EnglishPor: Lilian Lucena R.
Mucho se odia a EE.UU desde Latinoamérica, sin prever que su vigilancia sobre el continente evitó una posible recolonización europea. Bastante se critica a EE.UU sin asimilar cómo están hoy Panamá, Chile o Puerto Rico, las cuales, lejos de establecerse actualmente como dictaduras o países con dificultad para generar riqueza, lograron conquistar la democracia, en contraposición al bastión comunista de América Latina, la pobre Cuba, en donde los hermanos Castro han permanecido inalterablemente en el poder desde hace un poco más de medio siglo.
Mucho se critica a EE.UU., pero ¿quién lucho contra el nazismo? Mucho se critica pero pregunto ¿quién sale ganando con esto?
Elegir las ideas para el crecimiento
Varias son las miradas de resentimiento y constantes son los juicios en los cuales se alega que EE.UU es rico porque Latinoamérica es pobre. Sin embargo, antes de la llamada política de intervención o vigilancia norteamericana en Latinoamérica, a inicios del siglo XX, ya EE.UU era una nación fuerte y próspera
¿Alguien se ha detenido a pensar por qué?
Siglo y medio atrás, antes de la construcción del canal de Panamá, EE.UU. había decidido constituir una nación para su gente emprendedora y no para una pequeña cúpula arbitraria. Haber enarbolado la bandera de la Libertad sobre el despotismo, el hecho de haber creído en sus ciudadanos, lo contrario al sistema ficticio latinoamericano donde al final el trono del déspota siguió igual solo que en manos de la gente local, le devino, a Norteamérica, en crecimiento, lo cual la constituyó como nación organizada y superior al resto del hemisferio.
Como toda nación coherente, debía cuidarse, primero del imperialismo europeo y posteriormente del avance comunista, es decir, el avance de la destrucción. No digo que hayan sido unos santos pero caer en el juego de ver a EE.UU. como un enemigo para nuestra región y un enemigo al que hoy (tal cual como hace Venezuela) se le atribuye cualquier fracaso, es un absurdo.
EE.UU. es el fruto de haber protegido la Libertad de sus ciudadanos frente a cualquier arbitrariedad estatal, es el fruto de haber creado instituciones para la defensa de los derechos fundamentales inherentes a todos. Es el fruto de la protección, en sus tierras, de la libertad y propiedad.
Considerar, por tanto, a EE.UU. como un enemigo, es caer lastimosamente en el juego de quienes quieren eludir sus fracasos. Creer que su imperio deviene de su intervención, elude las verdaderas causas de su progreso, el cual fue arraigar el modelo del crecimiento.
El verdadero causante de nuestros males
Entonces, como pregunté anteriormente ¿quién sale ganando con tanta crítica? ¿Quién sale ganando con la siembra de la envidia y frustración? Los únicos que salen ganando son nuestros déspotas sedientos de poder. Los que bien adoctrinados por el comunismo entienden que dividir a una sociedad en un “nosotros” y un “ellos” es una ventaja para la consolidación de su grupo.
Personajes como Fidel y Chávez captaron bien esto. Los supuestos reivindicadores de nuestra soberanía supieron ver en EE.UU. un enemigo perfecto para catapultarse como protectores de nuestras tierras. Lastimosamente su protección no devino en prosperidad para sus habitantes sino en la casi total pérdida de libertades. Hoy Cuba ha sido incapaz de generar prosperidad a su gente al igual que el gobierno bolivariano. Su figura revolucionaria solo ha servido para llegar al Estado y el enemigo ficticio solo ha sido utilizado para atribuirle la culpa por cada problema.
El mal está en quien utiliza el Estado para coronarse por encima del resto; en elegir un modelo que da demasiado poder a unos pocos
Así, aquel enemigo ficticio, ha sido la excusa perfecta para “proteger” a los “desfavorecidos” mediante una disminución de las libertades, la cual se ha materializado en: expropiaciones (puesto que no se puede confiar en las empresas extranjeras); en atropellos y violaciones a la disidencia (porque son unos infiltrados que quieren acaban con la paz de la patria); en hacer y deshacer sin permiso (porque el protector todo lo juzga bien) y en corrupción (porque ellos son los que conocen las necesidades de todas las personas).
Es verdad que Latinoamérica tiene una causa para sus males pero no es externa, sino interna. El mal está en quien utiliza el Estado para coronarse por encima del resto; el mal está en elegir un modelo que da demasiado poder a unos pocos mientras el resto pierde sus libertades. El enemigo es quien se muestra como mesías mientras nos crea trabas que vende como protección. El verdadero enemigo está más cerca de lo que creemos.
Lilian Lucena R. es estudiante en la Escuela de Derecho de la Universidad Central de Venezuela y coordinadora local de Estudiantes por la Libertad (EsLibertad.org), organización que apoya a estudiantes y organizaciones estudiantiles interesadas en promover la libertad en América Latina. Sígala en Twitter: @LilianLucenaR