Vivir en el país gobernado por Nicolás Maduro o salir de él, se ha vuelto toda una hazaña para los venezolanos, pues se han visto obligados a ingeniar “mil” maneras para superar los embates de una economía en picada.
Por un lado, están los venezolanos que tomaron la decisión de mantener sus raíces en el país suramericano, pero en la búsqueda de dólares para poder subsistir, y por el otro, están quiénes decidieron emigrar pero que también necesitan buscar divisas para ahorrar y establecerse en otra nación; ambos tipos de venezolanos tienen algo en común: buscan trabajo temporal en países cercanos para poder ahorrar dinero y salir a flote junto a sus familias.
Se trata de una modalidad de “escape” que consiguieron muchos venezolanos para tener acceso a dólares y lograr mantenerse en Venezuela, pues en el país suramericano solo con el sueldo mínimo es imposible sobrevivir.
Hay que recordar que el chavismo instauró un severo control de cambio donde solo para acceder a dólares los ciudadanos de a pie deben acudir al mercado negro en un país donde el salario neto mensual es de 177.507 bolívares (US$ 1,7). Lo que significa que si un venezolano quisiera adquirir un dólar debe de disponer de todo su salario de un mes sin comer, recrearse o vestirse.
Curazao, Aruba, Trinidad & Tobago, Miami (EE.UU) y República Dominicana son los principales destinos de “ida y vuelta” para quienes encontraron en parte la solución a sus problemas.
Lo que están haciendo muchos venezolanos es que llegan a estos países, consiguen trabajo en cualquier oficio, ganan unos cuántos dólares y regresan a Venezuela con dos intenciones, unos se quedan y viven de la venta del dólar en el mercado negro, y otros solo ahorran lo que ganaron en el exterior para poder emigrar.
Tal es el caso de Jesús González, quien es padre de familia con tres hijas. Jesús decidió renunciar a su trabajo en Venezuela; ha viajado dos veces en este año a Curazao y durante el mes de permanencia que le permite Migraciones, trabajó de mesonero, bartender, también ayudó en la instalación de cámaras de seguridad y hasta en el ramo de la construcción.
Como Curazao permite la estadía de venezolanos solo por 28 días continuos y 90 al año, lo que hace es trabajar durante ese mes y luego regresar a su país. Su intención es acumular la mayor cantidad de dinero para luego mudarse a otro país y empezar de cero.
Él tiene casa, carro y una familia estable, sin embargo el dinero que ingresa a su hogar es insuficiente para mantener a todos los miembros; por esta razón decidió salir y emprender esta “aventura”. Cuenta con familia en la isla por lo que no paga alojamiento.
Logró que al principio le prestaran el dinero para comprar el primer pasaje a Curazao, solo en ese viaje recuperó el monto del pasaje y además ahorró unos 350 dólares.
En este segundo viaje a la isla consiguió un trabajo mejor y estable al menos durante un mes, trabaja de mesonero y bartender y ha logrado ahorrar casi 500 dólares; su intención es ahora viajar a Aruba o República Dominicana y hacer el mismo procedimiento.
González contó a PanAm Post que con el dinero ahorrado viajará a Perú o Chile donde espera poder establecerse para luego llevarse a su familia.
Andrés Ramírez tiene dos años seguidos viajando a República Dominicada, allá trabaja como mesonero y hasta limpia automóviles con lo que ahorra unos US$ 500 cada vez que viaja; con ese dinero ha podido pagar los estudios de su hijo y la alimentación en Venezuela.
Como ellos hay cientos de venezolanos sorteando la misma situación, salen del país, viajan a Miami, por ejemplo, y se mantienen allá el tiempo en el que legalmente pueden estar, trabajan en cualquier oficio, ahorran en dólares y regresan a su tierra.
También están quienes viajan en bote a Aruba o Curazao e ingresan de manera ilegal, hacen el mismo procedimiento pero sin tener que limitarse por el tiempo legal de entrada y de salida.
Solo con la venta de divisas quienes logran ahorrar en dólares saben que pueden costear sus necesidades básicas y las de sus familiares. Con tan solo vender US$ 100 obtienen 10 millones de bolívares.
Evidentemente no es la mejor manera de vivir, pero es una de las opciones que han conseguido los venezolanos para sobrevivir a una crisis sin precedentes caracterizada por la inflación más alta del mundo, los salarios más bajos de la región y una escasez de alimentos y medicamentos única en su historia.
Boletos de viaje a precios incomprables
Y es que estos venezolanos que deciden salir del país también deben sortear otra complicación, como lo es el costo de pasajes aéreos; los que obtienen ingresos en bolívares deben trabajar unos 17 años para poder pagar un boleto de avión.
Al buscar en portales web, es posible encontrar vuelos más económicos. En fechas de temporada baja, los precios descienden hasta los USD $4oo hacia destinos en Latinoamérica, pero siguen siendo sumamente altos para el venezolano.
En el país suramericano es difícil conseguir un vuelo inferior a los USD $1000; los más económicos son precisamente los que tienen como destinos esos países que usan como “salvoconducto” para poder trabajar por tiempos determinados.
Un vuelo para Curazao, por ejemplo, cuesta unos US$700; con destino Aruba cuestan unos US$500 y hacia Miami (EE.UU.) unos US$600.
Con el salario mínimo, para que un venezolano pueda adquirir un boleto de avión económico (entre USD $300 y $500), tendría que ahorrar entre 60 y 100 salarios mínimos (entre cinco y ocho años). Si el venezolano pretende adquirir un boleto en temporada alta con un destino cercano, tendría que ahorrar unos 248 salarios (que serían más de quince años de trabajo).
Remesas: el “salvavidas”
Pero ante la crítica situación y el paupérrimo poder adquisitivo de los venezolanos, quienes han emigrado han decidido ayudar a sus familiares en Venezuela con remesas.
Los que por un lado no consiguen dólares como lo hacen quienes salen del país para trabajar, por otro lado cuentan con la ayuda de sus amigos y familiares exiliados.
Quienes se encuentran en el exterior se comunican con amigos y conocidos que aún están en Venezuela para ofrecerles divisas; y con los bolívares obtenidos por la venta de cada dólar logran ayudar a sus familiares que pasan penurias en el país suramericano.
Con todo esto, es un hecho que Venezuela cada día se asemeja más a Cuba tras las restricciones políticas, económicas y sociales emprendidas por ambas dictaduras y enmarcadas en el “socialismo”.
El régimen de Nicolás Maduro está aislando cada día más a los venezolanos con estos pasajes “incomprables”, pocas aerolíneas, salarios bajos y en bolívares que obligan a los ciudadanos a ingeniar el modo de su sobrevivencia.