EnglishLa lógica del Estado, sobre todo en América Latina, ha sido siempre expansiva, es decir, la de incrementar sus competencias, funciones y presupuesto. Y nunca, bajo ninguna circunstancia, reducir su ámbito de actuación. Tal comportamiento es apenas lógico. Los funcionarios públicos son seres humanos que responden a incentivos, por lo que no veremos jamás a un ministro o a cualquier empleado estatal, salir en televisión diciendo que renuncia porque cree que su cargo es irrelevante.
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El encargado de un ministerio afirmará siempre que su departamento es absolutamente necesario para el funcionamiento del país. Continuamente se le ocurrirán nuevas tareas y formas de parecer indispensable. Nunca dirá que necesita menos empleados de los que tiene sino que, por el contrario, demandará más recursos. Pero a pesar de esto, no se le puede atribuir la culpa del hipertrofiado Estado que tenemos, sólo a los políticos; es claro que en la mayoría de los casos la gente se alegra de que cada vez haya más entidades estatales.
Si algún candidato a la presidencia, por ejemplo, propone un ministerio de la mujer, se ganará el voto de muchas que consideran que un nuevo cargo burocrático mejorará sus vidas. La gente suele creer que cualquier cargo público que parezca tener una buena intención debe ser aceptado. Entonces si a alguien, en un acto descabellado, se le ocurre que hay que crear un nuevo cargo llamado “gerente para la movilidad en bicicleta”, como efectivamente sucedió en Cali, muchos dirán que está bien en tanto que es necesario que la gente use medios alternos de transporte.
Mi respuesta a quienes apoyan y piden la creación de nuevos cargos burocráticos porque tienen una buena intención, es que no todo lo que es necesario o deseable debe que ser manejado por el Estado. También es fundamental, por ejemplo, que la gente haga un buen uso de las escaleras, aunque muchos lo desconocen, esta herramienta es bastante peligrosa. El 43% de las caídas letales en la última década, en los Estados Unidos, han tenido que ver con una escalera. Y sin embargo, aún no se nos ha ocurrido proponer un “gerente para el uso de escaleras”.
Contrario a lo que muchos creen, en la mayoría de las ocasiones crear un cargo público, en vez de solucionar el problema, termina empeorándolo. La gente suele pensar que el Estado es omnipotente y que puede solucionarlo todo mediante leyes. En Venezuela, por ejemplo, como la inflación supera el 500% se les ha ocurrido crear un Ministerio de Precios Justos. En vez de reducir la intervención estatal y permitir que los mecanismos de mercado funcionen, lo que se le ocurre a Nicolás Maduro es espantar a los pocos empresarios que quedan, imponiéndoles precios máximos que ni siquiera les permiten cubrir sus costos.
Ejemplos de cargos burocráticos sin sentido hay muchos en América Latina. Observe esta pequeña muestra de los más absurdos:
Vicepresidencia para el Desarrollo del Socialismo Territorial. Venezuela
No contentos con tener sumido en la miseria al que fue uno de los países más ricos de la región, le sacan dinero a la gente para financiar la promoción de la ideología que los empobreció.
Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo. Venezuela
Si la felicidad se logra creando un ministerio, no sé por qué no han creado el ministerio de la abundancia de alimentos y así acaban con la escasez.
Ministerio de Modernización. Argentina
La modernización es un proceso que va de la mano del ahorro y la inversión, y lo lideran los individuos haciendo uso de su función empresarial. La principal forma en la que el Estado podría ayudar al proceso de modernización sería evitando intervenir y dificultar la creación de valor, no creando un nuevo ministerio que demande más recursos.
Secretario del buen vivir. Ecuador
Si el Estado dejara de entorpecer y obstaculizar la actividad productiva de los individuos, sin duda haría más por el buen vivir que quitándoles dinero en impuestos a los ciudadanos para crear una secretaría nueva.
Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Cuba
Resulta bastante preocupante que el mismo Gobierno que hasta hace poco perseguía homosexuales, se dedique a educar a la gente sobre su sexualidad. Pero bueno, en Cuba es normal que el Gobierno interfiera en todas las esferas de la vida personal.
Gerente para la movilidad en bicicleta. Cali, Colombia
En una de las ciudades más violentas de Colombia, por supuesto se necesitaba de manera urgente un gerente para la movilidad en bicicleta.
Gerente de la noche. Cali, Colombia
No se trata de permitir que la ciudad sea más próspera y con mayor inversión para que la gente tenga una mejor calidad de vida, los niños crezcan en mejores condiciones, y así se reduzca la delincuencia. No, eso es demasiado difícil y el alcalde de Cali ha encontrado una forma más eficiente de reducir la violencia: nombrar un gerente de la noche.
Tanto el buen vivir, como la modernización o la felicidad son por supuesto objetivos deseables, sin embargo, no es posible que el Estado mediante leyes haga que las sociedades alcancen estos ideales. Los ciudadanos de Venezuela, por ejemplo, serían mucho más felices si el Gobierno en vez de estar creando nuevas dependencias cada mes, dejara de interferir en la vida de los individuos y se enfocara en garantizar el respeto por los derechos de propiedad para que el sector privado pueda resurgir y con él volver a recuperarse la economía.
Debemos entender que no todo se soluciona con la intervención del Gobierno. Maduro, cada tanto, sube mediante leyes el salario básico de los venezolanos, sin embargo, siguen en la miseria. Mientras tanto en países como Suecia en donde no hay salario mínimo, la gente vive muchísimo mejor. Y eso es porque la riqueza no se produce mediante leyes, sino gracias al trabajo de los individuos. Por lo tanto, lo mejor que un Gobierno puede hacer para aumentar la felicidad y el bienestar de su población, es interferir lo menos posible en la vida de las personas y en su capacidad para generar valor.