No es el hindú el pueblo de los mil dioses, sino el pueblo entusiasta socialista. Como niños de seis años en una obra de teatro, ignoran que los personajes solo son máscaras que esconden al actor; siendo en este caso las máscaras los presidentes, y el actor el socialismo. Ningún rey dura un milenio si no ha pasado por múltiples facetas.
Como bien dijo Cupertino del Campo, el socialismo es una doctrina de “amor” a base de odio; un ensayo de “fraternidad universal” a base de guerra de “clases”; una tentativa de “liberación racionalista” a base de dogmas y una escuela de “libertad” a base de tiranía.
Rafael Correa no es más que otra de las máscaras que ese monstruo llamado “socialismo” utiliza para seguir devorando personas. De ser este una religión, existirían más de mil testamentos para cada uno de los “Mesías” que llegaron al mundo de los mortales para salvar al pueblo. Si en algo es experto el socialismo, es en detectar ilusos que sigan comiendo el mismo cuento del “salvador”.
Dicho eso, Rafael Correa no es nadie. ¿Recuerdan a Abdalá Bucaram en 1996, que se presentaba como salvador del pueblo de la oligarquía? O quizás recuerden con esa etiqueta a Lucio Gutiérrez en 2002.
Da igual. El discurso es el mismo, solo que viene de una boca diferente. Ellos solo son títeres jugando a ser titiriteros.
“Socialismo” es solo la estrategia de marketing para vender tiranía. De nada nos sirve librarnos de un presidente si el próximo acabará siendo lo mismo que su antecesor. Tenemos que arrancar el problema de raíz. El socialismo solo trae miseria.
Por eso, nada se soluciona con un golpe de Estado o diciendo “Fuera, Correa, fuera”. Lo que en realidad tenemos que decir es “Fuera, socialismo, fuera”. Ese es el verdadero mal.
Así, como Arianna Tanca escribió recientemente:
Si no es Correa, puede venir otro mesías con un discurso “salvador” pero con las mismas ideas. Además, el deporte nacional de botar presidentes simplemente nos hace menos democráticos. A Correa hay que botarlo con la ley en la mano”.
No puede dominar un sistema que se alimenta de la esclavitud, que abraza el odio, que promueve la ignorancia y que hace un llamado al enfrentamiento. Si no hacemos algo al respecto, el país estará condenado a permanecer en la ruina. Es importante reconocer que el socialismo es la causa del fragmentado y moreteado Ecuador.
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Al final, no importa quien sea el presidente, si este sigue la misma ideología torcida que el resto, el resultado será el mismo. El mundo vio nacer y morir a mil Rafaeles Correa antes, y verá nacer y morir a mil Rafaeles Correa más si no lo impedimos.
Llegó grande, pero si irá chico. El Mashi es solo uno más.
Jorge Emilio Lince es guayaquileño, amante de la libertad enemigo del Estado. Es estudiante universitario, miembro del Movimiento Libertario del Ecuador y coordinador de campus de Estudiantes por la Libertad Ecuador. Síguelo en @jorgelincep.