English Está surgiendo más información sobre el aumento de niños no acompañados que cruzan la frontera sur de Estados Unidos. El Presidente Obama dijo que el hacinamiento de los centros de detención, que alojan hasta 90.000 jóvenes inmigrantes, son una “situación humanitaria” que requiere de acción.
Una encuesta de Gallup de 2013, encontró que 140 millones de personas dejarían sus países natales y se mudarían a Estados Unidos permanentemente si nuestras fronteras estuvieran abiertas. La cifra estimada de 12 millones de inmigrantes en el país palidece en comparación a ese número, y suscita la pregunta de por qué tantos inmigrantes quieren vivir en Estados Unidos.
De acuerdo a la encuesta de Gallup, cerca del 13% de los adultos del mundo, aproximadamente 630 millones de personas, dijeron que les gustaría dejar su país natal y mudarse a otro lugar de forma permanente. El principal destino para los potenciales migrantes es Estados Unidos, con casi 140 millones de personas dispuestas a irse a este país. Reino Unido, Canadá y Francia están cerca del tope de la lista, pero combinados no equiparan los totales de Estados Unidos.
Más del 25% de todos los adultos en Liberia, Sierra Leona, Haití y República Dominicana quiere llamar a Estados Unidos su “hogar”. Aproximadamente 19 millones de personas en China quieren mudarse a Estados Unidos permanentemente, 13 millones desde Nigeria, 10 millones desde India, y seis millones desde Brasil y Bangladesh.
Los inmigrantes se mueven entre las fronteras internacionales por las oportunidades y el la capacidad de procurarse una vida mejor para ellos y sus familias. La mentalidad predominante en la historia temprana de Estados Unidos permitió la entrada casi universal al país siempre y cuando los inmigrantes no tuviesen enfermedades o antecedentes penales. Esto creó la mezcla cultural, el famoso melting pot del que disfrutamos hoy día, con una diversidad increíble en todo el país. Los inmigrantes pueden vivir en Estados Unidos, alcanzar nuevas oportunidades económicas y aun así residir en comunidades culturales que refuerzan las normas culturales de sus países natales.
Además, las oportunidades económicas en Estados Unidos son un gran incentivo para la emigración desde otros países. Por ejemplo, si un residente de Haití llega a Estados Unidos a hacer el mismo trabajo que hacía en su país natal, su ingreso aumentaría 10 veces en comparación con lo que ganaba en casa. En el caso de los mexicanos que se mudan a Estados Unidos, el aumento es de tres veces. Para los vietnamitas el número es seis. El promedio global es cuatro veces el ingreso que un trabajador recibiría en su país natal. Piensa en eso por un momento: Mudarse a Estados Unidos mejora drásticamente la calidad de vida para muchas personas sin hacer mella en los salarios de los ciudadanos estadounidenses.
El solo hecho de emigrar le permite a algunas de las personas más pobres del mundo alcanzar niveles de riqueza casi imposibles en sus países de origen. Esto es porque los inmigrantes son más productivos en los lugares a donde llegan, donde los mercados libres son el sistema económico dominante, los derechos a la propiedad están asegurados por el estado de derecho, y no son violados por los caprichos arbitrarios de líderes corruptos. Los inmigrantes altamente cualificados aumentarían enormemente el tamaño de la economía, y los trabajadores menos cualificados llenarían los espacios del mercado laboral. En general, la inmigración mejora la vida de los nuevos inmigrantes y de los nativos asentados.
Llevándolo a los extremos, hay fuerte evidencia de que aligerando todas las restricciones globales —lo que se denomina “fronteras abiertas”— se ampliaría la riqueza mundial. Los promedios de cuatro importantes estudios académicos en este tema, estiman que la apertura de fronteras crearía un aumento de más del 100% del Producto Interno Bruto Mundial (PIB). Pero una apertura total no es necesaria para aumentar la riqueza tremendamente.
Actualmente, casi el tres por ciento de la población mundial vive fuera de los países donde nacieron. Las remesas —el dinero enviado de regreso al país de origen— para este tres por ciento de la población, equivale a US$450 mil millones anuales. Al relajar las restricciones inmigratorias, y al asumir que solo el 15% de los trabajadores del mundo migren, y que las remesas aumenten en esa proporción, esto se traduciría en $2,5 trillones enviados de regreso a los países natales, anualmente. Esto permite mayor desarrollo económico y disminuye la presión de emigrar. El acuerdo económico general es claro: Políticas de inmigración más abiertas significarían un aumento en la riqueza mundial.
Mientras oímos más historias de horror de los atestados centros de detención de los jóvenes inmigrantes, es importante preguntarnos por qué las personas escogerían abandonar sus países de forma ilegal y peligrosa para llegar a Estados Unidos. Estados Unidos es el destino número de uno para los emigrantes del mundo por una razón. Este país ofrece beneficios y oportunidades económicas masivas. Deberíamos tomar orgullosamente este rol como prmotores de la libertad del mundo.