EnglishLa marihuana arruinará las vidas de los adolescentes canadienses, el recurso más importante de Canadá. Por lo menos, ese es el mensaje de la última campaña alarmista antidroga del Gobierno federal.
En octubre, el Gobierno del primer ministro Stephen Harper lanzó su último intento para educar al público canadiense sobre los aparentes peligros de la marihuana —y las cifras de audiencia sugieren que es la más exitosa campaña hasta la fecha. Sin embargo, si uno observa el fenómeno con mayor atención, se da cuenta de que los canadienses están empezando a ver la realidad detrás del humo y los espejitos.
https://www.youtube.com/watch?v=VEuCvUdHDNA
Transmitido a través de YouTube, el video de 30 segundos —parte de una campaña multiplataforma— ya tiene más de 500.000 visualizaciones, superando el récord anterior de 110.000 visitas al canal oficial del Departamento de Salud cuando lanzó una campaña similar destinada al abuso juvenil de drogas legales de venta controlada. Para ponerlo en perspectiva: los videos subidos al canal “Canadienses Saludables” obtienen apenas cientos de visitas.
Aunque los niveles de audiencia están en alza, la aprobación no acompaña esta tendencia. Desde que se estrenó el anuncio, las críticas han sido desenfrenadas, y con buena razón. El aviso en sí muestra el humo de marihuana atravesando tubos de vidrios que emulan la forma de cerebro humano. Mientras, una voz ominosa advierte a los espectadores de las graves consecuencias de la marihuana. El anuncio termina insinuando el aumento en la potencia de la droga en los últimos tiempos, señalando cómo disminuye el coeficiente intelectual, mientras suena un solemne acorde del himno nacional de Canadá, un elemento básico de todos los anuncios del Gobierno federal.
Pero hay un problema: el anuncio público no se debe a ninguna preocupación sobre la salud, ni mucho menos; en cambio, es un arrogante y ofensivo artilugio electoral. Y el público canadiense ve con claridad el insulto a su inteligencia.
El anuncio no solo desinforma —el video ni siquiera menciona una sola fuente— sino que es un ataque no muy sutil contra el líder de la oposición, Justin Trudeau. Y con ello, el anuncio es desenmascarado como lo que realmente es: una jugada política.
Turdeau, hijo del exprimer ministro canadiense Pierre Elliott Trudeau, es el actual líder del Partido Liberal de Canadá, y se ha mostrado a favor de la legalización de la marihuana. Entonces, con las elecciones federales que probablemente se celebrarán en otoño de 2015, la aparición de anuncios agresivos no es una sorpresa.
Para contextualizar: Trudeau dio a conocer su posición en julio de 2013: “En realidad no estoy a favor de despenalizar el cannabis, estoy a favor de legalizarlo”, afirmó en su momento. “Gravarlo y regularlo. Es una de las únicas maneras de mantenerlo fuera de las manos de nuestros niños, porque la actual guerra contra las drogas, el modelo actual [que Stephen Harper implementa] no está funcionando”.
Ello resultó en otra campaña imprecisa y equivocada de los conservadores, que puede ser vista aquí, donde sostienen: “Imagina que la marihuana se venda como el cigarrillo o el alcohol”.
Y este último anuncio es sencillamente una derivación de esa lógica incorrecta. Otro signo revelador de cuán mal está dirigido el programa de anuncios públicos es que no está apoyado por ninguno de los expertos médicos más destacados de Canadá.
“La campaña educativa se ha convertido en un juego político en torno a la política de Canadá sobre la marihuana”, explicaron el Colegio de Médicos de Familia, la Asociación Médica Canadiense y el Colegio Real de Médicos y Cirujanos de Canadá en una declaración conjunta sobre por qué ellos no participarían de la campaña propagandística de los conservadores. “No apoyamos ni avalamos ningún tipo de mensajes políticos o propaganda política sobre este asunto”.
Hedy Fry, un parlamentario del Partido Liberal e integrante de la comisión de salud, reforzó la posición, ahora popular, al sentenciar que los conservadores no están interesados en que se conozcan los beneficios de la marihuana. En lugar de incitar al miedo y dedicarse a jugadas políticas, dice, deberían alentar la investigación y las prueba clínicas sobre la droga.
Más allá de la efectividad no comprobada de este tipo de campañas —”Toda la investigación sugiere que no funcionan, no hay relación entre el costo y el beneficio”, le dijo el profesor Harry Sumnall de la Universidad John Moore para la Salud Pública de Liverpool a la BBC el año pasado— estudios, como este del Washington Post, no son concluyentes sobre el efecto de la marihuana en el cerebro humano.
Si el partido estuviese realmente preocupado sobre los efectos de salud en la juventud de Canadá —los adolescente canadienses están identificados como los que más consumen cannabis en el mundo, algo que como país debemos abordar—promoverían la legalización de la sustancia. A través de la regulación, podrían controlar y mitigar muchas de las preocupaciones que presentan en sus anuncios.
En cualquier caso, el fomento del consumo de la marihuana a niños y adolescentes no es un ítem en la agenda política. Sin embargo, la asignación precisa, responsable y apropiada del dinero de los contribuyentes debería serlo.
¿La marihuana es un 300% más potente hoy que hace 30 años? Legalícenla y supervisen su cultivo para mitigar las supuestas peligrosas condiciones de los mercados negros.
¿Debemos hablar con nuestros hijos sobre los peligros del consumo de marihuana? Primero, dejen de sacar anuncios plagados con desinformación, que la juventud de Canadá —especialmente quienes ya han probado la droga— saben que es imprecisa.
¿Quieren llegar directamente a la juventud? Dejen de utilizar tácticas condescendientes y alarmistas que los alejan cada vez más.
Los problemas de salud deberían ser una prioridad para el país y las decisiones individuales deberían ser dejadas a los individuos. Con campañas paternalistas como la última de los conservadores, se continúa enviando el mensaje de que no tenemos la capacidad mental de tomar esas decisiones por nuestra cuenta.
Si esto se tratara de soluciones concretas, y no en realidad de captar los votos de los padres de la juventud canadiense, ese dinero definitivamente sería asignado a otras cosas. El Gobierno de Harper debe pensar que todos funcionamos con una supuesta capacidad mental disminuida por la marihuana.