El régimen de Nicolás Maduro fue duramente “golpeado” por más de 20 países de la OEA, los cuales no se han dejado amedrentar ni engañar por la delegación venezolana. Ante esto, se prevé que el país suramericano sea suspendido en el organismo internacional o en su defecto que se apruebe una resolución sobre el tema.
La constante violación a los derechos humanos, el fraude electoral, así como los actos de corrupción internacional han sido el punto de partida para que por primera vez en la Asamblea General de la OEA se discuta la “situación en Venezuela”.
Es primera vez que en plenaria países como Nicaragua, Ecuador o Bolivia prefieren el silencio, antes que defender al régimen venezolano; ahora sus posibles abstenciones o votos pueden cambiar el rumbo de lo que se decida en la Asamblea General.
Mariano De Alba, especialista en derecho internacional e internacionalista, expresó a través de su cuenta de Twitter, que es muy difícil que se apruebe la suspensión de Venezuela porque se necesitaría 24 votos, mientras que para aprobar una resolución solo hacen falta 18.
De Alba agregó que la exhortación que hace la resolución que se discutirá en la Asamblea General serviría para que los países argumenten que se trata de una medida “multilateral”.
Explicó que es una práctica histórica que en Latinoamérica se adopten sanciones por órganos “multilaterales”, como el Consejo de Seguridad de la ONU. Agregó que por ende, el exhorto en la resolución de la OEA daría mayor legitimidad a esas sanciones por parte de países de la región.
“Una eventual suspensión de Venezuela de la OEA no es una panacea. Acrecienta el aislamiento diplomático del régimen —lo que de entrada no es una buena noticia—. La presión debe aumentarse, pero también los esfuerzos internacionales para buscar salidas constructivas”, señaló el especialista.
“La resolución también abriría de forma más clara la puerta para que países de Latinoamérica adopten sanciones como las de Canadá y Europa al hacer un llamado para que se tomen medidas a nivel político, económico y financiero”, sentenció.
El canciller paraguayo y presidente de la Asamblea General de la OEA, Eladio Loizaga, afirmó que la suspensión de Venezuela sería una “sanción moral fuerte” contra el régimen de Nicolás Maduro.
En una entrevista para el Diario Las Américas, Loizaga afirmó que las recientes elecciones fraudulentas fue el tema que agravó la situación frente a la OEA.
Y es que antes de iniciar la Asamblea General se conoció que el Gobierno de Estados Unidos logró que se desconozca el fraude electoral en Venezuela y a Nicolás Maduro como mandatario de ese país.
“Tenemos los 24 votos para aprobar el temario —de Venezuela— y los 18 para apoyar y pasar la resolución en la Asamblea General”, dijo Carlos Trujillo, embajador de EE. UU. ante la OEA.
Para que la OEA adopte una resolución sobre Venezuela se debe contar con la mayoría simple de sus 35 Estados miembros.
El Gobierno estadounidense ha sido enfático en señalar la importancia de que una dictadura como la de Maduro no siga formando parte de dicho organismo, a pesar de que Venezuela está cumpliendo el procedimiento para retirarse por voluntad propia.
El vicepresidente de EE. UU., Mike Pence, anunciará el fuerte mensaje contra la dictadura y además tomará nota de los países que no se unan a EE. UU. en una votación que se llevaría a cabo este martes 5 de junio para expulsar a Venezuela de la OEA.
Venezuela ya ha dicho que se va de la OEA y el año pasado anunció que comenzaría el proceso de retirada. Pero según el estatuto de la OEA, una nación tarda dos años en abandonar la organización y los funcionarios podrían cambiar de opinión.
No solo EE. UU. ha asumido una posición frontal sobre la crisis en Venezuela, también en el marco de la Asamblea General el presidente de Chile, Sebastián Piñera, pidió a la OEA “una acción internacional para reclamar la recuperación de la democracia y el respeto a los derechos humanos en Venezuela”.
Resolución no implica suspensión
Si en la Asamblea General de la OEA se aprueba la resolución sobre Venezuela, tal como está previsto, eso no significaría que el país quedará suspendido automáticamente; aunque sí implicaría el inicio del proceso.
Para aprobar esa resolución, que invoca los artículos 20 y 21 de la Carta Democrática Interamericana, se necesita el apoyo de 18 de los 34 países miembro de la OEA.
Después tendría que convocarse una Asamblea General Extraordinaria, porque según la Carta, la suspensión de un país se vota en “un período extraordinario de sesiones”. La suspensión tendría que recibir en esa cita un tercio de los votos, es decir 24, y sería inmediata en ese caso.
Cabe destacar que un país suspendido puede volver a la organización, una vez superada la situación que la motivó. En los 70 años de historia de la OEA solo han habido dos suspensiones: la de Cuba, en 1962, por su alineamiento con el bloque comunista, y la de Honduras, en 2009, tras el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya.
Asímismo, el año pasado Nicolás Maduro puso en marcha el proceso para que su país abandone la OEA, y este culminará en abril de 2019. Si Venezuela no es suspendida y se va por sí misma, sería la primera vez que un país abandona voluntariamente esta organización.