Colombia, históricamente, ha sido un fortín contra el socialismo. Hay quienes dicen que la sociedad colombiana es “conservadora hasta los tuétanos”. Incluso, mientras en la región los países se contagiaban de la peste llamada “socialismo del siglo XXI”, nuestro país estaba eligiendo a Álvaro Uribe Vélez y su “mano dura” contra las FARC. También en Colombia, hace poco, a pesar de toda la propaganda política, de la maquinaria y las amenazas de que las FARC se tomarían el país como antes de que Uribe llegara al poder, ganó el “No” en un plebiscito que buscaba refrendar los acuerdos Santos-FARC.
Sería un presidente ungido por Uribe, elegido por la derecha en su primer mandato y que se mantuvo en el poder mediante trampas y amenazas, el que le entregaría el poder a la izquierda. Es por eso que muchos afirmamos que Juan Manuel Santos es el peor presidente de la historia de Colombia. Paradójicamente, un ungido de Uribe, consiguió lo que ninguno de los líderes de izquierda habría podido hacer si hubiera revelado su estrategia desde el principio. Santos lo consiguió porque es un genio del engaño. A continuación presentaré los 4 “regalos” más aterradores que nos deja Santos en el 2017:
Colombia es un infierno para los empresarios
Las empresas en Colombia tienen una de las tributaciones más altas del mundo. Un empresario paga casi el 70% de sus utilidades en impuestos al Estado.
Según el Doing Business 2017 una empresa colombiana tiene que darle al Estado el 69,7% de sus utilidades, mientras que si la empresa se estableciera en Hong Kong pagaría menos del 23% de sus utilidades y si lo hiciera en Dinamarca entregaría al Estado aproximadamente el 24,2%, definitivamente un robo mucho menor. Pero la tortura no termina ahí, un empresario colombiano gastará en promedio 239 horas al año pagando impuestos, mientras que en Luxemburgo se gastaría 55 horas. Y deberá realizar en promedio 12 pagos anuales, mientras que en Hong Kong, por ejemplo, tendría que hacer solo 3 pagos.
Un país a punto de perder el grado de inversión
A finales del 2017 Standard & Poor’s bajó la calificación crediticia del país de BBB a BBB-. La calificadora afirmó que tiene preocupación respecto al programa de ajuste fiscal. El Gobierno gasta más de lo que de lo que recolecta y S&P no ve señales de que esto pueda mejorar. La calificación soberana de un país evalúa la capacidad de pago de las emisiones de deuda y recoge el análisis de indicadores macroeconómicos, políticos e institucionales. La bajada en la calificación muestra que S&P cree que el país ha empeorado en capacidad de pago.
Las consecuencias de la caída en la calificación, que el Gobierno ha ignorado sistemáticamente, son fundamentalmente dos. Primero, veremos a un mercado internacional mucho más reacio a invertir en Colombia. Lo que se esperaría es que los inversionistas intenten salir de los papeles de deuda colombiana y también podríamos ver una disminución en el precio de las acciones, porque en el contexto económico actual no es apetecible invertir en el país.
En segundo lugar, estar a punto de perder el grado de inversión hace que el acceso a crédito externo sea ahora mucho más difícil y costoso. La situación es preocupante, pero empeora si consideramos que el Gobierno da declaraciones tan ridículas como decir que “La decisión de la calificadora es una alerta de que se hizo lo correcto, pero que faltan más esfuerzos para poder ajustar ese déficit fiscal”.
En Colombia el gasto gubernamental debe reducirse y es urgente crear condiciones para que la inversión y el sector privado crezcan, pero de eso ni se habla.
FARC, primer cartel del narcotráfico en el mundo
Tener coca significa tener poder; es ilegal y por lo tanto deja una cantidad enorme de dinero. Álvaro Uribe Vélez llega a la presidencia a mediados del 2002 cuando en Colombia habían aproximadamente 102.000 hectáreas de coca. Para 2010, cuando se retira, en el país quedan 62.000 hectáreas, redujo casi a la mitad los cultivos de coca.
Juan Manuel Santos recibe un país con aproximadamente 62.000 hectáreas de coca y para el 2016 hay en Colombia 146.000. En este momento hay alrededor de 188.000 hectáreas.
Como se puede ver en la gráfica, a partir del 2012, cuando inician los diálogos con las FARC, los cultivos de coca no han dejado de aumentar. Santos olvidó el plan de Uribe y dejó de perseguir a las FARC. Mientras la cúpula de la guerrilla estaba de vacaciones en Cuba, su negocio crecía y se convertían en el primer cartel del narcotráfico a nivel mundial.
El comunismo en el poder
Para el próximo año las FARC tendrán 10 escaños en el Congreso asegurados. Con los votos que compren y la gente que presionen podrán obtener incluso más. Luego están las 16 curules de las circunscripciones especiales, que también serán para las FARC y que Santos intenta aprobar a como dé lugar, pasando por encima de las dos cámaras y de la Constitución.
Todo esto quiere decir que tenemos al primer cartel del narcotráfico a nivel mundial (con todo el poder y la plata que eso significa), metido en el Congreso y con candidato a la presidencia. Tienen jueces comprados, como el que pretende obligar al congreso a aprobar las 16 curules “para la paz”. Tienen militares y congresistas comprados. Lo tienen todo. Santos les permitió volverse el primer cartel del narcotráfico en el mundo y luego les permitió tomarse el poder sin que la mayoría de los colombianos se dieran cuenta.
Santos, el ungido de Uribe y elegido por la derecha colombiana, logró el sueño de todos los políticos de izquierda, montar al comunismo en el poder. Y lo logró gracias a su astucia para mentir, Colombia es un país fundamentalmente anticomunista, si Santos hubiera dicho abiertamente lo que iba a hacer nunca hubiera sido presidente. Los regalos que le deja a Colombia son una economía destruida y al cartel más importante del narcotráfico en el poder para instaurar el comunismo.