El gobierno federal de Brasil congeló, este lunes siete de noviembre, las cuentas del estado de Río de Janeiro debido a su enorme deuda.
Las cuentas del estado, que se declaró en situación de “calamidad pública”, fueron bloqueadas por orden judicial por una deuda de 170 millones de reales (unos US$ 52 millones) con la administración central.
Río se declaró en estado de emergencia financiera antes de los Juegos Olímpicos de 2016, una decisión que permitió al estado reasignar fondos. Pero muchos trabajadores públicos no han recibido su pago en meses.
De acuerdo con la decisión judicial y fuentes oficiales, la recaudación estatal se destinará a saldar la deuda lo que supone, en la práctica, que no podrá hacer ningún pago hasta que liquide el saldo pendiente.
Ante esta situación, el gobernador Luiz Fernando Pezao dijo que viajará a Brasilia para poder negociar.
Pezao reclamó al Ejecutivo la liquidación del préstamo de cerca de 3.000 millones de reales (unos US$ 900 millones) comprometido para el pago de la seguridad durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos que se celebraron en la ciudad.
El gobernador había anunciado el viernes un paquete de medidas de ajuste con el objetivo de ahorrar unos USD$ 8.000 millones que se traducirá en recortes en asuntos sociales y en cultura, una subida de impuestos para jubilados y pensionistas y un aumento en la tarifa del transporte público.
En junio, cuando se declaró en “calamidad pública”, el Estado brasileño bloqueó sus cuentas por una deuda con la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y la Justicia ordenó también bloquearlas después para asegurar el pago de los salarios de los funcionarios y los compromisos sociales.