A juzgar por los recientes resultados de la investigación del Pew Research Center, los esfuerzos del régimen chavista por culpabilizar y criminalizar a EE.UU. de los males de Venezuela no han podido eliminar la imagen positiva, casi generalizada, que tienen sus habitantes con respecto al país del norte.
La encuesta reveló que aproximadamente 62% de los venezolanos tienen una imagen favorable del gigante norteamericano, mientras que 31% sostiene una visión negativa. El Centro de Investigación destaca que la imagen positiva de Estados Unidos subió nueve puntos en el país petrolero desde 2013.
No puede obviarse que justamente en este período de aumento del porcentaje favorable se han demostrado algunos de los grandes resultados del régimen instaurado por Hugo Chávez: restricción de las libertades personales, limitaciones a la libertad de expresión e información, represión militar y policial a la ciudadanía, escasez de alimentos, inflación descontrolada, devaluación monetaria, entre otros males.
En ese mismo período, Venezuela se vio colmada por protestas, casi siempre, lideradas por grupos estudiantiles que adversan las medidas totalitarias de los gobiernos de Chávez y Nicolás Maduro. No debe ser coincidencia que el estudio también destaque que más jóvenes (entre 18 y 29 años de edad) comparten una imagen favorable de Estados Unidos (66%), en comparación con la aprobación que hace la población mayor de 50 años (56%).
La encuesta también evaluó la imagen que tienen los venezolanos del mayor aliado político de su Gobierno: Cuba. En comparación con el 63% favorable que recibió Estados Unidos, Cuba obtuvo un 37%. El 57% de los venezolanos le dieron a la isla 57% de desaprobación y 38% dijo que era muy desfavorable.
Entre los distintos grupos ideológicos, quienes se alinean con la izquierda venezolana le dieron a Estados Unidos un 34% de visión favorable, mientras que entre los que se alinean a la derecha solo 14% le dio su aprobación a Cuba. A la par, solo 34% de quienes se describieron como “moderados” le dieron su visto bueno a Cuba.
Una relación centenaria con EE.UU., difícil de borrar
La relación del estilo de vida estadounidense con el venezolano tiene más años de los que tiene el chavismo mandando. Las percepciones positivas sobre la calidad de vida en Estados Unidos, y las muestras de la misma en los territorios en los cuales los ciudadanos estadounidenses vivieron en Venezuela, pueden ser parte de esa aprobación casi generalizada.
La explotación del petróleo en Venezuela, desde principios del siglo XX, trajo consigo fuertes influencias de la cultura de EE.UU. en modos de vida y consumo. La vida en un campo petrolero venezolano se convirtió en algo cercano al sueño norteamericano, pero en el trópico.
Sumado a esto, el aumento del poder adquisitivo en el país entre los años 70 y 80, y la sensación de bienestar y desarrollo que el rentismo petrolero trajo consigo, impulsó hábitos de consumo muy similares a los estadounidenses —tanto de productos elaborados, como de ideas y mensajes.
Actualmente, a pesar de la censura y la hegemonía que impone el Estado venezolano sobre los medios abiertos, la industria comunicacional estadounidense sigue inundando el mercado de entretenimiento venezolano. Con imágenes de bienestar, consumo, prosperidad, y tranquilidad, llena los televisores de aquellos que no quieren verle la cara al presidente durante todo el día.
Efecto boomerang
Al apagar la tele, al venezolano le pinchan la burbuja. Debe perder entre dos y cuatro horas de cola para movilizarse por la ciudad y comprar los productos básicos, es incapaz de ahorrar para comprar una vivienda, o al menos alquilarla, es asaltado (o asesinado) por portar aparatos tecnológicos u otros bienes, pierde horas en el transporte público, y se siente amordazado para protestar o decidir hacia dónde va su país.
Esta situación empeora en los jóvenes, para quienes es imposible alcanzar la independencia que las series y películas estadounidensese muestran con naturalidad.
Y aunque no puede competir con esta maquinaria de pensamiento, el discurso oficialista señala al mundo ideal que vende Estados Unidos como el culpable del sistema de cosas actuales, el autor de la pobreza venezolana, el financista detrás de la oposición, el asesino de la juventud, el culpable del cáncer de Chávez, entre otros señalamientos.
Al usar esta estrategia maniquea, el mismo chavismo lanza el boomerang que aniquila su discurso. Si Estados Unidos es el target de odio y resentimiento del chavismo, y los dirigentes que lanzan las acusaciones fallan a su vez en resolver los grandes problemas de los venezolanos, el enemigo tradicional que ofrece todo lo que los venezolanos quieren, resultará fácilmente el conquistador de las almas.
No en vano Estados Unidos sigue siendo el primer destino de emigración para los criollos que se cansaron de vivir la miseria del socialismo petrolero del siglo XXI.