EnglishLa soberanía alimentaria de la que habla el Gobierno de Venezuela se ha traducido en que para que los venezolanos puedan tener café en sus hogares, la nación suramericana tuvo que pagar 24% más sobre el precio promedio del producto que importó desde Nicaragua.
De acuerdo con el balance del Centro de Trámites de las Exportaciones de Nicaragua (Centrex) el precio promedio del quintal de café fue de $176,40, mientras que Venezuela compro café al país centroamericano y pagó $207,84 por quintal recibido.
Las compras que desde esa nación se hicieron a Nicaragua representan 12% del total del café que se exportó entre enero de 2014 y abril de 2015, según lo explican los cuadros estadísticos del Centrex.
“El problema es que el café que se está trayendo a Venezuela es un producto de muy mala calidad. No es el café al que está acostumbrado el consumidor local. No es el café que deja un olor agradable”, advirtió Vicente Pérez, presidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro).
Nicaragua comercializó café a otros 28 países en el mundo, además de Venezuela, pero solo Singapur, Dominicana, Inglaterra y Dinamarca pagaron un precio superior a los $207 por quintal.
Pero sin incluir a Venezuela, el precio promedio del quintal del grano con calidad de exportación cosechado en Nicaragua fue de $167,86, lo que significa que el sobreprecio pagado por Venezuela incidió además en el alza del precio promedio en que se comercializó el producto.
“Presumiendo que no se trata de ningún hecho de corrupción, lo que puede haber pasado con el precio que pagó Venezuela a Nicaragua, es que se trató de una compra de última hora, que posiblemente se hizo de contado y que evidentemente se tuvo que pagar más cara que si se hubiese hecho como tradicionalmente se hacen esas transacciones, que suelen ser compras a futuro”, indicó Pérez a PanAm Post.
El país que más compró café a Nicaragua para la zafra pasada fue Estados Unidos, con 416 mil quintales de producto, pero el precio promedio que canceló fue de $161,95 por quintal, para un total de 67,3 millones de dólares.
Según los reportes oficiales nicaragüenses, Venezuela obtuvo al menos 196 mil quintales de café para satisfacer la demanda del producto en el mercado local, lo que equivale 9 mil toneladas, por las que pagó $40.813.771,14.
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En marzo de 2015 las agencias de noticias informaron que Venezuela estaría intercambiando petróleo por café con Nicaragua, a través del convenio de Petrocaribe, en el que se establece que el país suramericano recibirá bienes y servicios a cambio de surtir los mercados del hidrocarburo.
Sin embargo, la cantidad de producto que se lleva al país todavía no es suficiente para abastecer el mercado local, por lo que persiste la escasez.
El presidente de Fedeagro explicó que históricamente, Venezuela tenía una producción de un millón 600 mil quintales de café al año y que el mercado local era de aproximadamente un millón de quintales, por lo que durante mucho tiempo el excedente era exportado y su calidad era reconocida a nivel mundial.
Sin embargo, una política de control de precios, aunado a poca i nversión en materia de tecnología, hizo que la producción local descendiera drásticamente y que solo alcanzaría para satisfacer la mitad del consumo interno.
“No teníamos un mercado muy grande, a nivel de Colombia, pero Estados Unidos y Europa se surtían de la producción venezolana. El problema es que con los controles de precio, en la actualidad se puede decir que en el país el café es casi tan barato como la gasolina y existe una distorsión entre el costo de producción y el precio de venta al consumidor”, indicó Pérez.
En la actualidad, el precio fijado por el gobierno venezolano para la venta del kilo de café es de 46 bolívares, mientras que en el mercado internacional lo paga a 4,51 dólares por kilo.
“Ningún productor quiere trabajar a pérdida. Para cubrir costos, el kilo de café crudo cuesta 109 bolívares y entonces el Gobierno obliga a que el producto final sea vendido al público en 46 bolívares. Esto es casi tres veces menos del costo real y seguramente ellos también importan a pérdida, porque ese es un precio que no se corresponde ni siquiera con los mercados internacionales”, señaló Pérez.