Dos comunidades en Brasil decidieron no esperar por el Estado y construyeron un puente que costó 54 veces menos que lo presupuestado por la alcaldía.
Se trata de Nova Esperança y São Luiz, dos barrios separados por un riachuelo que les complicaba el día a día, debido a que una comunidad contaba con atención médica pero no con una parada de autobús, mientras que la otra si contaba con la parada más no con el acceso a la entrega de medicamentos. La solución era la construcción de un puente.
Ante la necesidad de dicha infraestructura, la comunidad pidió a la alcaldía un puente de verdad, pero la respuesta era que no había dinero, por la crisis económica.
Esperaron durante dos décadas, hasta que se les ocurrió construir el puente entre los vecinos de ambos barrios: “Ahí tuvimos esta actitud, recaudamos dinero de los habitantes y lo hicimos”, agrega uno de los habitantes.
Al hacerlo entre ellos, descubrieron que el puente se pudo hacer a un costo 54 veces menor de lo que había sido calculado por la alcaldía.
Milton Avelino, presidente de la asociación de habitantes de Nova Esperança, explica en reales la diferencia de costos del puente: “Por la alcaldía era presupuestado en [BRL$] 270.000; nosotros lo hicimos con 5.000”. Es decir, apenas precisaron del equivalente a US$ 1.500 para realizar una obra que, según las autoridades locales, hubiera costado US$ 81.000.
“Está capacitado para soportar hasta tres toneladas en movimiento”, calcula Antonio Carlos Moura, un vecino de 56 años que trabaja con portones eléctricos y estructuras metálicas.
Él participó de la obra, al igual que albañiles, soldadores de plataformas de navíos, electricistas, pintores… Trabajaron solo sábados y domingos, y en cuatro fines de semana lo lograron.
Los habitantes de las comunidades creen que la diferencia de costos se debe a que en la alcaldía inflaron el presupuesto para desviar dinero, como ocurría en la petrolera estatal Petrobras.
“Creo que el poder público todavía iba a hacer una obra sobrefacturada, encima de una comunidad que lucha con dificultades. Una ciudad pobre de un país que se encuentra quebrado”, comenta Moura.
En los dos barrios, ahora conectados por la obra, algunos ya se ilusionan con que el ejemplo sea un grano de arena que contribuya a cambiar las cosas en Brasil: “Quién sabe si en el futuro, cuando las comunidades consigan hacer sus puentes, carreteras, viaductos y hospitales, no vamos a oír hablar más de políticos corruptos ni de corrupción”, sueña Moura.
Fuente: BBC Mundo