EnglishLa presión fiscal que viene de la peor crisis económica de Venezuela en décadas ha hecho que el régimen bolivariano dé el siguiente paso: la venta de Citgo Petroleum, en Estados Unidos. La compañía —recientemente involucrada en una controversia sobre la violación de la Ley de Aire Limpio en Corpus Christi, Texas— representa un alivio para la escasez de liquidez de la administración del presidente Nicolás Maduro.
De acuerdo con el ministro de Petróleo Rafael Ramírez, tan pronto como reciban una buena oferta, procederán a la venta.
La revolución bolivariana nunca apreció realmente lo que tenía con Citgo; y el expresidente Hugo Chávez repetidamente expresó su deseo de vender la compañía.
Sin embargo, el régimen chavista sí usó la compañía para fines políticos. Por ejemplo, como una forma de criticar los programas asistenciales de Estados Unidos —porque no fueran suficientemente generosos— Citgo subsidió el combustible de más de 1,7 millones de residentes de Estados Unidos para mantener tibios sus hogares durante los duros inviernos.
No todo el mundo, sin embargo, está feliz con la pérdida de Citgo. La líder opositora María Corina Machado, exdiputada en la Asamblea Nacional, lo describe como la “más grande demostración de irresponsabilidad e ineficiencia”. Similarmente, el alcalde del municipio de Chacao, Ramón Muchacho, condenó la transacción: “Vender Citgo para cubrir el gasto excesivo del Gobierno es irresponsable e inaceptable”.
Sin duda, la solitaria compañía venezolana y madre de Citgo, Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), vio mejores días antes de ser nacionalizada y convertirse en una herramienta política de la revolución bolivariana. Ahora, de acuerdo a la firma consultora de riesgo político basada en Washington D.C., Eurasia Group, la venta de Citgo no es más que una forma del Gobierno central de afrontar sus serios e inminentes problemas de liquidez.
De cara a las fuertes críticas, Ramírez dijo que procedería con la venta. De hecho, supuestamente ya ha acordado algunas reuniones con varios bancos de inversión en Nueva York en septiembre para discutir el precio y las condiciones de la venta.
Sin embargo, Ramírez puede que tenga que luchar para encontrar a un comprador único de los activos de Citgo. La subsidiaria de PDVSA opera en tres diferentes refinerías a lo largo y ancho de Estados Unidos: El Lago Charles, Louisiana, Lemont, Illinois, y Corpus Christi, en Texas. Con una capacidad combinada de procesos de 750.000 barriles por día, Citgo podría valer más de US$10 mil millones de dólares, que es la suma que el Gobierno de Venezuela espera ganar de la venta.
De acuerdo con los análisis del Eurasia Group, la refinería de Lemont, la única que no procesa el crudo pesado venezolano, sería la más fácil de vender, por su proximidad con el crudo canadiense de bajos gastos.
Una historia familiar de chavismo
Lo que es evidente es que el mal manejo y la corrupción dentro de PDVSA aceleró esta decisión. La compañía estatal que cobija a Citgo se ha disminuido en los últimos años. Un informe de 2014 de Platts, de la financiera McGraw Hill, reportó que PDVSA “falló en alcanzar su meta de producción en 2013; y peor, su exportación de crudo no sería capaz de crecer a 4 millones de barriles al día en 2014, como el ministro de Petróleo Rafael Ramírez ha dicho en los últimos dos años”.
Platts también señaló que el “déficit de liquidez resultado de, por un lado, el crecimiento del gasto de PDVSA que financia los programas del Gobierno, y por el otro, de la caída en los ingresos por exportaciones”.
Después de todo, PDVSA es la máquina de efectivo del Gobierno de Maduro, y una que ha estado involucrada en varios escándalos. Uno de ellos fue la tragedia de Amuay, la explosión de una refinería en 2012 que causó la muerte de 42 venezolanos. Y ese mismo año, la compañía fue culpable de un derrame petrolero en el río Guarapiche en el oriente de Venezuela.
Claramente, PDVSA está pasando tiempos difíciles en estos días, y la inflación oficial de más del 60% en Venezuela (152%, de acuerdo a El Cato) no hace más que aumentar la tensión. Los analistas de Eurasia dicen que el presidente Maduro necesita relajar el control monetario y recuperar la estabilidad y las reservas. Sin embargo, los consejeros de Maduro aparentemente creen que la venta de Citgo es una mejor opción.
Esto tendrá sin duda un impacto en la economía de Venezuela, pero probablemente no será uno bueno —por lo menos no en el largo plazo. Dada la tendencia del régimen a gastar en exceso, el ingreso será gastado a corto plazo y en poco tiempo desaparecerá.