Más de seis meses han pasado desde que el presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó, asumió el cargo tras la usurpación del régimen de Nicolás Maduro; sin embargo, pareciera que el tiempo se le acaba al mandatario de oposición ante los cuerpos diplomáticos, quienes ahora se encuentran dudosos de seguir respaldándolo.
Un artículo publicado por Bloomberg revela que diplomáticos extranjeros en Venezuela aún tras mantener su respaldo a Juan Guaidó, empiezan a dudar sobre la salida de Nicolás Maduro, por lo cual han decidido mantener sus relaciones con la dictadura.
De acuerdo con la agencia de noticias, el embajador alemán en Venezuela, Daniel Kriener, se reunió hace dos semanas con sus colegas europeos bajo la presencia del ilegítimo y chavista canciller, Jorge Arreaza. Asímismo Arreaza habría mantenido también reuniones oficiales tanto con el gobierno de España como con el de Portugal; ambos reconocen a Guaidó, pero prefieren mantener conversaciones con el régimen.
“El primer ministro de Curazao, una isla caribeña controlada por el Gobierno pro-Guaido de los Países Bajos, recibió recientemente a Manuel Quevedo, el jefe del gigante petrolero controlado por Maduro, Petróleos de Venezuela SA. Discutieron la oferta de PDVSA para renovar un acuerdo para operar una refinería en la isla”, señala Bloomberg.
Brasil por ejemplo, se vio obligado a pedir a Maduro la renovación de las credenciales diplomáticas de sus funcionarios en Venezuela. Estas son solo muestras de que los países que se manifiestan aliados de Guaidó “juegan con Dios y con el diablo”.
“Todo esto fue una gran apuesta arriesgada (…) los europeos, por mucho que lo nieguen, ya han comenzado este proceso de volver a los negocios como siempre con Maduro. Los países de América Latina eventualmente tendrán que hacer lo mismo ”, dijo a Bloomberg Oliver Stuenkel, profesor de relaciones internacionales en el grupo de expertos de São Paulo Fundação Getulio Vargas.
Comunidad internacional de brazos cruzados
Al mismo tiempo en que Juan Guaidó retoma el diálogo con Nicolás Maduro, a pesar de los más de nueve intentos infructuosos, la comunidad internacional aún mantiene la esperanza en dichas conversaciones sin tomar medidas que presionen aún más a la dictadura en Venezuela.
Solo el Gobierno de Estados Unidos ha tomado acciones para presionar la caída de Maduro, sanciones económicas y migratorias; así como embargos parciales, han logrado arrinconar al régimen; sin embargo el resto de las naciones que dicen apoyar a Guaidó se mantienen silentes o emitiendo constantes comunicados.
Por un lado la Unión Europea insisten en proteger a Nicolás Maduro avalando un diálogo que no ha traído resultados para Venezuela. Tal es el apoyo que el organismo europeo ha insistido en la «buena fe» del régimen y en su «espíritu de compromiso».
Pese a que la UE tiene constancia de las violaciones a los derechos humanos perpetrados por la dictadura chavista, prefiere esperar por el diálogo sin hablar de plazos ni fechas. Pide «resultados concretos», pero no explica exactamente a qué se refiere con ello. La amenaza pareciera ser ambigua, pues dichas negociaciones podrían durar meses o, peor aún, años.
El organismo europeo, que finalmente validó el informe de Michelle Bachelet sobre la violación a derechos humanos en Venezuela, no ha emitido ninguna acción que pueda incomodar a Maduro. Entre tanto, el régimen aumenta el número de presos políticos y se afianza nuevamente en el poder.
Por su parte, el Grupo de Lima, que fue creado para tratar de resolver la crisis en Venezuela y presionar la caída de la dictadura, tiene dos años emitiendo comunicados sin responder a acciones contundentes, mientras la migración venezolana aumenta.
La mayoría de las naciones mantienen relaciones diplomáticas y comerciales con la dictadura, y no han tomado acciones para aislar económicamente al régimen e impedirle el flujo de dinero efectivo. Tampoco han sancionado a los aliados de Maduro y mantienen relaciones comerciales con quienes lo sostienen en el poder.
De seguir dándole tiempo a Maduro y a su círculo para que se fortalezca, Venezuela podría terminar implementando en forma el mismo modelo que los Castro instauraron en Cuba, solo que con más refugiados por el mundo y mayores consecuencias políticas, económicas y de seguridad para toda la región.
A Guaidó se le acaba el tiempo
Aunque Juan Guaidó se mantiene en la palestra, ha dejado pasar su responsabilidad de solicitar apoyo militar para salir de la dictadura; aprobó la reincoporación al TIAR, pero ha dejado de lado su activación; mientras que ha decidido ignorar por completo el principio de Responsabilidad de Proteger que permitiría una intervención militar humanitaria en Venezuela.
El régimen de Nicolás Maduro se ha mantenido en el poder y continúa aferrándose al diálogo ganando tiempo; entre tanto, tal y como lo señaló Bloomberg, los Gobiernos empiezan a dudar de la caída de la dictadura, no actúan y prefieren mantener sus conversaciones con el chavismo.
A Guaidó se le acaba el tiempo como presidente de la Asamblea Nacional y como presidente encargado; sobre todo, porque uno de sus aliados (Estados Unidos) entrará en campaña el próximo año.
Aunque excepcionalmente se apruebe la renovación de Guaidó como presidente de la AN, en diciembre de 2020 debiera haber nuevas elecciones a la Asamblea; si no hay un cambio de las autoridades del Consejo Nacional Electoral, será la ocasión que el chavismo estará esperando para intentar volver a controlar el Parlamento robándose las elecciones.