English El pasado 17 de febrero el Departamento de Estado de Estados Unidos informó en un comunicado de prensa los detalles de una nueva política para la exportación de vehículos aéreos no tripulados (UAV), popularmente conocido como drones. Este comprende un momento decisivo para Washington, que ha mantenido hasta ahora un estricto control sobre la venta de aviones no tripulados estadounidenses, especialmente aquellos que son capaces de llevar cualquier tipo de armamento.
Hasta ahora, las exportaciones de aviones no tripulados se han limitado casi exclusivamente a los vehículos aéreos de reconocimiento, y se logró según evaluación caso por caso. Esta nueva regulación, sin embargo, permitirá a los productores estadounidenses de aviones no tripulados, como General Atomics (fabricante del MQ 1 Predator y MQ 9 Reaper), comenzar a exportar variantes con y sin armas a los países aprobados por el gobierno de Estados Unidos.
Los exportadores ya no estarán obligados a presentar su caso a los funcionarios del Pentágono y el Departamento de Estado, que se han negado sistemáticamente a conceder la venta del “hardware militar avanzado.”
Aunque la nueva política solo ha estado en vigor durante poco más de dos semana, los fabricantes de defensa estadounidenses confían en que les permitirá aumentar su cuota de mercado en un sector dominado actualmente por Israel y China.
Compradores internacionales han manifestado su interés y ya están en conversaciones con los aliados, entre ellos Francia, Italia, Turquía e India.
Proliferación Controlada
Este repentino cambio fue en muchos sentidos inevitable. Por mucho que los expertos y algunos políticos auto proclamados quieren mantener un estricto control sobre este tipo de tecnología, su eventual proliferación es un hecho.
En ejemplos anteriores a este caso, solo se tiene que mirar el desarrollo de las armas nucleares. Una vez visto como una tecnología de vanguardia reservada para un selecto club de naciones —aquellos con presupuestos de defensa para competir con el PIB de continentes enteros— las armas nucleares están ahora al alcance de los “estados canallas” capaces de conseguir el material necesario para producir sus propias bombas.
Con el tiempo, Estados Unidos llegó a reconocer que sería un país más potente con aliados nucleares de lo que sería como un actor solitario; es decir, compartir los costos y responsabilidades de defensa mutua. La tecnología avanzada solo dura un corto período de tiempo; al igual que con las armas nucleares, ocurre lo mismo con los aviones no tripulados.
Así que en un esfuerzo por mantener cierta apariencia de control sobre la proliferación de drones armados, Estados Unidos ha optado por colaborar con las naciones amigas que buscan la tecnología en lugar de tratar desesperadamente de evitarlo.
La venta de tecnología UAV a aliados examinados, de acuerdo con expertos en defensa, permite a Estados Unidos participar en el “reparto de la carga” —jerga de defensa en la cual se da a otra persona las herramientas para arreglar un problema.
¿Quién se beneficia?
¿Quién está en la lista para la compra de drones de Estados Unidos? La lista de destinatarios primarios seguro será una lista de los aliados tradicionales de Estados Unidos: Francia, Gran Bretaña (la única nación que recibe versiones armadas), Canadá y Australia, entre otros. Pero también en la cola existen países en áreas de “interés operativo” para Estados Unidos: India ya ha entrado en negociaciones iniciales, mientras que los Emiratos Árabes Unidos está en la etapa finale de aprobación.
Con el tiempo, el número de Estados que operan aviones no tripulados de Estados Unidos no hará sino aumentar. La tecnología “no tripulada” no es algo nuevo —los drones se han utilizado desde la Segunda Guerra Mundial— pero el poder de las nuevas tecnologías radica en su capacidad para operar sobre grandes distancias con una conexión instantánea entre el hardware y un usuario remoto.
Sin embargo, la infraestructura detrás de los drones requiere una amplia capacidad de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR por sus siglas en inglés) —una capacidad que solo pocas naciones en todo el mundo poseen actualmente, la mayoría de los cuales ya están utilizando aviones no tripulados en distinto grado.
Pero las naciones con capacidad ISR no están fuera del juego de los drones completamente. Estados Unidos tiene una larga historia de intercambio de inteligencia, y ha difundido información que lo ha considerado vital para los intereses compartidos. Así que las ventas de aviones no tripulados de Estados Unidos no será el único proceso a negociar; también surgen preguntas sobre qué naciones se beneficiarán del programa ISR intocable de Washington.
Este cambio de política permite a Estados Unidos mantener un cierto nivel de control sobre un mercado en crecimiento, al tiempo que promueve su propia industria nacional.
Sin embargo, mientras que la industria de defensa nacional probablemente celebre la relajación de las restricciones a la exportación, todavía se mantienen intactos algunos controles importantes. El Departamento de Estado requiere que todos los beneficiarios estén de acuerdo con las “garantías de uso final”, así como “uso final de monitoreo”, cuya función es garantizar el cumplimiento de los principios de los derechos humanos y evitar la “vigilancia ilegal o uso de la fuerza ilegal contra sus poblaciones nacionales. ”