EnglishEn 34 días, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) efectuaron 38 ataques a la población civil, desde el momento que interrumpieron el cese al fuego unilateral, según reportó la Defensoría del Pueblo colombiana.
En un comunicado emitido por el organismo, en el que se hace una cronología de estos ataques, se destaca que la mayoría han sido contra civiles, lo cual constituye una violación al Derecho Internacional Humanitario por parte del grupo irregular.
Entre los reportes hechos por la Defensoría colombiana no se incluyen la voladura de una torre de energía en el departamento del Cauca; ni el atentado que los guerrilleros ejecutaron contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, en Norte de Santander, pues las autoridades advirtieron que no se tenía la certeza de que el hecho hubiera sido cometido por las FARC o por el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Tampoco se contabilizan los accidentes ocurridos con minas antipersonales, pues no hay manera de precisar cuándo habrían sido instalados esos dispositivos, según el comunicado.
Sin embargo, sí se contemplan los ataques llevados a cabo por la columna Daniel Aldana, de las FARC, que ha sido una de las más activas desde que se suspendió el alto el fuego, pues a este frente se le atribuye la responsabilidad de dinamitar en dos oportunidades y en diferentes tramos el oleoducto Transandino, ambos hechos hacia el sur del país.
A esa misma unidad guerrillera se le carga la responsabilidad de la intercepción de 23 camiones cargados con petróleo, de los cuales fueron derramados más de 200 mil galones en el departamento del Putumayo, también al sur de Colombia, lo que ocasionó graves daños ambientales
La decisión unilateral del alto el fuego por parte de las FARC se dio después que el Ejército colombiano bombardeara al campamento del frente 29, en el sector del Guapi, en el Cauca, donde fueron abatidos 27 irregulares, entre ellos, alias “Jairo Martínez”, quien había sido uno de los representantes de los guerrilleros en las negociaciones que se llevan a cabo en Cuba.
A partir de allí, el grupo irregular emitió un comunicado en el que advertía que suspendería el alto el fuego que se había acordado, pero que no se levantaría de la mesa de negociación con las autoridades del Gobierno colombiano.
En el mismo texto los guerrilleros exigían una investigación sobre ese ataque, pues advertían que los cadáveres de sus miembros que habían fallecido parecían haber sido ejecutados.
Cuando se oficializó el cese de la tregua, el organismo colombiano había advertido que en las regiones de Antioquía, Cauca, Chocó, Arauca, Putumayo, Huila, Nariño, Meta, Caquetá y Valle del Cauca se vislumbraba un escenario de riesgo para los habitantes, por la presencia de los irregulares, por lo que se esperaba que ocurrieran ataques contra la población civil.
En el comunicado más reciente de la Defensoría del Pueblo colombiana, se advierte que, de sumarse los accidentes con las minas antipersonales y el atentado contra el oleoducto Caño Limón, la cantidad de ataques cometidos por las FARC desde que se anunció el cese el fuego podría ascender a medio centenar, todos ellos con incidencia sobre la población civil de las localidades que se han visto afectadas por las acciones del grupo guerrillero.
Además de la población civil, los guerrilleros de las FARC también han cometido ataques directos contra las fuerzas de seguridad de Colombia durante las últimas semanas, específicamente contra miembros de la policía y el Ejército, que han dejado un saldo de al menos 15 funcionarios muertos.
Uno de los casos más sonados fue el asesinato del teniente coronel Alfredo Ruíz, en el municipio Ipiales, en Nariño, quien falleció el pasado 12 de junio, en una emboscada con explosivos, que fue activada cuando patrullaba junto al patrullero Juan David Marmolejo García.
El Ministerio de Defensa colombiano informó en aquel momento que los atacantes pertenecían al Frente 48 de las FARC.
El cese el fuego unilateral acordado por los guerrilleros colombianos comenzó el 20 de diciembre de 2014. Solo pasaron cinco meses antes de que el grupo irregular lo rompiera.