El régimen de Nicolás Maduro permitiría la instalación de casas de cambio para controlar la entrada de remesas al país suramericano; un anuncio que se convertiría una vez más en un intento fallido y en un fabuloso negocio para quienes comercializan dólares en el mercado negro.
Tras la escasez de divisas que enfrenta Venezuela por la dramática disminución en la producción petrolera, la dictadura de Maduro busca la manera de recibir dólares “fácilmente”, y para ello, permitiría nuevamente la activación de casas de cambio oficiales.
Esta decisión, según el régimen, buscaría evitar que las divisas que entren al país caribeño terminen en el mercado negro, pero en realidad lo que quiere es hacerse de los dólares de los venezolanos que están fuera del país y que con sacrificio intentan ayudar a sus familiares desde la distancia.
Habría que preguntarse ahora quién facilitará las divisas a las casas de cambio para poder hacer el canje. El único ente que cuenta con esta posibilidad es el Estado, que maneja de manera oficial la entrada y salida de dólares en el país suramericano.
El economista Luis Oliveros explicó a PanAm Post que el régimen puede poner a funcionar millones de casas de cambio, pero agregó que si no hay oferta de divisas y no hay incentivos para que las personas vendan divisas allí, será otro fracaso.
“Es un anuncio más enmarcado en una campaña electoral, es una promesa más de un presidente que lamentablemente no tiene credibilidad y mucho menos cuando habla de economía”, señaló.
En Venezuela existe desde 2003 control de cambio que prohíbe a la gente comprar o vender dólares, que es una moneda universal. Como en todo control, aparecen mercados negros con otra cotización del dólar que es hasta 10 veces superior al cambio oficial, por esa razón los venezolanos prefieren vender las divisas en el mercado paralelo.
“No es la primera vez que el gobierno ofrece esas mesas de cambio, pero cuando la gente va y quiere comprar, se encuentra con cualquier cantidad de requisitos y limitantes. Mientras la gente espera por esos mecanismos oficiales, las tasas paralelas aumentan de manera importante”; explicó el especialista.
Oliveros señaló además que la mayoría de las remesas que ingresan a Venezuela no lo hacen en forma de dólares. Agregó que la comercialización de las divisas se hace generalmente fuera del país y adentro se hacen transacciones en bolívares calculadas al precio del dólar negro.
“El gobierno está tratando de controlar eso porque ha ido creciendo, a medida que la diáspora aumenta la cantidad de remesas que llegan a Venezuela son mucho mayores. Se habla entre 1.000 y 1.500 millones de dólares, cifra que es muy alta si se toma en cuenta que se trata de un gobierno sin producción petrolera y que está buscando dólares desesperadamente”, señaló.
“Lo que el gobierno va a lograr, mientras persigue a quienes envían remesas,es que aumente el precio del dólar en el mercado negro. Pero nadie en su sano juicio va a ir a venderle dólares al gobierno a un décimo de lo que cuesta en el mercado paralelo”; sentenció.
Este miércoles 2 de mayo, el vicepresidente Tareck El Aissami dijo que los locales cambiarios serán instalados en hoteles, aeropuertos, destinos turísticos, etc. Es decir, a lo largo y ancho del territorio nacional.
“Vamos a abrir casas de cambio para que las personas que tengan algún tipo de operación cambiaria, sobre todo remesas o cualquier otro tipo de operación cambiaria, tengan la vía legal para hacerlo”, puntualizó.
Hay que recordar que en el país suramericano hay un férreo control de cambio, donde la libre circulación del dólar (moneda aceptada a nivel mundial) no está permitida, y que al no haber acceso a dicha moneda, el mercado negro es la única manera en que puede adquirirse.
Apenas en 2017, Maduro anunció que instalaría casas de cambio en las fronteras, algo que nunca funcionó por los excesivos controles. Los venezolanos llevan 15 años sin poder comprar un dólar en el mercado oficial, eso explica en buena medida, el descalabro económico y el altísimo valor del dólar negro.
Las declaraciones de El Aissami contrastan con las ofrecidas por el régimen en enero de este mismo año cuando anunció que bloquearía las remesas familiares y las calificará como “delitos financieros”. Para ello la chavista Fiscalía venezolana bloqueó más de mil cuentas bancarias y emprendió una investigación contra la entidad financiera Banesco.
El gobierno quiere penalizar a aquellas cuentas que reciben muchos bolívares porque presume que son de personas que negocian con el dólar en el mercado negro.
Las remesas no ingresan en dólares
La realidad es que actualmente las remesas que familiares envían desde el exterior no entran al país en forma de divisas y para el régimen es casi imposible controlarlo.
Lo que sí existe son transacciones acordadas, tanto en territorio venezolano como en el exterior, entre miles de personas distintas. Es así: los venezolanos acuden a un intermediario que tiene tanto cuentas en el exterior como en Venezuela.
Este intermediario recibe el dinero en moneda extranjera por parte de quienes desean ayudar a sus familiares en tierra criolla; inmediatamente este utiliza sus cuentas en bancos de Venezuela para transferir en bolívares a los beneficiarios de las remesas.
No existe una conexión directa entre el banco que está en el exterior y el que está en el país suramericano. El dinero nunca ingresa en divisas.
¿Y cómo es que estas personas tienen tanto dinero en bolívares para transferir a los diferentes beneficiarios? Pues el origen no está determinado, puede ser tras la venta de bienes o tras la misma compra-venta de dólares desde Venezuela a través del mercado negro.
Es así como exiliados se comunican con amigos y conocidos que aún están en Venezuela para ofrecerles divisas; y con los bolívares obtenidos por la venta de cada dólar logran ayudar a sus familiares que pasan penurias en el país suramericano. También estas remesas son despachadas a través de páginas web e intermediarios — personas que tienen cuentas en Venezuela con suficientes bolívares—.
Si el régimen sigue buscando controlar la economía venezolana, siempre existirán nuevas opciones para sortear los controles.
El alivio de las remesas
Venezuela cuenta con la mayor inflación del mundo, la cual en 2017 cerró en 3.000%; pero, además, tiene el salario más bajo de la región: un venezolano recibe USD $3 mensuales como sueldo mínimo, mientras los precios de los productos y alimentos básicos se encuentran en bolívares, pero calculados al dólar negro.
En el exterior hay muchos profesionales que, por necesidad y en busca de mejorar sus vidas, trabajan de mesoneros o venden golosinas en los autobuses, otros caminan las calles vendiendo arepas venezolanas, pero todos con una sola misión: emprender y ayudar a quienes se quedaron en su tierra. Estos exiliados y sus remesas son hoy el “salvavidas” de sus familiares en Venezuela.
Como las agencias de envío de remesas formales usan la tasa oficial, los inmigrantes han buscado otra forma, a fin de que el dinero enviado les llegue a sus parientes al cambio del “mercado negro”.
La “ventaja” que hay para los venezolanos en el exterior es que el bolívar está tan devaluado que, a pesar de enviar menos de la cuarta parte del sueldo a un pariente en Venezuela, cuando se convierte a la tasa paralela, son millones de bolívares.
Por ejemplo el sueldo mínimo en Perú, ronda los USD $250; si le envía a su familiar unos USD $10, ya estaría ayudándole con el monto equivalente a tres sueldos mínimos venezolanos.
Con esto, es un hecho que Venezuela cada día se asemeja más a Cuba tras las restricciones políticas, económicas y sociales emprendidas por ambas dictaduras y enmarcadas en el “socialismo”.