EnglishNota del editor: Adriana Peralta reportó recientemente sobre la entrada en vigencia del acuerdo de comercio bilateral entre Canadá y Honduras. Victoria Henderson, directora general del Instituto de Análisis Sociales y Económicos con sede en Kingston, Ontario, compartió su punto de vista, que ya no pudo ser incluido en la noticia por su extensión.
¿Qué país cree que va a beneficiarse más de este acuerdo?
Es muy difícil hablar de qué país se beneficiará más o menos a partir de un acuerdo de libre comercio (TLC). En la medida en que las barreras al comercio se reducen y la competencia se incrementa, el resultado de cualquier acuerdo de libre comercio es positivo.
Dicho esto, los negociadores del TLC no pueden ignorar que el cambio puede ser doloroso. Tenemos que reconocer que los TLC pueden modificar el panorama del empleo, lo que los hace difícil de vender en la arena política.
Luego de la firma del TLCAN, a la industria automotriz de México le está yendo extremadamente bien, mientras que el sector del automóvil en Canadá (más específicamente, Ontario) está en declive. Esto puede sonar como una pérdida para Canadá. Pero los subsidios y protecciones otorgadas al sector automotriz antes del TLCAN enmascaran un problema básico: nuestro sector automotriz era poco competitivo.
Los canadienses en otros sectores de la economía que tenían que competir en los mercados mundiales estaban subvencionando la protección del sector del automóvil. El TLC entonces puede iniciar una reorganización para corregir este problema.
Por supuesto, tenemos que reconocer que esto puede ser difícil. Una excesiva y demasiado rápida reorganización puede ser desestabilizadora. A la larga, sin embargo, el proceso de reorganización es lo que nos permite trabajar juntos para maximizar nuestras fortalezas.
¿Las negociaciones han favorecido en cualquier aspecto a alguna de las naciones?
Los negociadores del TLC, claro, tratan de obtener las mejores condiciones posibles para sus respectivas partes. Dicho esto, la gran preocupación es asegurarse de que los pesos pesados de la industria nacional no pueden utilizar su influencia política de una manera que convierta al TLC en una extensión de sus privilegios.
¿Los acuerdos de libre comercio son necesarios o son contrarios al verdadero libre comercio?
¿Qué es el “verdadero libre comercio”? Si con esto queremos decir el retiro inmediato de todas las regulaciones (y, por lo tanto, la renuncia a todos los privilegios mediados por el Estado), entonces es una quimera.
El objetivo debe ser el de ampliar el alcance de los contratos voluntarios privados, mover las decisiones de la arena política al mercado. En ese sentido, los TLC pueden ser un productivo primer paso.
Pero siempre hay salvedades. Demasiado énfasis se coloca sobre la si tal o cual país firmará o no un TLC. El verdadero trabajo es tratar de asegurarse de que las cláusulas del TLC apoyan el objetivo, y esto debe ser un proceso continuo.
Dos cosas se incorporan en cada TLC: la primera es un cierto grado de interés propio (esto es cierto a nivel nacional, pero también en términos de grupos de presión); la segunda es la posibilidad de consecuencias no deseadas. Los que apoyan el libre comercio (es decir, lo más cerca posible del “verdadero libre comercio”), deben trabajar continuamente contra el afianzamiento de los privilegios, al tiempo que reconocen que las consecuencias no intencionadas pueden ocurrir y lo hacen, y deben ser abordadas de una manera íntegra.