EnglishEl asesinato de Kluiverth Roa por parte de la Policía Nacional Bolivariana de Venezuela, en febrero, detonó una serie de protestas de estudiantes alrededor del país. Lo que comenzó como una manifestación pacífica, terminó como una arremetida contra estudiantes desarmados: otros seis jóvenes fueron encontrados muertos después de ser arrestados por la policía.
Tristemente, hechos como estos solo han aumentado desde el inicio de las protestas estudiantiles en 2014. Para empeorar las cosas, el reciente decreto del Ministerio de la Defensa ha dado carta blanca a las fuerzas armadas para asesinar a manifestantes.
Estos incidentes de opresión demuestran que los venezolanos están completamente indefensos frente a la violencia del Estado, de actores paramilitares y del hampa común. No debería haber duda de que hoy los venezolanos no se enfrentan a un régimen democrático, sino a una dictadura.
Pero parece que se ha dejado a un lado el rol que el control de armas ha jugado en la opresión a los venezolanos. Simplemente, ahora, las fuerzas del Estado venezolano pueden disparar a opositores sin el menor miedo a represalias.
La política radical del control de las armas termina dejando a un pueblo desarmado a merced de criminales y de un gobierno autoritario. Esto no es una consecuencia involuntaria de funcionarios equivocados; estas son medidas intencionales usadas para controlar a la población. Al final del día, controlar las armas es controlar a la gente.
La constitución venezolana de 1999 es ambivalente en cuanto al derecho de portar armas. Esto permitió al régimen de Hugo Chávez imponer varias restricciones sobre la posesión de armas. Para empeorar las cosas, en 2012, Venezuela aprobó una extensa prohibición de armas de fuego para combatir el crimen: La policía y militares estaban exentos, por supuesto. El escenario fue arreglado para los abusos del gobierno.
Criminales se lo piensan dos veces antes de llevar a cabo los delitos si las víctimas pueden defenderse
La historia está repleta de ejemplos sobre cómo el control de armas da pie a la tiranía, incluso al genocidio, en el peor de los casos. Los padres fundadores de Estados Unidos se adelantaron al tiempo en cuanto al control de armas se trata. Ellos experimentaron de cerca cómo el dominio británico usaba el control de armas como un trampolín hacia la tiranía. En respuesta a esto, ellos incluyeron el derecho a portar armas en la Constitución de Estados Unidos.
El derecho a portar armas es un derecho que ha sido otorgado e implementado —inconsistentemente— alrededor del mundo. La Segunda Enmienda a la Constitución de EE.UU. históricamente ha servido para prevenir cualquier forma agresiva de autoritarismo y ha proporcionado a los ciudadanos americanos una forma de defenderse de los criminales.
Estados Unidos ha experimentado una baja en la tasa del crimen en los últimos 20 años, en gran parte gracias a la convocación de la Segunda Enmienda, permitiendo la liberación de varias medidas promulgadas en algunos estados sobre las armas de fuego. Criminales, con o sin uniforme, lo piensan dos veces antes de llevar a cabo los delitos si las víctimas pueden defenderse.
Sin embargo, el caso de Venezuela evidencia los peligros de que un gobierno autoritario y abusivo esté en posición de controlar el porte de armas. Una vez que el imperio de la Ley se ha esfumado, el gobierno va por las armas de los ciudadanos para prevenir una insurgencia.
Las sangrientas secuelas de las protestas del año pasado evidencian el peligro de una población que no tiene forma de defenderse de un gobierno armado hasta los dientes. Los disturbios y la represión solo continuarán mientras la economía siga yéndose abajo.
Millones de venezolanos ya han dejado el país y muchos otros esperan por irse. Cuando no hay oportunidad económica, ni reglas ni ley, y no te puedes defender a ti mismo, la única opción que queda es dejar tu país.
Los errores y tragedias más recientes en Venezuela pueden ser atribuidos a múltiples causas, pero una al menos, de una tenemos certeza: la imposición de un opresivo control sobre el porte de armas.
Traducido por Orlando Avendaño. Artículo actualizado el 06/04/2015, 07:23 ET.