English1. La Estrategia Electoral
Las universidades públicas venezolanas, ya sean autónomas o experimentales, se encuentran en un período crítico desde el 2001. Probablemente en ningún otro país latinoamericano estos centros educativos atraviesen una situación tan comprometedora como esta.
Hace cerca a un mes la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV) decretó paro general indefinido. Desde entonces, veinte profesores junto a un grupo de estudiantes se mantienen en huelga de hambre. A pesar de las protestas y del apoyo nacional recibido, el Gobierno no ha mostrado intención de dialogo o negociación.
En la violencia ejercida por el Gobierno en contra de las universidades autónomas existe un componente revanchista, el que debe explicarse a partir de la venganza de una élite arrogante. La cual, embrutecida por el afán de perpetuarse en el poder, ha optado por tratar de eliminar todo vestigio de autonomía de las instituciones del Estado y de las organizaciones civiles.
El régimen no ha descansado en su propósito de capturar a las universidades y someterlas al modelo socialista. Han probado distintas fórmulas, algunas pocas fueron pacíficas aunque la gran mayoría, violentas como se evidencia en el caso de la Universidad Central de Venezuela (UCV). En el 2000, la mencionada institución, convocó a elecciones para las máximas autoridades. Nelson Merentes fue uno de los candidatos a Rector por el sector oficialista. Perdiendo por paliza y saliendo de la competencia en la primera vuelta.
Las represalias no se harían esperar. El 28 de marzo de 2001, una banda de forajidos alentados por el Ejecutivo tomó la sede del Consejo Universitario por un periodo de dos meses. Esto con el objetivo de crear una constituyente universitaria y de ese modo refundar la universidad con la pretensión de alinearla al socialismo del siglo XXI. La comunidad ucevista tuvo que desalojarlos por la fuerza. Pese a todos los intentos de allanar la universidad desde su interior, el plan oficialista fue rechazado otra vez de forma categórica en las siguientes elecciones de 2004 y 2008 sucesivamente.
El Gobierno se convenció de que por la vía electoral no tomaría el control de la UCV ni el de las otras universidades nacionales. Era necesario acudir a otro expediente en el que la violencia, el cerco financiero y el desconocimiento de los gremios legítimos fuesen las armas clave.
2. El Cerco
Con el fin de desatar el terror mantuvo activo el grupo 28-M, el cual tomó su nombre del 28 de marzo de 2001, así como también incorporó otros colectivos armados conocidos como “La Piedrita” y “Alexis Vive” para que actuasen como brigadas de choque dentro del recinto universitario. Solo en la UCV se han producido poco menos de una centena de ataques terroristas en la última década por parte de estos grupos paramilitares. Han atacado la sede del Rectorado con disparos de ametralladoras, han incendiado las oficinas del Rector y del Secretario, han quemado vehículos en la Plaza del Rectorado, han sido agredidos profesores y estudiantes con armas de fuego y golpes. A pesar del daño material causado y del peligro que representan para la vida de los universitarios, el Gobierno nunca ha perseguido o detenido a los agresores ni ha presentado los atentados a la opinión pública. Todo lo contrario, los favorece y ampara. Al mismo tiempo que hostiga judicialmente a la rectora Cecilia García Arocha y demás autoridades.
El acoso financiero es otro de los instrumentos de guerra. Desde el 2007 a las universidades se les viene aprobando el mismo presupuesto. Las deficiencias financieras, producto de la elevada inflación registrada desde entonces, se cubren a través de créditos adicionales. Ellos, siempre, destinados a pagar remuneraciones, mas no orientados a elevar la capacidad de investigación e innovación. Este mecanismo se combina además con las restricciones para que la institución académica eleve sus ingresos propios. Pues, se les limita el ofrecimiento de servicios de estudios a empresas particulares u organismos públicos, así como también el recibir donaciones del sector privado o de organismos internacionales. De ese modo, se busca que la Universidad esté subordinada de forma absoluta a las transferencias gubernamentales.
La creación de organizaciones gremiales paralelas, títeres del oficialismo, el desconocimiento de los órganos genuinos de representación profesoral y de la normativa que rige las relaciones entre el profesorado y el Estado, conforman otra pieza del rompecabezas. La FAPUV, fundada en 1972 y que agrupa a 40.000 agremiados, ha sido ignorada y maltratada por el oficialismo, al igual que las asociaciones de cada universidad específica. Las Normas de Homologación –cuerpo normativo que rige las relaciones entre el Gobierno y las universidades- vigentes desde 1982, fueron desconocidas a partir de 2003, cuando el aumento de sueldos del sector universitario se produjo mediante un decreto presidencial unilateral. En la coyuntura actual, para cubrir las apariencias de consulta, el régimen propició la formación de unos gremios oficialistas con los cuales discutió el incremento de sueldos propuesto y aprobado recientemente. El acuerdo incluye la aceptación del proyecto socialista para la universidad venezolana. Es decir, la entrega de la autonomía de cátedra, de opinión, de pensamiento y de investigación.
3. El Sistema Universitario Paralelo
Junto a estos ataques, el Gobierno se dedicó paralelamente a crear una amplia red de “universidades bolivarianas”, de muy dudosa calidad. En las cuales el conocimiento científico y técnico, y la noción de profesión, en el sentido de especialista que adquiere en el mundo moderno, fueron sustituidos por el de agente incondicional de la ideología dominante. La ideologización de la educación no es un fenómeno nuevo, fue una práctica común en los países comunistas donde el marxismo se instaló como religión de Estado. Y este factor sigue siendo un rasgo dominante en la enseñanza cubana.
El Gobierno se ufana de haber incorporado a este sistema paralelo cerca de 1.200.000 estudiantes y más de 30.000 docentes. Sin embargo, la investigación científica y los aportes al desarrollo del país de estos centros educativos son precarios. La apreciación de distintos especialistas es que la gran mayoría de los estudiantes son estafados, pues se les otorgan diplomas de escaso valor en el mercado laboral. El propósito fundamental de este “sistema alternativo de enseñanza superior” consiste en debilitar el sistema tradicional, que tiene en la autonomía universitaria su rasgo esencial.
En Venezuela peligra la existencia de la Universidad concebida para transmitir, aprender, criticar y descubrir conocimientos especializados. El régimen busca sustituirla por otra de carácter confesional, donde predomine la subordinación, el oscurantismo y el pensamiento único. Los comunistas entienden la educación como un sistema destinado a someter, no a liberar. Pero, se toparon con el coraje de los universitarios.