la operación en torno al expresidente y su familia en una rueda de prensa.
La operación se enmarca en las investigaciones de corrupción en la estatal Petrobras y fue ordenada por el juez federal Sergio Moro, que está a cargo de las averiguaciones sobre una red que se apropió ilegalmente de unos 2.000 millones de dólares de las arcas de la petrolera.