Las autoridades del Ministerio de la Defensa de Venezuela emitieron una alerta a los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas con la instrucción de extremar las medidas de seguridad del personal con el fin de evitar ser víctimas de organizaciones criminales.
La instrucción dada directamente por el general Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa, y distribuida en todos los componentes militares del país a través de un radiograma con fecha del pasado 18 de abril, surge a propósito del asesinato de varios funcionarios de la Guardia Nacional, en distintos actos.
La situación de violencia e inseguridad que padecen los funcionarios de los distintos cuerpos de seguridad del Estado, al igual que el resto de la población, no es una situación nueva en Venezuela. Sin embargo, durante los últimos años ha habido un incremento significativo en el número de uniformados que son asesinados por bandas delictivas que buscan despojarlos de sus armas de fuego.
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No obstante, las autoridades venezolanas en vez de reconocer la grave situación de violencia e inseguridad, atribuyen la situación a “operaciones de tipo paramilitar (…) que buscan afectar la estabilidad psicosocial de la población venezolana en forma general y de manera particular pretenden desmoralizar y desprestigiar nuestra institución”, según dice el documento oficial.
El documento sale a propósito de los asesinatos de al menos cuatro efectivos militares, ocurridos durante la última semana. El pasado viernes asesinaron al capitán de la Guardia Nacional Luis Alberto Chacón Hernández, en una urbanización del centro de Caracas, cuando iba en su carro junto a su esposa y un amigo.
Ese mismo día mataron a un teniente del Ejército que fue identificado como José Ramón Mendoza, quien fue atacado cuando salía de su vivienda, en un barrio de una zona popular en Caracas.
El mismo viernes, pero en el estado Lara, al centrooccidente del país, fue asesinado el sargento de la Guardia Nacional, Tito Hernández. El militar fue atacado a tiros cuando se estacionó para revisar una falla en su vehículo y un par de delincuentes se le acercaron para robarle su arma de reglamento y otras pertenencias.
Dos días después, pero en el estado Guárico, al centro de Venezuela, mataron al capitán de la Guardia Nacional José Francisco Hernández Araujo, junto a su esposa. La pareja fue atacada dentro de su casa y los delincuentes después de asesinarlos se llevaron secuestrados al hijo del militar que posteriormente fue rescatado por el Grupo Antiextorsión y Secuestros de la GNB.
En el documento enviado desde el Ministerio de la Defensa venezolano, el general Padrino López señala que los ataques contra los uniformados y el desprestigio de la institución militar se realiza “bajo el formato de la guerra no convencional, cuyo objetivo político es generar un clima de ingobernabilidad” en el país, sin tomar en cuenta que el resto de la población también es víctima de los embates de la delincuencia común que cada día azota a los civiles en todo el territorio.
El radiograma dirigido a todos los jefes militares señala que los comandantes de los componentes, unidades operativas, directores de institutos educativos y jefes de dependencias a todos los niveles deben orientar permanentemente al personal subordinado sobre la supuesta situación de “guerra no convencional” y supervisar el cumplimiento de acciones preventivas “destinadas a resguardar la integridad física de de los integrantes de la gran familia militar”, según dice el texto.
¿Quién se ocupa de los civiles?
Pese a las proecupaciones del ministro Padrino López sobre la seguridad que azota a los militares venezolanos, la realidad es que en el país suramericano los índices de violencia e inseguridad señalan que no se trata de un ensañamiento contra los uniformados, sino que es un estado generalizado en todo el país. Así lo señaló el abogado y criminólogo Javier Gorriño, quien advirtió que la práctica gubernamental de atribuir al paramilitarismo los asesinatos de personas ligadas al Gobierno o de uniformados, no es más que una vía para no reconocer el problema y evadir responsabilidades.
“La realidad es que los policías y los militares también son presas de la delincuencia común, porque forman parte de la sociedad y están tan expuestos como los civiles. De hecho, ellos son aun más atractivos porque los delincuentes saben que al matarlos obtienen un arma de fuego fácilmente y además, ganan prestigio dentro de sus organizaciones criminales”, señaló el experto.
Sólo en 2014, en el Área Metropolitana de la capital venezolana fueron asesinados 146 funcionarios de distintos organismos de seguridad, la mayoría de ellos de la Policía Nacional Bolivariana. En todo el país la cifra ascendió a más de 300, según la Asociación Civil Venezuela Urgente. En el año en curso la situación no dista de ser muy diferente, pues hasta la fecha, en la capital venezolana el número de uniformados que han sido víctima de homicidios ya es de 40, según cifras extraoficiales.
“En toda Venezuela los ciudadanos comunes son víctimas de delitos todos los días y se sienten burlados cuando el propio vicepresidente de la República, Aristóbulo Istúriz sale y dice que la inseguridad es inducida. Las autoridades en el país no quieren reconocer el problema y hasta que eso no suceda, tampoco lo solucionarán. Lo que pasa hoy en el país es consecuencia de la impunidad, y esa situación genera otros problemas, como que las personas cada vez menos confían en sus autoridades y entonces surgen otros factores como los linchamientos, y la toma de justicia por mano propia. Al ministro Padrino López le duelen sus militares, pero el resto de la ciudadanía no tiene quien se conmueva por los asesinatos que ocurren todos los días”, dijo Gorriño.