
Once países del Grupo de Lima decidieron “enfrentar” al papa Francisco ante la posibilidad de que intente mediar en un diálogo infructuoso en Venezuela.
En una declaración contundente dirigida al Vaticano, y ante la convocatoria al diálogo emprendida por Uruguay y México, los once países la calificaron como un “simple ardid diplomático que beneficia únicamente” a Nicolás Maduro.
Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú han entendido que cada diálogo entre el chavismo y la oposición en Venezuela han terminado infructuosos y solo han servido para mantener a Maduro en el poder.
“(…) Las iniciativas de diálogo propiciadas por diversos actores internacionales fueron manipuladas por el régimen de Maduro, transformándolas en maniobras dilatorias para perpetuarse en el poder y, por lo tanto, consideran que toda iniciativa política o diplomática que se desarrolle debe tener por objeto apoyar la hoja de ruta constitucional presentada por la Asamblea Nacional y por el Presidente Encargado, Juan Guaidó, que busque una transición pacífica entre los venezolanos, que logre la salida del régimen dictatorial de Maduro, permita la convocatoria a elecciones y el restablecimiento de la democracia en Venezuela”, sostiene el punto 4 de la declaración de Ottawa del Grupo de Lima.
Este documento no solo frena en seco las propuestas de diálogo de Uruguay y México, sino que le adelanta a Francisco que no tiene chance de mediar si no reconoce que el presidente de Venezuela es Guaidó y que Maduro representa un “régimen dictatorial” en América Latina.
Y es que ante su desesperación y al verse más débil que nunca, Maduro envió una carta al Vaticano para solicitar su mediación para un nuevo diálogo, una situación que alertó a los países democráticos de la región, sobre todo, porque el papa Francisco ha evitado referirse a la crisis en Venezuela y tampoco ha querido reconocer a Juan Guaidó como presidente (E).
Un artículo del diario El Tiempo informó que el papa Francisco dijo que el Vaticano estaría dispuesto a mediar en Venezuela si lo pidieran ambas partes, pero que primero hay que intentar buscar un acercamiento de sus posiciones.
Hay que recordar que la crisis en Venezuela ha causado una implosión geopolítica en el sistema internacional que sitúa a Donald Trump como líder de una coalición de países dispuestos a seguir generando sanciones que presionen aún más la salida de Maduro y que entienden que con el régimen dictatorial no tiene sentido dialogar.
A esto se suma la posición del presidente (E) de Venezuela, Juan Guaidó, quien también descartó un diálogo con Maduro y su cúpula; pues el único objetivo es que el chavismo abandone el poder.
Guaidó señaló que “nadie se prestará para falsos diálogos”; esto luego de que en cadena nacional, un Maduro desesperado afirmara que está dispuesto a dialogar hasta “desnudo”.
“Si tengo que ir a encontrarme con este muchacho de gorrita y capucha (Guaidó) en el pico Humboldt a las tres de la mañana… si tengo que ir desnudo, voy”, señaló el usurpador.
Guaidó, por su parte, fue contundente en su respuesta y señaló que solo existen tres objetivos: el cese de la usurpación (derrocamiento o salida de Maduro), Gobierno de transición y elecciones libres.
Para falso diálogo aquí nadie se presta, el único elemento posible es el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres (…) La agenda es clara y transparente.
Antecedentes y consecuencias de diálogos fallidos
En enero de 2017 la oposición venezolana aseguró que no participaría más en las conversaciones si el régimen no cumplía con los compromisos adquiridos, entre ellos la liberación de presos políticos, la aceptación de ayuda humanitaria y la presentación de un calendario electoral. Sin embargo, la dictadura no cumplió, y pese a ello la MUD cedió por cuarta vez.
El incumplimiento de los acuerdos por parte de Maduro hizo expulsar hasta al Vaticano de las conversaciones. Ese mismo mes el papa Francisco tomó la decisión de no enviar, hasta nuevo aviso, a su delegado internacional para participar en el diálogo que inició en 2016. Claudio María Celli, representante de la Iglesia católica en la mesa de diálogo, no viajaría más a Venezuela.
Y es que para Venezuela ha sido un “dolor de cabeza” cada intento de diálogo con el chavismo. Es allí donde los presos políticos son usados como “fichas de ajedrez”; liberan a algunos y apresan a otros más.
Con los pasados intentos de negociación solo se multiplicaron los presos de consciencia, la crisis humanitaria se agravó y la oposición quedó expuesta ante el mundo. Mientras más cedía, más se fortalecía el chavismo.
Entre diálogo y diálogo la oposición optó por un referendo revocatorio que no tuvo éxito porque fue desmontado inconstitucionalmente por la dictadura.
Lo mismo sucedió con una prometida marcha al palacio presidencial de Miraflores, una manifestación exigida por el pueblo para presionar aún más al régimen de Maduro, sin embargo, la misma MUD decidió posponerla bajo la excusa de un nuevo intento de diálogo con la participación del Vaticano. La dictadura no cedió, el Vaticano se paró de la mesa y se multiplicaron los presos políticos.
Con el paso de los meses, y tras los diálogos fallidos, en 2017 la población venezolana salió a las calles descontenta, a la que se sumó una vez más la dirigencia opositora; luego de cuatro meses de manifestaciones, el régimen dejó más de 100 venezolanos muertos que levantaron su voz contra la dictadura.
Luego de estas protestas en 2018 hubo un último diálogo en República Dominicana para, presuntamente, lograr que las elecciones presidenciales fueran libres y democráticas. Sin embargo, la oposición no firmó el acuerdo porque no cumplía dichas condiciones. Consecuencia de no cumplir las condiciones interpuestas por la dictadura en dicho acuerdo, varios diputados de la oposición terminaron exiliándose, entre ellos Julio Borges.