EnglishPor Liz Rebecca Alarcón
En cuanto a la política exterior de Estados Unidos, América Latina sin duda ha sido la región olvidada de las ultimas dos décadas. Después del fin de la Guerra Fría y en la víspera de la interminable “Guerra contra el Terrorismo,” América Latina ha ido descendiendo más y más en su lista de prioridades.
Pero esto está cambiando. El deseo del actual Gobierno de impulsar la relación de Estados Unidos con sus vecinos más cercanos está siendo liderado por una figura inusual, la del vicepresidente.
Aunque históricamente el vicepresidente se ha enfocado en otros roles, el tema de propiciar una nueva relación con América Latina es una responsabilidad compatible para Joe Biden. Durante las más de tres décadas que Biden fue senador estadounidense, a menudo resaltó la importancia de incrementar el comercio con América Latina. Este interés lo posicionó a él, y no a el secretario de Estado John Kerry, como encargado de la región.
Está cambiando el enfoque de las conversaciones que típicamente han dominado la agenda como el tráfico de drogas, el crimen organizado, y la inmigración ilegal.
Biden ha viajado a América Latina seis veces, algo sin precedente. En sus giras ha visitado Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, República Dominicana, Panamá y Trinidad y Tobago, y ha hecho varias paradas en Colombia y México.
El vicepresidente no solo está liderando una relación histórica con América Latina, sino que también está cambiando el enfoque de las conversaciones que típicamente han dominado la agenda como el tráfico de drogas, el crimen organizado, y la inmigración ilegal. El vicepresidente se ha abocado al desarrollo de relaciones comerciales con las economías emergentes de la región.
¿Por qué se está dando este cambio ahora? Mientras la clase media de América Latina continua expandiéndose, Estados Unidos ha sin duda identificado un mercado de nuevos consumidores para sus exportaciones. Actualmente, más del 25% de las exportaciones de EE.UU. llegan a México, Centro y Sudamérica, de las cuales US$200 mil millones llegan exclusivamente a México. En parte gracias a los acuerdo de libre comercio con más de un tercio de los países en la región, el comercio entre Estados Unidos y América Latina alcanzó un récord de $843 mil millones en 2012, 6% superior al año anterior.
Dada esta nueva importancia económica, el vicepresidente Biden ha puesto énfasis sobre los esfuerzos del Gobierno de Obama de animar a Chile, Perú y México a que formen parte del Acuerdo Trans-Pacífico. Otro proyecto relevante ha sido La fuerza de 100.000 en la Américas que busca incrementar tanto el número de universitarios estadounidenses que estudien en países del hemisferio occidental y el número de estudiantes del hemisferio occidental que estudien en Estados Unidos a 100.000 para 2020.
Sin duda, el año pasado la relación entre Estados Unidos y América Latina estuvo enmarcada por la crisis de niños centroamericanos que migraron ilegalmente hacia Estados Unidos, huyendo de la violencia y los problemas económicos en sus países de origen. Los frecuentes viajes de Biden a la región crearon la base política necesaria para afrontar la crisis.
En parte gracias a los acuerdo de libre comercio […] el intercambio entre Estados Unidos y América Latina alcanzó un récord de $843 mil millones en 2012.
El presidente Obama le pidió al Congreso que incrementara el presupuesto de ayuda financiera para Centro América a $1 mil millones, casi el triple del monto que se otorga normalmente para ayudar a estos países a lidiar con los desafíos económicos, de seguridad y gobernanza.
Este año, el tema principal de la relación sin duda será la nueva política con respecto a Cuba, especialmente el comercio, los derechos humanos y la disputa sobre la ley que le otorga residencia a los cubanos que llegan al suelo estadounidense. Si todo sigue su curso actual, el vicepresidente Biden ciertamente desempeñará un rol crucial en este cambio de relaciones históricamente antagonistas entre ambos países.
En palabras de Biden durante su viaje de cinco días a lo largo de América Latina y el Caribe en 2013, “En los años 90, nos imaginábamos una Europa unida, libre y en paz. Hoy, creo que podemos imaginarnos un continente americano con una clase media sólida, segura y democrática, desde el Ártico hasta Tierra del Fuego… El discurso está cambiando de lo que podemos hacer para América Latina, a lo que podemos hacer con América Latina”.
El deseo del Gobierno estadounidense de finalmente forjar una alianza significativa con sus vecinos al sur es sin duda bienvenido.
Liz Rebecca Alarcón cursa una maestría en Democracia y Gobernabilidad en América Latin en la Universidad de Georgetown y hace periodismo enfocado en las relaciones EE.UU.-América Latina, derechos humanos y democracia en la región. Síguela en Twitter: @LizRebeAlarcon.