Hace poco se le hizo una entrevista al economista libertario Javier Milei, en la que el argentino dio sus opiniones sobre el amor y las relaciones de pareja. Difiero en algunos puntos que considero fundamentales para la causa libertaria. Al igual que Rothbard diría en su artículo titulado “¿Por qué paleo?”, creo necesario dejar claro que ser libertario no significa ser libertino y que muchos no queremos que nos asocien con ese comportamiento.
Dice el economista argentino: “cuando vos por alguna cuestión te ponés monógamo la ley de la utilidad marginal decreciente te mata”.
La utilidad marginal de un bien hace referencia al aumento en la utilidad total que nos da el hecho de consumir una unidad adicional de ese bien. Ese aumento es decreciente a medida que se consume más.
Si usted está visitando a un amigo y este le ofrece un plato de comida, esa primera porción sin duda incrementará en exceso su bienestar. Si su amigo le trae otra porción, ya su bienestar no aumentará tanto como con el primer plato, seguramente usted ha calmado un poco su hambre. Y si insisten en darle más alimentos va a llegar un punto en el que su utilidad no va aumentar más, incluso puede disminuir si usted ya se siente enfermo de tanto comer y no sabe cómo negarse a la invitación, por ejemplo.
Milei dice que cuando se tiene solo una mujer, la utilidad que esta aporta disminuye con los días y que por lo tanto hay que tener varias parejas. Creo que no es adecuado utilizar el concepto económico de esa forma, me parece un intento fallido de avalar sus preferencias desde la economía. La teoría de la utilidad marginal solo funciona cuando hablamos de bienes intercambiables, no con personas.
Y en todo caso, la idea de utilidad marginal podría aplicarse con más sentido en contra de su afirmación. Puedo yo utilizar el mismo concepto diciendo: tener muchas mujeres hace que las valores menos y que las relaciones que mantienes con ellas no valgan nada. Solo para seguirle el juego.
Incluso utilizando la analogía del plato de comida, podría decir que una segunda pareja tiene una utilidad negativa. Quita tiempo en exceso y demás recursos, me impide tener una relación seria con alguien y disfrutar de los beneficios que eso supone, etc.
Pero bueno, nada mayor hay ahí. El economista puede utilizar como quiera la idea de la utilidad marginal para explicar con humor sus preferencias, el problema sería que la gente crea que desde la economía se prueba que es mejor no ser monógamo, cuando es todo lo contrario.
Que el matrimonio como asociación libre, como es ahora, siga teniendo éxito y haya existido por tanto tiempo muestra, entre otras cosas, que en general la utilidad de estar casado es mayor que la utilidad de mantenerse soltero.
En lo que el argentino sí comete un grave error es en afirmar lo siguiente: “Como libertario que soy, no soy solamente libertario en lo económico sino también en lo cultural”, refiriéndose a que le gustan las relaciones abiertas y que el matrimonio le parece una “institución horrorosa”. ¿Como libertarios debemos ser libertinos?
De eso no se trata ser libertario. Un conservador cultural, tradicionalista y que defienda el matrimonio como institución fundamental también puede ser libertario.
No podría declararse libertario quien obligue a los demás a casarse, ser fiel y cualquier otra cosa que se le ocurra. Pero ser libertario no obliga a tener la visión de Milei. De hecho, los principales exponentes del libertarismo han sido conservadores en lo cultural, como Mises y Rothbard.
De otro lado, Milei utiliza el mismo argumento de la izquierda y que mencionaría, por ejemplo, Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado cuando dice que el matrimonio es una regulación y que él (Milei), como libertario, no quiere esas cosas. El matrimonio es una asociación libre, tan libre como cualquier intercambio de mercancías. No es algo impuesto por el Estado o un tercero, sino una asociación hecha voluntariamente.
Esa idea de que el matrimonio es una regulación y que acaba con la libertad de las personas no es más que un invento socialista para acabar con la familia. O es que ¿a quién el Estado lo ha obligado a prometer fidelidad y respeto a su pareja?
Al respecto, Mises, por ejemplo, afirmaba que la familia y la fidelidad marital eran esenciales para la civilización. «El amor libre es la solución socialista radical para los problemas sexuales», afirmó en Socialism: An Economic and Sociological Analysis.
Entonces, se puede ser libertario y libertino, pero no hay que ser libertino para ser libertario. Creer eso es un grave error. Y quienes se empeñan en decir que los libertarios deben ser proaborto, consumidores de drogas, detractores del matrimonio como institución y demás cosas relacionadas (no hablo de Milei a quien solo le he escuchado hablar del matrimonio), deberán quitarle el carné, por ejemplo, a Mises.
Para mostrar mejor el grado de conservatismo que tenía uno de los padres del libertarismo cito este párrafo tomado del paper de Tucker y Rockwell sobre el pensamiento cultural de Mises.
“En resumen, vemos que Ludwig von Mises tuvo muchas posiciones culturales centrales del moderno conservatismo tradicionalista estadounidense, todas ellas centradas en su antiigualitarismo. Es partidario de las familias tradicionales sobre el principio del patriarcado y veía el acompañamiento de la fidelidad como obligatorio. Pensaba que instituciones como la familia y la fidelidad matrimonial eran naturales, exclusivamente civilizadas y altamente deseables”.
Los libertarios que somos conservadores, somos paleolibertarios. Hace poco escribí en este mismo medio un artículo introductorio sobre la relación entre conservadurismo y libertarismo, me sorprendió encontrar cientos de ataques a mi columna afirmando lo mismo que dice Milei, que para ser libertario hay que ser liberal en lo cultural.
Cómo es que después de todo el escándalo que causaron en su momento personajes como Murray Rothbard y Lew Rockwell no solo haciendo la diferenciación entre paleos y no paleos, sino afirmando cosas como que no querían más ser asociados con los “libertarios modales”, que son lo que yo llamo izquierdistas de libre mercado, hoy el movimiento libertario ni siquiera entienda que se puede ser conservador; que como libertario, puedes ser conservador.