Nicolás Maduro, quien se inventó una Asamblea Constituyente para acabar con el legítimo Parlamento venezolano, ahora decidió anularla para tener una Asamblea a su medida.
Este lunes 17 de agosto Maduro anunció que la chavista Constituyente dejará de funcionar en diciembre cuando se den las supuestas elecciones parlamentarias.
Dice @NicolasMaduro que la Asamblea Nacional Constituyente trabajará hasta diciembre, que eso le dijo Cabello y que dejará un trabajo adelantado al país por la Paz.”Gracias a Dios activamos la constituyente” dice Maduro y agrega “ahora vamos a la elección de la Asamblea Nacional”
— Osmary Hernandez (@osmarycnn) August 17, 2020
“La Asamblea Nacional Constituyente va a funcionar hasta diciembre. Ya así lo he decidido”, dijo Maduro en una videoconferencia.
Fue el 30 de julio de 2017 cuando la tiranía inventó unas elecciones para crear una Constituyente chavista que anulara a la legítima Asamblea Nacional de Venezuela; en esa oportunidad el régimen cometió fraude electoral con dos millones de votos fantasmas con la excusa de redactar una nueva Constitución en Venezuela.
Para nadie es un secreto que la Asamblea Nacional Constituyente es un organismo írrito conformado tras un fraude electoral; todas y cada una de sus acciones son ilícitas luego de que fuera instaurada en contra de los establecido en la Constitución venezolana y el pueblo no fuera consultado.
Los falsos diputados de la Constituyente nunca redactaron la “nueva Constitución”, y solo se mantuvieron allí como instrumento del régimen para validar constantes violaciones a la Carta Magna; una situación que quedó en evidencia ante el mundo.
Tan seguro está Maduro de que ahora controlará el nuevo Parlamento que también será ilegítimo, que decidió disolver al que le funcionó como brazo político para violar derechos humanos.
Los miembros de la Constituyente, todos chavistas, fueron electos en votaciones desconocidas por más de 60 países del mundo; además fueron sancionados por países como Estados Unidos por violar los derechos humanos y la Constitución venezolana.
La Constituyente de Maduro fue el instrumento para implementar un Golpe de Estado en Venezuela. Ya en abril de 2017, el Tribunal Supremo de Justicia había intentado usurpar las funciones de la Asamblea Nacional; sin embargo, tras la presión internacional se vio obligado a revertir las sentencias. Fue entonces cuando Maduro se inventó una Constituyente para hacer efectiva la usurpación de funciones.
¿Qué hay detrás?
Maduro está preparándose para unas elecciones fraudulentas con las que espera anular a la legítima Asamblea Nacional de Venezuela liderada por el presidente interino Juan Guaidó; para ello buscará que los actuales constituyentistas sean candidatos al fraude.
No es de sorprender que ésta sea la jugada de Maduro, pues cuando recientemente murió el constituyentista Darío Vivas, el tirano dijo: “él iba a ser diputado”; dando por hecho que ganaría las elecciones y que Vivas dejaría el cargo de constituyentista para ser oficialmente un ilegítimo legislador.
La intención real del régimen es acabar con Guaidó como presidente interino de Venezuela y para ello construirá elecciones a su medida, con falsos candidatos de oposición y una ilegítima Asamblea Nacional de Venezuela.
El tiro por la culata
A propósito de las elecciones parlamentarias fijadas por el régimen para el próximo 6 de diciembre, Reino Unido, junto con Estados Unidos, la Unión Europea, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto Internacional sostienen que estos comicios de Maduro no representan una solución política.
Advierten que la elección que planea el régimen para el 6 de diciembre, no habrá participación opositora, y terminará por polarizar aún más la sociedad venezolana.
Maduro está desesperado por hallar candidatos supuestamente «opositores» que legitimen el fraude electoral por venir.
Partidos políticos usurpados por el chavismo, están ofreciendo a líderes sindicales de diferentes ciudades del país que se postulen como candidatos para las elecciones parlamentarias diseñadas por el régimen.
El régimen que ahora tiene el control de las tarjetas de los principales partidos de oposición, quiere encontrar a candidatos que usen los símbolos de dichos partidos para tratar de legitimar las elecciones con las que Maduro busca acabar con el liderazgo de la actual Asamblea Nacional de Venezuela, único poder legítimo reconocido por más de 60 países democráticos en el mundo.
El período de la Asamblea Nacional termina el 5 de enero de 2021, y una pérdida de control del Legislativo complicaría la situación de Guaidó, quien es presidente interino de Venezuela.
La oposición venezolana, liderada por el presidente interino Juan Guaidó, mantiene la mayoría de diputados en la Asamblea, pero al efectuarse unas elecciones fraudulentas el régimen buscaría hacerse del único Poder Público legítimo que queda en el país.
Guaidó ha anunciado que en el país suramericano no hay condiciones, por lo que ni él, ni los partidos democráticos acudirán a los comicios organizados por el régimen. Ante los ojos del mundo, Guaidó será el mandatario interino y el presidente de la Asamblea Nacional, hasta que se puedan realizar elecciones creíbles.
Recientemente el TSJ chavista también designó una nueva directiva del Consejo Nacional Electoral (CNE) la cual ha sido cuestionada. Ya el Grupo de Lima y la Unión Europea aseguraron que la renovación del Consejo Electoral de Venezuela designado por el Tribunal chavista socava su credibilidad.
Maduro buscaba nuevas autoridades para que las futuras elecciones tengan reconocimiento internacional; sin embargo el organismo encargado de designar nuevos rectores es la legítima Asamblea Nacional y no el Tribunal Supremo chavista, por lo que de facto se convirtieron en funcionarios ilegítimos.
Los rectores del CNE son quienes deben velar por la transparencia en las elecciones y la dictadura de Maduro quiere asegurarse esos puestos de cara a futuros comicios.
La tiranía de Maduro controla los poderes públicos del país
Mientras el régimen de Maduro mantenga el control de la mayoría de los poderes públicos y las Fuerzas Armadas, junto a los grupos criminales que amparan a la Revolución Bolivariana, no están dadas las garantías electorales para que en el país se lleven a cabo comicios libres que demuestren la voluntad de la mayoría.
La tiranía controla el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que ha logrado anular a la Asamblea Nacional de mayoría opositora. Por medio de sentencias dicho poder judicial se ha encargado de robar elecciones tal y como lo hizo en las últimas regionales, cuando le arrebató la Gobernación del estado Bolívar y Zulia a la oposición.
El régimen también controla el Poder Ciudadano conformado por el Defensor del Pueblo, el Fiscal General y el Contralor General de la República; todos ellos juegan hoy sus cartas a favor de la dictadura.
Lo mismo sucede con el Poder Electoral que no solo depende de los rectores, sino de un sistema viciado de manera electrónica, que ha logrado robarse comicios alterando las actas, las cifras y hasta permitiendo el ejercicio del voto por parte de personas con doble identidad o cedulación.
En los últimos años, con ayuda del CNE, Maduro ha logrado la victoria en comicios impidiendo el registro de nuevos electores, modificando el registro de votantes, reubicando a última hora los centros de votación, eliminando el uso de la tinta indeleble y el captahuellas, violando la ley al impedir la sustitución de candidatos en el tarjetón y permitiendo el ventajismo por parte del oficialismo. A esto se suma la desmotivación de los electores y la posterior manipulación de las cifras.
Para llevar a cabo unas elecciones libres en Venezuela es necesario pedir más que la salida de Maduro y la renovación de las autoridades del CNE. También es necesario que el chavismo abandone todas las esferas del poder; implementar una fuerza de choque contra los grupos armados que custodian a la dictadura; candidatos con una hoja de vida intachable y una veeduría internacional imparcial que garantice que todo el proceso electoral sea transparente.