Mientras miles de venezolanos se mantienen ocupados tratando de conseguir agua y “sobrevivir” a los apagones, la dictadura de Nicolás Maduro mueve sus fichas para encarcelar al presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó allanando su inmunidad parlamentaria.
A pesar de que la inmunidad legislativa nunca ha sido un impedimento para que el régimen detenga a líderes y diputados opositores, en esta oportunidad el ilegítimo chavista Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) decidió arremeter una vez más contra Guaidó.
De este modo, el chavismo rodea al presidente (e), a pocos días de que el usurpador y chavista contralor también lo inhabilitara en el ámbito político.
Pero como si fuera poco, este lunes 1 de abril, la dictadura también envió a colectivos paramilitares armados a amedrentar con disparos en los alrededores de la concentración donde se encontraba Juan Guaidó, otra evidencia de que el régimen de Nicolás Maduro busca cercar al legítimo presidente y desafiar a los gobiernos democráticos del mundo que han reconocido a Guaidó como presidente de Venezuela.
Aunque más de 50 países del mundo respaldan al mandatario (e), Maduro está usando todas sus fichas para demostrar poder y autoritarismo; por un lado se prepara militarmente con el apoyo de Rusia, y por el otro lado detiene a los líderes opositores que rodean a Guaidó; pareciera que la dictadura está midiendo cuáles son las reacciones internacionales.
En fútbol hay una frase coloquial que reza: “el que no hace (goles), le hacen (goles)”; y esto justamente es lo que está sucediendo con la política venezolana y las reacciones internacionales; mientras el régimen de Maduro incrementa la persecución contra Juan Guaidó, la comunidad internacional que se ha encargado de amenazar con acciones contundentes, solo reacciona con comunicados en vez de emitir sanciones y aumentar la presión.
Gobierno Colombia reitera reconocimiento Asamblea Nacional y Pdte. @jguaido como autoridades legítimas de Venezuela y rechaza con firmeza decisiones órganos ilegítimos al servicio régimen ilegítimo de Maduro que desconozca su fuero o pretenda someterlos a procedimientos ilegales
— Carlos Holmes Trujillo (@CarlosHolmesTru) April 1, 2019
Más “ataques” políticos
A la supuesta inhabilitación del presidente (e) de Venezuela y el allanamiento ilegítimo de su inmunidad, se suman las detenciones a su círculo más cercano para tratar de amedrentarlo. Sin embargo, el chavismo aún no logra su encarcelamiento a pesar de las amenazas.
El pasado domingo 24 de marzo, el régimen de Nicolás Maduro sumó a su lista un nuevo preso político tras acusarlo de ser el presunto financista de una red paramilitar. Se trata de Juan Antonio Planchart Márquez, primo del presidente (e) Juan Guaidó y abogado de la petrolera rusa Rosneft. La dictadura lo acusó de recibir dinero desde el exterior para financiar un supuesto golpe o atentado.
La detención de Planchart se dio luego de que el abogado se reuniera con Roberto Marrero, mano derecha de Guaidó y también preso político de la dictadura.
La dictadura de Maduro sigue moviendo sus piezas para atentar contra Guaidó, desafiando a la comunidad internacional que ha advertido que ante cualquier agresión contra diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela se generarían medidas y respuestas “contundentes” por parte de los gobiernos democráticos.
Unión Europea bajo perfil, y América se llena de comunicados
Mientras Nicolás Maduro instala baterías antimisiles, sigue violando los derechos humanos de los venezolanos, encarcela a los más cercanos de Guaidó, le allana la inmunidad parlamentaria y lo inhabilita para ejercer cargos públicos, la Unión Europea ha preferido retrasar las sanciones contra la dictadura.
La Unión Europea todavía cree que en dictadura es posible hacer elecciones democráticas; una posibilidad que quedó completamente anulada luego de que Maduro usurpara el poder con un fraude electoral.
Venezuela necesita una intervención militar internacional, y el mundo entero le da la espalda. Los gobiernos prefieren que hayan más muertes inocentes y prolongar la salida de la dictadura, que acabar con ella de raíz.
Los gobiernos democráticos reconocen a Guaidó como presidente de Venezuela, pero ninguno está de acuerdo con una intervención militar; esto a pesar de que la doctrina Responsabilidad para Proteger y las leyes venezolanas lo exigen.
En Venezuela, el artículo 187 de la Constitución en su numeral 11, establece que “corresponde a la Asamblea Nacional: autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”.
Venezuela clama por una intervención militar, pide ayuda al mundo para poder salir de la dictadura; es el régimen el que tiene las armas, los inocentes mueren por exigir sus derechos y por la escasez de alimentos y medicamentos; entre tanto, el mundo se apega solo a sanciones y a comunicados que quedan en papel.
En el país suramericano no pueden haber elecciones libres, porque el órgano electoral está en manos del chavismo; tampoco puede haber justicia porque el Tribunal Supremo está secuestrado por el oficialismo. Solo queda la Asamblea Nacional de Venezuela, que se ve atada de manos tras ser completamente bloqueada por el régimen.
En Venezuela se han registrado masacres, como la de Óscar Pérez y su equipo; asesinatos y torturas; marchas masivas y pacíficas; crímenes de lesa humanidad, como el exterminio, y aún así los gobiernos prefieren los comunicados y las sanciones. No quieren involucrarse en la única solución rápida y real: una intervención militar como la que existió en Panamá en 1989.
Maduro sacó a presos de las cárceles para asesinar venezolanos, armó a la población civil para defender la revolución, unos militares desertan y otros se aferran al poder, pero el venezolano de a pie no encuentra salida, más allá de huir de su tierra a costa de lo que sea.
¿Cómo pretenden los gobiernos que Venezuela salga sola de la dictadura si hasta el momento ninguna medida diplomática, política y pacífica ha funcionado? Se dieron diálogos infructuosos, ya ni el papa Francisco, que ha decidido callar, quiere participar en negociaciones. Pareciera que los venezolanos están solos en una pelea de David contra Goliat.