Mientras el régimen de Nicolás Maduro y la oposición venezolana se encuentran en una “fase exploratoria” para iniciar un nuevo diálogo; el mandatario no solo exige que todos los factores políticos reconozcan la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, sino que, además, adelantó que no habrá libertad para los presos políticos.
El representante del diálogo por parte del Gobierno, Jorge Rodríguez, anunció el pasado viernes 15 de septiembre que la agenda de negociación del oficialismo contempla una opción que la oposición no está dispuesta a aceptar: el reconocimiento nacional e internacional de la ANC.
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En las últimas horas, Maduro recalcó que el reconocimiento de su constituyente es una condición “sine qua non” (imprescindible, sin la cual no es posible más nada).
La oposición por su parte, se niega a reconocer a la ANC conformada exclusivamente por chavistas, y electa sin cumplir con los procesos que exige la Constitución vigente. Además, para aceptar las conversaciones, la oposición exige la presentación de un cronograma electoral que incluya una fecha firme para las elecciones presidenciales previstas para 2018, además de “la liberación de presos políticos” y restitución plena de las funciones del Parlamento venezolano, de mayoría opositora.
Pero sobre los presos políticos Maduro también aclaró que no habrá libertad para los disidentes. Dijo que el diálogo instalado entre su Gobierno y la oposición no dará libertad a quienes hayan cometido “crímenes de terrorismo”.
Como “terroristas” califica la dictadura de Nicolás Maduro a los líderes opositores que convocaron y participaron en las protestas que se efectuaron desde abril hasta julio de 2017 y que tras la brutal represión hubo más de un centenar de fallecidos.
Cabe destacar que las reuniones de este diálogo previo entre el chavismo y la oposición se prevé que se reanuden el próximo 27 de septiembre; mientras, las partes se acusan mutuamente de mentirle al pueblo venezolano con respecto a estas citas.
En enero de 2017 la oposición aseguró que no participaría más en la conversaciones si el régimen no cumplía con los compromisos adquiridos, entre ellos la liberación de presos políticos, la aceptación de ayuda humanitaria, y la presentación de un calendario electoral. Y es que el incumplimiento de los acuerdos por parte de Nicolás Maduro hizo expulsar hasta al Vaticano de las conversaciones.
En enero el papa Francisco tomó la decisión de no enviar, hasta nuevo aviso, a su delegado internacional para participar en el diálogo que inició en 2016. Claudio María Celli, representante de la Iglesia católica en la mesa de diálogo, no viajaría más a Venezuela.
Fuentes: El Estímulo; DW