Por Joseph Hammond
EnglishGrecia no es el único destino turístico de playa que está en problemas por tener una crisis de deuda. Este verano, Puerto Rico anunció que no iba a poder pagar parte de los US$72.000 millones que adeuda. En los últimos días, la Mancomunidad reestructuró con éxito parte de la deuda, al costo de US$60 millones en concepto de honorarios pagados a varias firmas de asesoramiento financiero.
Con dos candidatos presidenciales, Hillary Clinton, exsecretaria de Estado, y el senador Marco Rubio, haciendo visitas de campaña en las últimas semanas, es un momento adecuado en Puerto Rico para analizar uno de los factores que más han contribuido a la crisis fiscal que vive la isla: el salario mínimo federal de Estados Unidos.
Ni Rubio ni Clinton estaban muy entusiasmados en discutir las consecuencias dañinas de un salario mínimo alto durante sus respectivos viajes. Sin embargo, ambos adoptaron visiones opuestas sobre la respuesta federal a los problemas de Puerto Rico y su deuda.
Clinton propone la idea de otorgarle a la isla las protecciones incluidas en el Capítulo 9 de la ley de Bancarrotas estadounidense. Rubio abordó el problema de una manera diferente.
En una editorial publicada por el diario puertorriqueño de mayor tirada, El Nuevo Día, Rubio escribió:
Igual que sus contrapartes en Washington, los políticos de esa misma tendencia ideológica en Puerto Rico —que hoy acogen a Hillary Clinton en San Juan— han aumentado impuestos y gastado excesivamente, faltándoles la valentía política y competencia para sacar a Puerto Rico de la desesperación económica.
El resultado es la actual mezcla tóxica de estancamiento económico, altos impuestos y un Gobierno desproporcionado, que ha llevado (a la isla) a una seria crisis a causa de su deuda y a un éxodo masivo de sus habitantes.
El tono de Rubio repercutió en la isla. Niesa Cruz, un abogado que habitualmente vota por el Partido Demócrata, se encontró del lado de Rubio. En declaraciones a Polizette, mientras prepara el examen que dará en algunas semanas para comenzar a ejercer en la isla, dijo:
“Él [Rubio] tiene razón en no defender la aplicación de protecciones de bancarrota para Puerto Rico. El problema es la mala administración de nuestra nación y a la gente que hemos elegido para cargos públicos. La bancarrota podría ayudarnos por los próximos cuatro años, pero tras ese período volveremos al punto de partida. Marco Rubio no esta suavizando el problema y respeto eso.”
Un factor significativo en la situación de Puerto Rico es el salario mínimo federal de $7,25 por hora. En diálogo con PanAm Post, Juan Carlos Hidalgo, analista político del Instituto Cato, destaca que el “PIB per capita de Puerto Rico representa el 60% de Mississippi, el estado más pobre del territorio continental”.
“Al igual que vimos en otros lugares, niveles elevados del salario mínimo afectan a los trabajadores poco calificados y a las minorías. Los mantienen sin instrucción y no les permiten mejorar su situación. Puerto Rico tiene una de las tasas de participación laboral más bajas de Occidente”, agrega Hidalgo.
El analista remarca que solo el 39,8% de los adultos en edad de trabajar son parte de la fuerza de trabajo, mientras que un 25% de los adultos que trabajan lo hacen en el sector público”.
“En Puerto Rico”, explica Hidalgo, “el salario mínimo es el 75% del PIB per cápita promedio. Eso es extremadamente alto, incluso más alto que en Francia o Alemania, donde el salario ronda 60% del PIB per capita promedio”.
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El salario mínimo en Puerto Rico, además, tiene más influencia en el salario medio que en ningún otro estado estadounidense.
Estos factores han dificultado a Puerto Rico equilibrar su presupuesto. También han contribuido al hecho de que los puertorriqueños busquen empleo fuera de la isla.
Hidalgo afirma que “en la última década las perspectivas económicas negativas han llevado al 10% de la población a abandonar el territorio, y mucha de esa inmigración ha tenido como destino Florida, un importante estado que fue determinante en las elecciones presidenciales más recientes”.
Como resultado de esta migración, la ciudad de Orlando, Florida, y sus comunidades aledañas tienen hoy una población más grande de puertorriqueños que San Juan o Nueva York.
Aunque tanto Clinton como Rubio han decidido ignorar el claro rol del salario mínimo federal en los problemas económicos de Puerto Rico, ambos parecen haberse dado cuenta que el camino para ganar el estado de Florida en las elecciones generales podría comenzar en San Juan.
Joseph Hammond es periodista, consultor, excorresponsal en El Cairo para Radio Free Europe. Síguelo @TheJosephH.