Por Felipe Cuello
Una vez Leonel Fernández llevó a cabo un acto altamente honorable. Como presidente de República Dominicana cumplió un papel clave en prevenir las muertes de cientos de miles de personas en una guerra regional. Al haberse cumplido recientemente 100 años del comienzo de la Primera Guerra Mundial, estamos obligados a desear un resultado más similar al logrado por vía dimplomática en Santo Domingo durante la crisis fronteriza de 2008.
El Ejército colombiano encendió la mecha cuando ingresó a territorio ecuatoriano en una persecución a comandantes de alto nivel de las FARC —actuando bajo el respaldo del Plan Colombia. El FBI intervino el teléfono de Raúl Reyes —un líder de las FARC cuya ubicación fue mencionada en una conversación con Hugo Chávez— , como una táctica previa para lo que luego sucedería.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa protestó contra la clara violación de soberanía. Chávez inmediatamente respaldó a Ecuador y movilizó tropas hacia la frontera con Colombia, como un reflejo de las maniobras diplomáticas ecuatorianas.
Venezuela, Perú y Nicaragua se solidarizaron con Ecuador al cortar lazos diplomáticos con Colombia en respuesta al operativo militar. Este tenso período alcanzó su clima en una reunión del Grupo Río en Santo Domingo. En los días anteriores a la cumbre, los embajadores colombianos en los cuatros países involucrados fueron expulsados, y el Gobierno venezolano amenazó con imponer sanciones comerciales a Colombia. (Un notable ausente del bloque de objetores fue Cuba, que coopera frecuentemente con Venezuela en otros foros como Petrocaribe, donde Venezuela provee petróleo barato a países caribeños, a cambio de comida, médicos, y respaldo en situaciones como esta).
La hábil diplomacia del presidente Fernández, anfitrión de la cumbre, comenzó con antelación al inicio de la cita del Grupo Río en Santo Domingo y resultó en renovados compromisos de resolver las disputas en apego a la Carta de Naciones Unidas y al multilateralismo (Art. 7 de la Declaración de Santo Domingo de 2008). Funcionarios de la República Dominicana, donde se terminó por resolver diplomáticamente la querella, esperaban una agenda que incluyera temas como el cambio climático y la migración.
Es mejor evitar conflictos de esta manera que empezar a homenajear a los muertos
Aunque los dos países protagonistas de la disputa acostumbran a estar enfrentados en todo, desde la política de comercio exterior, hasta sus actitudes respecto a Estados Unidos, el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, se disculpó por la violación de la soberanía; y las autoridades ecuatorianas encontraron y entregaron a Colombia un puñado de líderes de la guerrilla, en un extraño momento de cooperación entre ambos países. Un apretón de manos entre Uribe y su contraparte ecuatoriana fue transmitido en toda América Latina y marcó públicamente el final de las tensiones.
Un desprendimiento de este acuerdo fue el inicio de las conversaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC. El golpe a la capacidad operativa de la guerrilla fue tan grande que algún día podría ser visto como el comienzo del fin de la larga guerra civil en Colombia. Y el presidente Fernández tiene muchos de lo que estar orgulloso.
Al final, incluso los US$6.000 millones de intercambio entre Colombia y Venezuela no sufrió consecuencias. Si tan solo otras situaciones tensas en la actualidad podrían ser resueltas tan fácilmente, desde el Mar de la China Meridional hasta la situación en Ucrania. Es mejor evitar conflictos de esta manera que empezar a homenajear a los muertos, ¿o no?
Felipe Cuello is a investigador asistente en el Instituto de Investigación Económica y Social sobre Innovación y Tecnología de Maastricht, con sede en Holanda. Síguelo @big_phil_osophy.