EnglishCon una asistencia de 59 personas de todas partes de Latinoamérica, la organización Estudiantes por la Libertad llevó a cabo el webinario “¿Son necesarios los Bancos Centrales?” dirigido por José Joaquín Fernández, presidente y director ejecutivo del Instituto Libertad en Costa Rica y miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE).
Partiendo de la relación directa entre la política monetaria y la inflación, Fernández explicó los efectos de esta dinámica sobre el empuje de los costos y la demanda. Atribuyó a la “emisión (monetaria) excesiva” ser la única causa de la inflación, puesto que sin un aumento de la oferta monetaria, según Fernández, no puede haber exceso de demanda ni de oferta agregada; y por lo tanto, la inflación sería imposible.
Los gobernantes responsabilizan la inflación a los “empresarios avaros”, en vez de reconocer el efecto económico que han causado sus políticas de expansión monetaria. Fernández relacionó la tasa de interés con la inflación mediante la ecuación de Fisher, en donde al largo plazo a más inflación significa mayores tasas de interés.
Posteriormente, argumentó que existen hechos empíricos en donde los países con moneda estable tienden a crecer más rápido que aquellos países con altas tasas de inflación. El académico costarricense aseveró que no existen justificaciones para la existencia de un Banco Cetral, pues sus efectos en la economía son los mismos que cualquier monopolio. Además, explicó que el dinero tiene las mismas características de cualquier otro bien económico y que su funcionamiento a “precios libres” brindaba mejores resultados que el administrado por las bancas centrales; citó los ejemplos de emisión privada de dinero de Hong Kong y Escocia.
La razón de fondo, agregó, es que el Banco Central fue creado bajo razones políticas conectadas a las exigencias del financiamiento del gasto público y no bajo ninguna razón económica ya que sin éste se impedir la libre entrada al negocio de la emisión monetaria
Al finalizar el seminario en línea, mencionó que todas las objeciones en contra del cierre de la Banca Central o de la dolarización giraban alrededor de temas que tenían que ver con la política fiscal; es decir, la pérdida de instrumentos de política monetaria y la exposición a “shocks” internacionales. Por último, hizo un enfático llamado a que la no existencia de Bancos Centrales beneficia a fin de cuentas a los más pobres ya que se tendrían un mayor acceso al crédito.