Junto con la eterna discusión entre las escuelas de economía austriaca y la de Chicago (la primera obviamente superior), está la interrogante “¿Por qué hay tan pocas mujeres en los movimientos liberales?” Es el tema de conversación en cenas, pasillos y blogs, sin que nadie pueda ofrecer una respuesta certera.
En mi opinión, analizar por qué hay pocas mujeres en el liberalismo es solamente un matiz de una situación mucho más amplia, ¡hay pocas mujeres en la política, el emprendimiento y la academia! Por lo tanto, es comprensible que en los grupos liberales la proporción sea aproximadamente de dos mujeres para cada 10 hombres.
El mejor ejemplo que se puede analizar para conocer la relación entre la mujer y la cultura política es el fenómeno del voto femenino. Solo Nueva Zelanda, Finlandia, Noruega y Australia tienen más de 100 años de reconocimiento del derecho al sufragio femenino como parte de sus legislaciones.
Otros países como Estados Unidos (1920), El Salvador (1959), Argentina (1947) y Gran Bretaña (1928) demoraron más. En Arabia Saudita recién en el 2015 les será permitido votar a las mujeres, después de varias postergaciones.
En 1913 durante una gira en Estados Unidos, Emmeline Pankhurst, una de las fundadoras del movimiento sufragista femenino en Gran Bretaña, dio un famoso discurso llamado “Libertad o muerte” en el que narra su lucha y la importancia del voto femenino:
Estoy aquí en calidad de soldado que ha abandonado temporalmente el campo de batalla a fin de explicar —parece extraño que tenga que ser explicado— qué es la guerra civil cuando esta la libran las mujeres.
No sólo estoy aquí como un soldado temporalmente ausente del campo en la batalla; estoy aquí —y eso, creo, es lo más extraño de mi presencia— estoy aquí como una persona que, de acuerdo a lo que han decidido los tribunales de justicia de mi país, no tiene ningún valor para la comunidad; debido a mi estilo de vida se ha juzgado que soy una persona peligrosa, bajo pena de trabajos forzados en una prisión. Por tanto, algún interés debe tener escuchar a una persona tan peculiar como yo. Seguro que muchos de vosotros pensáis que no tengo demasiado aspecto de soldado ni de prisionero, pero soy las dos cosas. […]
Casos como el de Pankhurst demuestran que la presencia femenina en la política en general es relativamente nueva. Actualmente, según números de las Naciones Unidas, en julio de 2014 el 21,8% de los integrantes de los cuerpos legislativos del mundo eran mujeres, un dato ligeramente superior al 11,3% reportado de 1995.
A esta generación femenina le corresponde promover la presencia fememina en la política y academia. Afortunadamente existen movimientos, como la Sociedad Libertia en Estados Unidos, con el propósito de honrar y apoyar a las mujeres en la libertad.
En este video producido por PanAm Post, durante la conferencia de Estudiantes por la Libertad Latinoamérica, Rachel Davison nos explica cuál es la idea detras de su organización que surgió para tratar de responder a las interrogantes: ¿Por qué las mujeres no parecen estar tan interesadas en los argumentos presentados en el movimiento liberal? y ¿Qué podemos hacer para apoyarnos mutuamente?
La Sociedad Libertia tiene dos años de existencia y es un lugar donde las mujeres pueden conversar acerca de las ideas de la libertad que más le interesan, además de difundir documentos poco conocidos que hayan sido escritos por mujeres. En palabras de Rachel: “No se trata de las mujeres, se trata de las buena ideas que deben de ser promovidas, vengan de donde vengan”.
No abogo por cuotas, ni que por algún otro tipo de regulación que busque un equilibrio “ideal” entre mujeres y hombres en cargos públicos. No se puede obligar a alguien a participar si no quiere, solo por llenar un número.
Pero sí abogo por actividades y grupos que en específico se encarguen que las mujeres se interesen más por la difusión de ideas de la libertad, por el simple hecho que a ellas le afectan —al igual que a todos— las decisiones de los políticos.