El hambre en los venezolanos se multiplica, recrudece y va dejando rastros de desesperación: desmembraron un caballo en la principal escuela de veterinaria del país en la Universidad Central de Venezuela, ubicada en Maracay, estado Aragua.
Ante el colapso económico, la escasez de alimentos y la exorbitante inflación, los venezolanos han recurrido a acciones desesperadas para poder saciar el hambre; unos son capaces de asesinar animales en las calles, otros recurren a los residuos de la basura, y otros se alimentan de carne podrida.
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El portal de noticias Infobae reseñó que venezolanos descuartizaron a una yegua. Los ladrones habrían saltado la cerca de la institución, mataron al caballo y se llevaron su carne, bien para venderla o para alimentar a sus hambrientas familias.
El asesinato de este animal no es un incidente aislado. Ganaderos de todo el país han manifestado su preocupación porque sus animales están enfrentando la misma suerte. Ladrones ingresan a propiedad privada, descuartizan animales y se roban la carne.
De acuerdo con Infobae, hace algunos meses ladrones también mataron a dos caballos que habían sido donados a la universidad y a un toro que era el centro del programa de reproducción.
En la nación con la mayor inflación del mundo, los salarios más bajos de la región, y la escasez de alimentos y medicamentos que supera el 90 %, existe una crisis comparable con la de un país en guerra: la gente come de la basura, aumentan los saqueos, y los camiones que trasladan alimentos se han convertido en blanco de la delincuencia y de las comunidades más desesperadas; a esto se suma la depredación animal.
Hay que recordar un video que en marzo de 2018 se viralizó cuando un hombre venezolano en el estado Carabobo, se agachó para descuartizar a un perro callejero para quitarle toda la carne.
Si en Venezuela no existiera una crisis humanitaria, los venezolanos no se verían en la necesidad de comer de la basura o cazar animales, tampoco se verían en la necesidad de saquear camiones; la verdad es que en el país hay hambre y cada día para el régimen es más difícil ocultarlo.
El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) informó que la desesperación es tal, que algunos venezolanos compran para consumo humano, alimentos de animales.
Según reseña una nota de prensa, miembros del equipo de Provea en un recorrido por diferentes supermercados de la ciudad capital constataron que muchas personas llevaban las llamadas “salchichas para perros” cuyo contenido esta compuesto por huesos de pollo triturados, mezclados con otras partes no comestibles del pollo, que es envasado como un embutido y vendido de manera congelada.
La organización aseguró que el hecho de que “venezolanos estén consumiendo alimentos para animales es una dramática consecuencia de la violación del derecho a la alimentación por parte del Estado”; y remarcó que “las fiscalizaciones a los supermercados son medidas arbitrarias e insuficientes” para garantizar el acceso de la población a productos de la dieta básica, de manera segura y a precios accesibles.
Carne podrida para sobrevivir
Miles de venezolanos se han visto en la necesidad de comprar carne podrida ante la crisis.
“Como está la situación, la gente compra lo que sea para el consumo porque no tiene cómo pagar un kilo de carne, no tiene cómo pagar un kilo de pollo, el dinero no le abastece”, indicó a la BBC un comerciante desde un mercado en Maracaibo estado Zulia, al occidente del país.
Los comerciantes optan por vender esta carne estropeada en menor precio, lo que se convierte en una especie de oportunidad para quienes no pueden adquirirla a mayor costo.
La realidad del pueblo venezolano, por desgracia, es muy diferente a como lo pintan desde Podemos. De acuerdo con la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida), el 87 % de la población venezolana vive en la pobreza y el 61 % en pobreza extrema.
Según datos oficiales de Cáritas y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 55 % de los niños menores de cinco años sufren malnutrición”.
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, elaborada por varias universidades venezolanas, cerca del 65 % de la población perdió una media de 11,4 kilos de peso en 2017 por hambre, superior a los 8 kilos perdidos en 2016. Rebuscar comida en la basura se ha convertido en una estampa habitual en las calles del país.
El Consejo Noruego de Refugiados (NRC) situó a Venezuela entre los diez estados con las crisis humanitarias más graves del mundo en 2017, junto a otros países, como República Democrática del Congo, Sudán del Sur, República Centroafricana, Burundi, Etiopía, Palestina, Myanmar, Yemen o Nigeria. Es el único país del continente americano que aparece en este ranking.