Venezuela necesita una intervención militar internacional, y el mundo entero le da la espalda. Los gobiernos prefieren que hayan más muertos inocentes y prolongar la salida de la dictadura, que acabar con ella de raíz.
Este lunes 25 de febrero se reunió el Grupo de Lima en Bogotá con la presencia de los cancilleres de la región para discutir la situación en Venezuela; por primera vez estuvo presente el presidente (E) Juan Guaidó y el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.
Gobiernos como Perú, Colombia, Chile y Costa Rica se oponen a una intervención; entre tanto Estados Unidos, Paraguay y Venezuela, liderada por Juan Guaidó, lo mantienen como una opción.
Pte @jguaido Ud debe plantear hoy en Grupo de Lima y a la comunidad internacional, la necesidad que tiene Venezuela de ser rescatada de las garras de mafias que ejecutan exterminio. Es hora de invocar intervención humanitaria y R2P aprobado en ONU. Es hora de activar art 187CNBV. pic.twitter.com/xmbIR1DYYh
— Antonio Ledezma (@alcaldeledezma) February 25, 2019
Los países del mundo fueron testigos de que el régimen de Nicolás Maduro no está dispuesto a ceder, y presenció cómo de manera cruel no solo asesinó a voluntarios inocentes que resguardaban la ayuda humanitaria, sino que además incendió camiones que llevaban alimentos y medicamentos.
Pero como si esto fuera poco, la ilegítima y usurpadora vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, fue capaz de amenazar a los gobiernos democráticos y al mismo pueblo venezolano: “Ayer solamente vieron un pedacito de lo que nosotros estamos dispuestos a hacer”, dijo, después de utilizar paramilitares y uniformados para disparar contra voluntarios humanitarios y masacrar indígenas pemones.
Martín Vizcarra, presidente de #Perú: “Tratar de precipitar a través de una intervención militar para sacarlo por la fuerza, eso no. #Maduro, actualmente, es un presidente ilegítimo. Pero quien tiene que sacar a Maduro son los venezolanos.”#Venezuela
— Mariano de Alba (@marianodealba) February 25, 2019
En plena reunión del Grupo de Lima, el canciller peruano Néstor Popolizio afirmó: “la dictadura desnudó por completo su cara represiva”; sin embargo, a pesar de saberlo, tanto Perú como la mayoría de los países presentes prefirieron optar por mayores sanciones contra Nicolás Maduro, aislarlo y descartar cualquier intervención militar.
¿Pero seguir aislando a Maduro no implicaría impulsar su atrincheramiento? Ya la dictadura ha dejado claro que no abandonará el poder, ha dejado en evidencia que no le importa asesinar venezolanos inocentes, que no le importa mantener centenares de presos políticos, y que menos le importan las sanciones internacionales; pues todo indica que ha sabido mantenerse gracias al narcotráfico, al robo del oro y las reservas internacionales. China, Rusia y Turquía aún lo respaldan.
Es paradójico, incoherente y hasta cobarde que los gobiernos de la región, específicamente del Grupo de Lima y de la Unión Europea afirmen con contundencia que Nicolás Maduro es un dictador y que ha perpetrado crímenes de lesa humanidad, y que a la vez se nieguen a una intervención militar. Mientras miles de venezolanos desamparados mueren asesinados por el régimen, la posición internacional es vilmente cómoda y cobarde. Prefieren prolongar la agonía.
Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la Comunidad Internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta Patria que lucha y seguirá luchando.
¡La esperanza nació para no morir, Venezuela!
— Juan Guaidó (@jguaido) February 24, 2019
“Los acontecimientos de hoy me obligan a tomar una decisión: plantear a la Comunidad Internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta Patria que lucha y seguirá luchando”, dijo el presidente (E) Juan Guaidó, quien con el paso de los días ve cómo a Venezuela se le agotan las opciones diplomáticas y pacíficas.
Guaidó salió de Venezuela a Cúcuta para trabajar e impulsar el ingreso “sí o sí” de la ayuda humanitaria; sin embargo eso no fue posible porque el régimen arreció la represión. Ahora el presidente (E) está fuera del país y se desconoce qué sucederá una vez intente regresar, luego de burlar la prohibición de salida del ilegítimo Tribunal Supremo. Pareciera que Guaidó tiene el respaldo diplomático de más de 50 países, pero que no cuenta con ellos en caso de ser detenido.
Los gobiernos democráticos reconocen a Guaidó como presidente de Venezuela, pero ninguno está de acuerdo con una intervención militar; esto a pesar de que la doctrina Responsabilidad para Proteger y las leyes venezolanas lo exigen.
En Venezuela, el artículo 187 de la Constitución en su numeral 11, establece que “corresponde a la Asamblea Nacional: autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”.
Venezuela clama por una intervención militar, pide ayuda al mundo para poder salir de la dictadura; es el régimen el que tiene las armas, los inocentes mueren por exigir sus derechos y por la escasez de alimentos y medicamentos; entre tanto, el mundo se apega solo a sanciones y a comunicados que quedan en papel.
“Es hora de invocar una intervención humanitaria y R2P (Responsabilidad de proteger) aprobado en la ONU. Es hora de activar el artículo 187 de la Constitución de Venezuela”, dijo el expreso político y líder venezolano en el exilio, Antonio Ledezma.
“Los venezolanos ya hemos cumplido con el mundo y con las normas, ahora toca cumplir con los venezolanos y está claro que solo será a la fuerza”, dijo a PanAm Post, Diego Arria expresidente del Consejo Seguridad de la ONU.
¿Qué mas necesita la comunidad internacional para darse cuenta de que en Venezuela se agotaron las opciones democráticas?
En el país suramericano no pueden haber elecciones libres, porque el órgano electoral está a manos del chavismo; tampoco puede haber justicia porque el Tribunal Supremo está secuestrado por el oficialismo. Solo queda la Asamblea Nacional de Venezuela, que se ve atada de manos tras ser completamente bloqueada por el régimen.
En Venezuela se han registrado masacres, como la de Óscar Pérez y su equipo; asesinatos y torturas, marchas masivas y pacíficas, crímenes de lesa humanidad como el exterminio, y aún así los gobiernos prefieren los comunicados y las sanciones. No quieren involucrarse en la única solución rápida y real: una intervención militar como la que existió en Panamá en 1989.
Maduro sacó a presos de las cárceles para asesinar venezolanos, armó a la población civil para defender la revolución, unos militares desertan y otros se aferran al poder, pero el venezolano de a pie no encuentra salida, más allá de huir de su tierra a costa de lo que sea.
Nunca antes Venezuela había estado tan cerca de salir del régimen de Maduro, nunca habían existido tantas pruebas contundentes que ameriten una intervención internacional; y justo, cuando se está a punto de cruzar la línea para recuperar la democracia, los países se “echan para atrás”.
¿Cómo pretenden los gobiernos que Venezuela salga sola de la dictadura si hasta el momento ninguna medida diplomática, política y pacífica ha funcionado? Se dieron diálogos infructuosos, ya ni el papa Francisco, que ha decidido callar, quiere participar en negociaciones. Pareciera que los venezolanos están solos en una pelea de David contra Goliat.
Cuántos muertos más necesitan los organismos internacionales, el Grupo de Lima, la Unión Europea y el resto de los países del mundo para darse cuenta que Venezuela está siendo destruida, mientras ellos son expectadores y se limitan a recibir a millones de migrantes.